Primero fue Cuauhtémoc Cárdenas el que recibió ataques y abucheos
de manifestantes en la Ciudad de México, cuando acudió a participar en la
marcha organizada por diversas organizaciones políticas y estudiantiles para
demandar la presentación de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de
Ayotzinapa.
Cárdenas -el ícono de la izquierda histórica más consistente de la
actualidad- quizá pensó -de buena fe- que su presencia en la manifestación de
los jóvenes ayudaría en algo y calmaría la irritación existente contra su
partido; el mismo que postuló a José Luis Abarca Velázquez a la alcaldía de Iguala. Pero nunca
imaginó ni calculó el estado de ánimo y la percepción de los manifestantes en torno
a su persona y al partido en que milita, y las cosas terminaron mal.Casi lo
linchan.
Cárdenas a sus 80 años, presencia obligada en las posturas de las
izquierdas, ajonjolí de todos los moles políticos, acostumbrado a las
manifestaciones, con todo y su experiencia y concentrado en la consulta
energética, no alcanzó a percibir la gravedad del momento y quizá tampoco
entendió de fondo lo que estaba pasando.Quizá no evaluó que la crisis del PRD
va más allá de sus fracturas y la lucha por la dirigencia nacional y le
explotó-al igual que al resto de los partidos-entre otros,su sistema de
reclutamiento de cuadros.
Posteriormente Andrés Manuel López Obrador, dirigente nacional del
partido Morena, también trató de deslindarse de Abarca argumentando que no
conocía al alcalde con licencia de Iguala, cuando en distintas fotografías
difundidas en las redes sociales se le mostraba juntos en eventos de la campaña
presidencial en 2012. A AMLO incluso lo ligaron con un fuerte aspirante al
gobierno estatal del gabinete del gobernador Aguirre y que fue en los hechos el
que recomendó a Abarca como candidato.
A López Obrador no lo agredieron en las calles, pero lo lincharon
en las redes.
Recientemente fue el ex dirigente nacional del PRD Jesús Zambrano
el que recibió abucheos y gritos juveniles al acudir a la Facultad de Derecho
de la UNAM. Los gritos y los insultos no se hicieron esperar contra quien
apenas el mes pasado entregó la dirección nacional del partido a Carlos
Navarrete otro de los suyos, del llamado grupo de los Chuchos.
Después se le vino el mundo encima al senador Armando Ríos Piter,
el seguro candidato del PRD al gobierno de Guerrero antes de los hechos de
Iguala. En redes sociales y medios de comunicación, con la intención de
golpearlo y desacreditarlo, se le mostró en mítines apoyando en campaña al
defenestrado alcalde con licencia; hoy preso en un penal de máxima seguridad.
Más tarde el golpeteo y las explicaciones le han tocado al recién
desempacado dirigente nacional del PRD. Navarrete arribó a la dirigencia del
partido en medio de turbulencias, y no parece tener respuestas a la crisis que
enfrenta su partido. Desde un principio ha dado bandazos: Mostró tibieza ante
la demanda de desaparición de poderes en Guerrero por parte del PAN. Titubeó
originalmente -quizá midiendo más los costos políticos que la demanda de
justicia- apoyando a su gobernador Aguirre Rivero en los peores días de la
crisis política estatal. Le falló la propuesta de la secretaria de Desarrollo
Social del gobierno estatal para sustituir a Aguirre y ante eso, tuvieron que
apoyar al secretario general de la UAG Rogelio Ortega, y no hizo mayores gestos
ante la postura de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al rechazarles la
propuesta de consulta popular sobre los tres artículos constitucionales de la
reforma energética impulsados con todo y la faramalla de las firmas por el PRD
y Morena.
El último en aparecer fue el ex dirigente Jesús Ortega Martínez,
llamando a la cordura y a denunciar el “linchamiento mediático” contra su
partido. Argumentó que, en efecto, ellos postularon al alcalde de Iguala, pero
que el PRD como organización política no respondía por sus actos... ¿Y?
Explicación no pedida...
Muchos fierros en la lumbre y demasiadas tensiones internas para
un partido que a 7 meses de la próxima elección al parecer se le vino el mundo
encima.
Primero la fractura por la irrupción de Morena en el escenario
político, con desbandada de perredistas asegurada. Después la crisis por la
renovación del liderazgo nacional y ahora el caso Guerrero y el rechazo a su
consulta popular.
Todo eso,porque en ese partido no alcanzan a entender a cabalidad
lo que sucede en México, o porque insisten en tratar de proyectar otra imagen
ante el riesgo de perder mucho en las próximas elecciones. Al PRD lo envolvió una
realidad que no vislumbró, le hizo crisis su propio sistema de reclutamiento de
cuadros, y por lo visto,no le encuentran tampoco salidas ni explicaciones.
Tanto Cárdenas como López Obrador y Zambrano -viejos lobos de mar
en materia de manifestaciones- mantuvieron la ecuanimidad y lograron salvar sus
momentos de crisis, pero las señales que mandaron esas agresiones contra ellos
no pueden ser ubicadas solo en la “conspiración” el “linchamiento”, o la
intolerancia que denuncian.
Más allá de los abucheos, hay algo de fondo y ahí es donde
los del PRD-o- no cuentan con toda la
información, o no alcanzan a entender lo que les sucede.
Hasta ahora soslayan una realidad que los ha atrapado,que los
arrincona y donde lo único que han hecho es buscar culpables externos. Lo peor
es que no hacen autocrítica y les ha dado por repartir culpas por todos lados.
No se sabe todo lo que irá a declarar Abarca, sus señalamientos,
sus compromisos, sus reuniones con los principales dirigentes, su relación con
el gobernador Aguirre y sus aportaciones familiares al partido.Ese será otro
ingrediente.
En tanto las investigaciones sobre el asunto de los 43 normalistas
de Ayotzinapa desaparecidos no concluyan a cabalidad, la suerte del partido del
Sol Azteca estará invariablemente ligada a esa crisis, por más que sus más
conspicuos militantes hablen de conjuras o linchamientos. La crisis actual con
las izquierdas y la reedición de un conflicto que después de muchos años,ahora
involucra a estudiantes, y que ha despertado a una parte del México
bronco que muchos consideraban muerto. “No está muerto,nada más duerme,cuidado
con despertarlo” dijo alguna vez en 1977 Jesús Reyes Heroles.
Como ayer y ante la crisis política y moral que los sacude en
forma recurrente, así como su carencia de herramientas para procesar lo que
está sucediendo, y ante la revoltura de acontecimientos, recurren nuevamente al
gastado expediente de trasladar las culpas y las responsabilidades al Jefe del
Estado Mexicano. Recordemos que en 1995 y en plena crisis económica de inicios
de sexenio del presidente Ernesto Zedillo, Cuauhtémoc Cárdenas promovía la
formación de un “gobierno de salvación” y exigía la renuncia del presidente de
la República que había ganado con una diferencia de 8 millones de votos.
Ahora-casi los mismos- le echan la responsabilidad al gobierno de
la República y tratan de inducir la misma tesis. ¿Quién o quiénes ganan con
eso? Nadie.
Ahora tratan de reciclar y echar a andar la nada original tesis de
“Crimen de Estado” un concepto comodino, que envuelve muchas cosas, que ahorra
explicaciones y resuelve para ellos cualquier aprieto. Una versión simplificada
de la realidad y la crisis para señalar culpables y de una vez por todas tratar
de deslindarse del problema. Según Gramsci,en el Estado cabemos todos. ¿Que más
da?
Antes, en 1968,1988 y 1994, las luchas de las izquierdas fueron
por una mayor democracia y por la
ampliación de los derechos humanos y las libertades.
La dinámica de los movimientos sociales era otra, más clara y
entendible. Ahora no. La violencia, la injerencia de los poderes facticos como
el hampa organizada y el narcotráfico en los partidos y los gobiernos, el uso
político que de ellos ha hecho la delincuencia,los hechos recurrentes de
violencia,la ruptura del tejido social, el dinero sucio y la corrupción desde
el poder, han puesto a todos los partidos,sus dirigencias y la clase política
ante dilemas difíciles de abordar por su complejidad y alcances.Vivimos el
México inédito del siglo XXI con una auténtica “caja de sorpresas” en todos los
órdenes,como alguna vez expresara Octavio Paz en referencia a las naciones
liberadas con la caída del Muro de Berlín que creían que con eso iniciaban una
era de progreso y libertades totales.
No estará fácil. Ante la burocratización partidista, las luchas
internas por el poder y las prebendas y sus pugnas tribales, las izquierdas
dejaron de abanderar a los movimientos sociales y tomaron distancia de muchos
de ellos.
Por eso su extrañeza, por eso su falta de entendimiento. Dejaron
de lado las causas sociales y le entraron a las negociaciones,la renta política
y el reparto del poder. Ya no se les ve
en la lucha campesina,tampoco en las colonias populares, en los sindicatos ni
en las universidades. Ahora se les ve más en las oficinas negociando con el
poder,en pugnas internas y en escándalos que trascienden a los medios de
comunicación.
Por eso los rechazos,las agresiones,el deslinde y la distancia de
los partidos que las organizaciones en lucha han asumido hasta ahora. Las
izquierdas no están en los temas candentes de hoy porque no han sido invitadas.
Echaron todos los huevos en la canasta de la conquista del poder,del reparto de
prebendas y de la lucha contra la
reforma energética, -un tema a debate que muy poco le interesa al pueblo- y
dejaron por fuera lo que fue su esencia y origen: La lucha social y sus
banderas históricas que les daban fuerza y presencia. Ahora y en forma tardía
quieren retomar el rumbo y volver a empezar.Por eso los abuchean.
bulmarop@gmail.com
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