Cuando estaba por definirse quién sería el candidato del PRI para sucederlo en la gubernatura mexiquense, sus detractores aseguraron que su dedo infalible señalaría a algún miembro prominente del Grupo Atlacomulco, como Ernesto Nemer o Alfredo del Mazo III y que nunca se dirigiría hacia la persona del entonces presidente municipal de Ecatepec, Eruviel Ávila. Los hechos demostraron que quienes esto afirmaban estaban totalmente equivocados.
Cuando fue el candidato priísta a la presidencia de la república sus adversarios lo acusaron de ser el títere de Televisa, la plutocracia y Salinas de Gortari, de ser de ser superficial e ignorante, de ser un candidato guapo y fotogénico pero sin ideas ni propuestas. Pese a esas críticas y señalamientos, ganó la elección presidencial del domingo 1 de julio de 2012 en vista de que la mayoría relativa de los votantes le proporcionó la cantidad de votos necesaria para que le ganara por cómodo margen a sus contrincantes del PRD y PAN.
Cuando era presidente electo sus críticos seguían manteniendo que sería igual que los llamados viejos priístas y que su llegada a la presidencia representaría un retroceso para el país. De nuevo fallaron en sus predicciones y durante su segundo día en el poder, el 2 de diciembre de 2012, encabezó el acto en donde él y los presidentes nacionales del PAN, PRD y PRI suscribieron el Pacto por México que permitió que en menos de 21 meses el Congreso de la Unión aprobara un buen número de reformas históricas que no representan un retroceso y sí rompen con mucho de lo que promovió y sostuvo el llamado viejo PRI.
Le guste o no a muchos, lo acepten o no sus detractores, la realidad es que Enrique Peña Nieto ha sorprendido a los que estaban seguros que actuaría como un político que únicamente piensa en la próxima elección y no como un estadista que ante todo piensa en la próxima generación.
Sus declaraciones en Naciones Unidas, en donde aceptó que militares mexicanos participen en misiones de paz en zonas de conflicto alrededor del mundo, sorprendieron a muchos. También quedaron sorprendidos al ver que tanto el PAN como el PRI apoyan su postura.
No cabe duda, Peña Nieto es sorprendente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.