sábado, 11 de octubre de 2014

Beatriz Pagés - México llora

Jamás nadie creyó que viviría para ver a Cuauhtémoc Cárdenas agredido por quienes lo han acompañado, desde hace años, en cientos de marchas. Desde las mismas filas de la izquierda —de una izquierda ahora balcanizada—, se le injuria para tirar al ídolo y dejar el liderazgo a quien se considera salvador de la patria.
 
Resulta inevitable ver la mano de Andrés Manuel López Obrador detrás de los insultos y persecución de los que fue objeto el ingeniero Cárdenas en días pasados.
 
Más que un incidente fortuito, los hechos son una preocupante señal. Todo indica que los grupos más radicales han puesto en marcha un plan para hacer realidad los sueños de un enfermo que busca ser presidente de la república al costo que sea.
 
Esto, más las marchas, los crímenes y secuestros forman parte de un todo en donde nada es azaroso y todo parece formar parte de un rompecabezas.
 
 
 
 
 
 
 
 

Esta semana, la revista Siempre! eligió como portada la reproducción de Suave Patria del pintor Jorge González Camarena para representar lo que vive el país y sienten los mexicanos. Igual podríamos haber recurrido a La Piedad de Miguel Ángel para colocar entre sus brazos a los jóvenes muertos y desparecidos en Iguala, Guerrero.

 
Pero las lágrimas agregadas a la mujer mestiza, arquetipo de la identidad nacional, no sólo son por los hechos ocurridos en Guerrero, sino por lo que viene. Y lo que viene sólo puede explicarse a partir de un plan desestabilizador que han venido diseñando diferentes cerebros desde la pasada campaña presidencial.
 
Hoy, 9 de octubre, 24 horas después de la marcha encabezada en la capital del país por los López Obrador hace un llamado desde su cuenta de Twitter para pedir la renuncia del presidente de la república.
 
Su petición no es novedosa, sin embargo, sirve para entender que la enfermiza obsesión de López Obrador forma parte de la perversa estrategia diseñada para derrocar el gobierno, y en la que están implicados una serie de intereses, incluso, extranjeros.
 
Lo que hemos estado presenciando los mexicanos desde finales del mes de septiembre, cuando los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional decidieron tomar las calles, es una especie de guión cuyas partes se han venido cumpliendo paso a paso, y cuyo epílogo o final sería, como pretende el presidente de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), la caída del gobierno.
 
Quienes planearon el asesinato de varios jóvenes en Iguala y la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, en Ayotzinapa, buscaron con todo cálculo dañar la imagen y prestigio del gobierno federal en el exterior para impedir que las reformas recientemente aprobadas por el Congreso, especialmente la energética, se traduzcan en inversión internacional.
 
La presión que ha comenzado a ejercer Washington y la OEA para que el gobierno mexicano aclare lo más rápidamente posible lo que ha sido calificado como una de la violaciones más salvajes a los derechos humanos es prueba de la internacionalización que ha comenzado a tener el conflicto.
 
Es evidente que los inconformes con las reformas educativa y energética se han aliado. En el primer caso, están los politécnicos, pero en el segundo se antoja la pregunta: ¿quién desde el exterior puede estar apoyando a López Obrador para impedir que se concreten las inversiones que ya han sido pactadas entre el gobierno mexicano con algunas petroleras extranjeras?
 
¿Qué intereses o ambiciones se están hiriendo al asociarse con algunos consorcios energéticos y no con otros?
 
Iguala fue escogida como punta de un iceberg para mostrar al mundo lo que hay en las entrañas de México. Para dejar a la intemperie las tripas de un país corroídas por el crimen organizado y la corrupción que existe en todos los niveles de gobierno.
 
Hoy la cuestión fundamental ya no es si el gobernador de Guerrero debe renunciar o no, sino ¿qué vamos a hacer como país para ganarle la guerra al crimen, a la barbarie y a la impunidad?
 
¿Qué vamos a hacer —si es que todavía se puede hacer algo— antes de entregar la nación a quienes hoy se frotan las manos para imponer una dictadura?
 
 
 
 
 

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