La libertad de creer o no, la de hacer sátira de figuras religiosas,
la de reírse de los textos sagrados, todos ridículos de carcajada, costó
prisión, terror, hoguera, tortura, sangre, muerte, para que en Francia o
en México, Australia o Polonia, las mujeres fueran libres de vestir a
su gusto, salir a la calle sin compañía, estudiar una carrera
universitaria o trabajar por un salario; los hombres pudieran dejarse
barba o rasurarla, libertad a todos para no ir a servicios religiosos,
investigar la naturaleza y no por eso acabar en el patíbulo, la hoguera,
la mazmorra.
No fue sencillo el triunfo de la libertad: las
guerras de religión incendiaron Europa. La libertad de creencia era
abominación: “No podemos igualar La Verdad con el error”. Al que
estudiaba los principios de la electricidad, del vuelo, de la química,
lo llevaba la autoridad civil ante tribunales religiosos. De allí a la
hoguera.
“Hay que continuar hasta que el Islam esté tan banalizado como el catolicismo”, declaró Stéphane Charbonnier, Char, a Le Monde. Nacido en 1967 y con aspecto de adolescente, describe El País, y militante del Partido Comunista Francés, “fue uno de los que participó en el relanzamiento de Charlie Hebdo en 1992, tras nueve años cerrado por falta de medios”.
Está
muerto, en el libre París, con otros grandes de la libertad y la
caricatura, porque a los musulmanes no les gustaban sus chistes. El
Islam es la única religión, en la actualidad, que usa la fuerza, y
defiende su uso, para imponer sus normas morales. Toda la humanidad
deberá ser convertida al Islam, por la buena o por la yijad, la amenaza,
el asesinato, para que llegue el Día del Juicio y todos entremos al
reino de Dios, con ganas o no.
Y vemos el precio de devaluar las
palabras con usos triviales: luego de llamar nazi o fascista a
cualquiera, ¿qué son estos hijos de su apestosa bajo la burka madre que
el 7 de enero ametrallaron la redacción de Charlie Hebdó y dejaron 12 muertos?
Si
se limitaran a imponer sus reglas en sus países tendríamos una crisis
de derechos humanos lejana. Pero llegan a sobrevivir a París, a Londres,
porque su religión impide la producción de riqueza en sus países de
hambre, y en casa ajena exigen respeto a sus hilarantes creencias. Los
cristianos y su trinidad, su canibalismo al comerse a Cristo, tienen ya
200 años acallados por la ley civil.
El comando yihadista que acabó con el semanario satírico Charlie Hebdó
y asesinó a su director y caricaturista, con otros 3 y personal de
oficina, estaba predicando la verdad del profeta Mahoma a quienes se
resisten a humillarse ante amenazas de muerte.
Tuve un ejemplar de otra publicación satírica, Le canard enchâiné,
que traía en portada al entonces papa Paulo VI impartiendo su bendición
desde un balcón de San Pedro mientras, detrás de él, un guardia suizo
le levanta la sotana bajo la que no trae calzones y le dirige al c… una
v…ota. El texto llamaba “la Paulette” al Papa e insistía en que, como
cardenal de Milán, monseñor Montini le había dado vuelo a la sotana con
muchachos milaneses pagados. Los católicos no pasaron del gesto
malhumorado. Los musulmanes aún no comienzan tal proceso. Y debemos
ayudarlos: Circula por la Internet un corto tomado con cámara para
infrarrojo donde vemos talibanes en Afganistán ayuntándose por turnos
una borrega. Va uno y la levanta por las patas posteriores, como
carretilla, los amigos ven, luego siguen ellos.
Al fin ratas de
mezquita, a la hora en que el almuecín grita que Alá es grande, caen
empinados con el culo al aire y ojos entornados como de seguro los
tuvieron al cogerse la borrega.
La libertad de creer comenzó feo:
la guillotina y la Revolución francesa. Ni un paso atrás. Ni sacrificios
humanos en México ni adúlteras apedreadas en Irak, mucho menos en
París. Urge parar el programa atómico iraní.
Luego de Charlie Hebdó
en París, ataca Boko Haram. Este grupo islamista devastó la semana
pasada al menos 16 localidades del noreste de Nigeria, donde quemó casas
y asesinó a decenas de personas, Reforma, 8.I. Es que se resisten a seguir La Verdad.
Novedad: No hubo barco para mí, Cal y Arena (Ensayo Personal).
www.luisgonzalezdealba.com
http://twitter.com/luisgonzalezdea
Leído en http://www.milenio.com/firmas/luis_gonzalez_de_alba_lacalle/Callate_18_444735536.html
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