Los terroristas islámicos de
ciudadanía francesa que la semana pasada mataron a 17 personas e
hirieron a otras 21 en París unieron ayer, aunque fuera por un solo día,
a la mayoría de cristianos, judíos, musulmanes, budistas, ateos y demás
ciudadanos franceses que creen en lo valores de la democracia y la
libre expresión de las ideas y rechazan todo tipo de acto, terrorista o
no, que atente contra dichos valores.
Aproximadamente 3.7
millones de hombres, mujeres y niños marcharon en diversas ciudades de
Francia para recordar a las 17 víctimas de los terroristas, manifestarse
a favor de la unidad de su país, y rechazar a quienes buscan dividir a
los franceses. En París tomaron las calles unos 1.6 millones de
personas, encabezadas por los familiares de las víctimas de quienes
aparentemente actuaron por órdenes de la organización terrorista que se
denomina Estado Islámico y su autoproclamado califa, el iraquí Abu Bakr
al-Baghdadi.
Los crímenes que cometieron los hermanos franco-argelinos Saïd y Chérif Kouachi y el franco-senegalés Amedy Coulibaly también resultaron en algo insólito: la llegada a París de casi 50 jefes de estado y de gobierno que también marcharon por las calles parisinas para repudiar los ataques terroristas de los días 7, 8 y 9 del mes en curso.
Sin que su propia seguridad pareciera importarles gran cosa se manifestaron ayer contra el terrorismo islámico los primer ministros o jefes de gobierno de Albania, Edi Rama; Alemania, Angela Merkel; Bélgica, Charles Michel; Bulgaria, Boiko Borissov; República Checa, Bohuslav Sobotka; Croacia, Zoran Milanovic; Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt; Eslovaquia, Robert Fico; Eslovenia, Miro Cerar; España, Mariano Rajoy; Finlandia, Alexander Stubb; Georgia, Irakli Garibachvili; Grecia, Antonis Samaras; Holanda, Mark Rutte; Hungría, Viktor Orban; Irlanda, Enda Kenny; Letonia, Laimdota Straujuma; Luxemburgo, Xavier Bettel; Malta, Joseph Muscat; Noruega, Erna Solberg; Polonia, Ewa Kopacz; Portugal, Pedro Passos Coelho; Rumania, Klaus Iohannis; y Suecia, Stefan Lofven;
También de Europa los presidentes o jefes de estado de Kosovo, Atifete Jahjaga; Suiza, Simonetta Sommaruga; y Ucrania, Petro Poroshenko. Rusia y Austria fueron representados por sus ministros de Asuntos Exteriores.
Por el gobierno supranacional de Europa estuvieron los presidentes de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; del Parlamento Europeo, Martin Schulz; de la Unión Europea, Donald Tusk; y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Por Israel llegaron a París el primer ministro Benjamin Netanyahu, su ministro de Asuntos Exteriores y un parlamentario.
Cabe destacar que marcharon en París los jefes de estado de varios países cuya población es mayoritariamente musulmana: El rey Abdala y la reina Rania de Jordania; los presidentes de Mali, Ibrahim Boubacar Keita; Níger, Mahamadou Issoufou; y Palestina, Mahmud Abás. También los primeros ministros de Túnez, Mehdi Jomaa, y de Turquía, Ahmet Davutoglu, y los ministros de Asuntos Exteriores de Argelia y de los Emiratos Árabes Unidos.
De países africanos en donde el islam no es la religión preponderante estuvieron los presidentes de Benín, Thomas Boni Yayi, y de Gabón, Ali Bongo.
Brillaron por su ausencia los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Rusia, Vladimir Putin. La ausencia del estadunidense parece que fue para resaltar que la lucha contra el terrorismo no sólo es de Estados Unidos sino del resto del mundo.
Lo que vimos ayer en París es inédito. Ojalá marque el principio de una verdadera unión internacional cuyo objetivo sea acotar hasta donde se pueda al terrorismo, sea el islámico o cualquier otro.
Los crímenes que cometieron los hermanos franco-argelinos Saïd y Chérif Kouachi y el franco-senegalés Amedy Coulibaly también resultaron en algo insólito: la llegada a París de casi 50 jefes de estado y de gobierno que también marcharon por las calles parisinas para repudiar los ataques terroristas de los días 7, 8 y 9 del mes en curso.
Sin que su propia seguridad pareciera importarles gran cosa se manifestaron ayer contra el terrorismo islámico los primer ministros o jefes de gobierno de Albania, Edi Rama; Alemania, Angela Merkel; Bélgica, Charles Michel; Bulgaria, Boiko Borissov; República Checa, Bohuslav Sobotka; Croacia, Zoran Milanovic; Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt; Eslovaquia, Robert Fico; Eslovenia, Miro Cerar; España, Mariano Rajoy; Finlandia, Alexander Stubb; Georgia, Irakli Garibachvili; Grecia, Antonis Samaras; Holanda, Mark Rutte; Hungría, Viktor Orban; Irlanda, Enda Kenny; Letonia, Laimdota Straujuma; Luxemburgo, Xavier Bettel; Malta, Joseph Muscat; Noruega, Erna Solberg; Polonia, Ewa Kopacz; Portugal, Pedro Passos Coelho; Rumania, Klaus Iohannis; y Suecia, Stefan Lofven;
También de Europa los presidentes o jefes de estado de Kosovo, Atifete Jahjaga; Suiza, Simonetta Sommaruga; y Ucrania, Petro Poroshenko. Rusia y Austria fueron representados por sus ministros de Asuntos Exteriores.
Por el gobierno supranacional de Europa estuvieron los presidentes de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; del Parlamento Europeo, Martin Schulz; de la Unión Europea, Donald Tusk; y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Por Israel llegaron a París el primer ministro Benjamin Netanyahu, su ministro de Asuntos Exteriores y un parlamentario.
Cabe destacar que marcharon en París los jefes de estado de varios países cuya población es mayoritariamente musulmana: El rey Abdala y la reina Rania de Jordania; los presidentes de Mali, Ibrahim Boubacar Keita; Níger, Mahamadou Issoufou; y Palestina, Mahmud Abás. También los primeros ministros de Túnez, Mehdi Jomaa, y de Turquía, Ahmet Davutoglu, y los ministros de Asuntos Exteriores de Argelia y de los Emiratos Árabes Unidos.
De países africanos en donde el islam no es la religión preponderante estuvieron los presidentes de Benín, Thomas Boni Yayi, y de Gabón, Ali Bongo.
Brillaron por su ausencia los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Rusia, Vladimir Putin. La ausencia del estadunidense parece que fue para resaltar que la lucha contra el terrorismo no sólo es de Estados Unidos sino del resto del mundo.
Lo que vimos ayer en París es inédito. Ojalá marque el principio de una verdadera unión internacional cuyo objetivo sea acotar hasta donde se pueda al terrorismo, sea el islámico o cualquier otro.
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