Ayer Eduardo Sánchez, vocero de la Presidencia de México, negó a The Wall Street Journal
que exista alguna relación entre la “transacción privada” de la casa en
Ixtapan de la Sal y el éxito del contratista, al que Peña Nieto compró
esa casa, para ganar contratos de los gobiernos que ha encabezado el hoy
Presidente. “La relación de Peña Nieto con algunos miembros de la
familia San Román se remonta a varias décadas atrás”, afirmó Sánchez.
El
éxito de la familia San Román, por cierto, tiene número: 107 millones
de dólares en contratos del gobierno de Peña en el Edomex y 40 más de
contratos federales. La empresa, por cierto, nunca había ganado antes de
2012 un contrato federal. Todo esto según el Wall Street Journal.
La
reacción de Sánchez parece indicar que en Los Pinos aún no tienen claro
el tamaño del problema en el que están metidos. No parecen haber medido
la magnitud de la indignación, del azoro frente a lo que ha venido
sucediendo desde aquella mañana en que se conoció el lío de la Casa Blanca.
Uno,
dos, tres. De la casa de su mujer, a la casa de su secretario de
Hacienda a su casa de Ixtapan de la Sal. Cada vez el Presidente y su
vocero han dado la misma respuesta: no hay conflicto de interés, no hay
nada ilegal. Todo bien, nos dicen. Y a otra cosa. Y la otra cosa es otra
casa y otro golpe a la credibilidad del gobierno y a su habilidad para
gobernar, convencer, comunicar, implementar.
No creo que existan
demasiadas salidas hoy. Creo que el problema de la corrupción y el
conflicto de interés, la manera en que se gastan y asignan los dineros
públicos debe ser primordial en la agenda pública y solo así el gobierno
de Enrique Peña Nieto podrá caminar durante los próximos cuatro años
sin tener que esconderse o estar dando todo el tiempo explicaciones.
El
sistema anticorrupción, no esa cosa rara que nació en diciembre, debe
ser iniciativa preferente del Presidente. Y, por supuesto, una Comisión
Especial que investigue cada una de las propiedades que han llegado a
las primeras planas y otras.
Si no se toman medidas de emergencia
hoy, viviremos esperando la nueva casa, el nuevo contratista, con un
gobierno agazapado y receloso. Lejos, lejísimos, de aquel que se propuso
transformar a México el 1 de diciembre de 2012.
dudarazonable@milenio.com
Twitter: @puigcarlos
Leído en http://www.milenio.com/firmas/carlos_puig/Cuantas-casas-reaccione-gobierno_18_450135009.html
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