Francisco Alejandro Pérez Martínez Francisco Umbral 1932 - 2007 |
La tristeza
La tristeza ha venido como un buque vacío,
la tristeza ha encallado en mi pecho de piedra.
Me trae en sus bodegas toda una vida vieja,
quintales de nostalgia
y el whisky que he bebido.
La tristeza ha venido con faros apagados.
No sé de dónde viene ni por qué me visita,
yo mismo soy un puerto donde para la noche,
el mar, como noviembre, va ya de retirada.
Somos un puerto unánime,
puerto de tierra adentro,
donde llegan los meses
como veleros lánguidos.
La tristeza ha venido
y me golpea despacio
como el agua golpea
en los acantilados.
Soy un acantilado
de muertos sucesivos
y estoy aquí parado,
bajo una lluvia fina,
junto al silencio frío
del buque de la pena.
¿Cuánto dura noviembre, cuánto dura una vida,
cuánto durará un hombre que tiene ya en el pecho
ese peso dormido de los buques sin gente,
de los mares sin luna, de los mortuorios días?
La soledad
Hablo de soledad
porque estoy solo.
Soledad es un pez que nada el tiempo,
la soledad es una puerta abierta
que da a puertas abiertas
y vacías.
No es ausencia de gente el estar solo.
Es ausencia de mí entre la gente.
El que no está soy yo,
y ellos no saben,
soledad es morirse a cualquier hora
junto al museo de los medicamentos.
Soledad es un agua que no hay,
un sol que se ha dormido en los cristales,
silla que no hace juego,
un hueco en la memoria,
soledad es un hombre solitario
que se acerca a mirar las papeleras.
Hoy me he visto a mí mismo,
fastuoso de soledad, como un mendigo,
mirando una lejana papelera
y sacando un periódico del fondo,
que es el mismo que lleva en el bolsillo,
porque lo sacó ayer, y así por siempre.
El presente
El presente no es tiempo,
es lo que pasa.
En el presente se enlaguna el sol,
se quedan las muchachas sólo luz,
se paran los caballos en su vuelo
y se hacen realidad todas las cosas
que ya eran realidad, pero más pobre.
Ya no hay más que presente,
yo no tengo otra patria.
Vivir en el presente
como en una despensa,
rodeado de las cosas
que me tiran del pelo
como gatos.
Todo lo alimenticio
que nos cuelga del techo
en la cocina,
lo que cuelga del cielo,
dioses y águilas.
En el cielo es presente,
levanta la cabeza
y verás a las nubes
paradas como estatuas en el Louvre.
Presente es ahora mismo, es ahora ya.
No quisiera esta oda
durar más que el segundo del presente
y dar paso en seguida
a otro puro presente que es el mismo.
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