Cuando en el país hay una gran preocupación por la invasión del crimen organizado en la política a través de los puestos de elección popular, Martí Batres, presidente patito de Morena, sale con una de sus clásicas tonterías: que su partido no se hará responsable del currículum de sus candidatos.
El exceuísta y experredista dijo hace un par de semanas que Morena no se hará responsable de los antecedentes de sus representantes, y que esa labor le toca a la PGR; o sea, si algún malo se cuela con ellos será responsabilidad del gobierno federal.
Vaya declaración tan estúpida de Batres, por decirlo de manera suave, pues sólo demuestra que Morena no tiene una estructura partidista sólida, y que lo único que le interesa es que participe con ellos gente que le meta dinero.
Tres ejemplos, por citar solamente unos pocos de actualidad, se pueden recordar de políticos que fueron apoyados por Andrés Manuel López Obrador y que hoy son investigados por la PGR debido a su presunta relación con el crimen organizado.
Uno de ellos es el alcalde de Soledad de Graciano Sánchez, José Ricardo Gallardo, recientemente detenido bajo los cargos de lavado de dinero y delincuencia organizada; al alcalde se lo cargan a López Obrador cuando aún estaba en el PRD. Otro caso es el de José Luis Abarca, exalcalde de Iguala, preso por sus presuntos nexos con el grupo Guerreros Unidos y a quien se le responsabiliza de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Abarca fue impuesto por Lázaro Mazón, a quien El Peje le había prometido la candidatura a gobernador de Guerrero. Ambos metieron carretadas de millones a la campaña presidencial del tabasqueño en 2012. El diputado Alfonso Miranda Gallegos, coordinador de la diputación del PT en Morelos y quien tiene varios expedientes abiertos por su presunta relación con el cártel de Los Rojos, cuyo líder es uno de sus sobrinos, es hechura completita del hoy líder de Morena.
Miranda Gallegos, también exalcalde, es diputado por instrucción de López Obrador, a quien no le importaron sus antecedentes. Estos son tres ejemplos de cómo se las gasta el líder de Morena a la hora de otorgar candidaturas por dedazo, sin importar de dónde vengan los interesados, sino únicamente que aporten lana.
Por eso la declaración de Batres con respecto a que ellos no se responsabilizarán del currículum de sus candidatos, suena más a evadir cualquier responsabilidad futura, por la sencilla razón de que Morena no tiene ningún mecanismo de control interno. Pero lo peor es que los pejistas quieren darle a la PGR la macana para que los golpee, ¿pues qué pasaría si la autoridad federal señala que tal o cual candidato tiene negros antecedentes y no debe ser candidato?
Por ejemplo, si al propio Martí le encontraran antecedentes de invasor en El Ajusco o del inflado del padrón de viejitos beneficiarios de una pensión del GDF, porque cuando Batres era secretario de Desarrollo Social reportaba casi 900 mil beneficiarios cuando en realidad eran menos de la mitad. Como se negó a explicar dónde quedaba el dinero mensual de más de 400 mil pensionados fantasma, Marcelo Ebrard lo corrió. O el mismo Peje que en ocho años no ha podido explicar cómo es que tanto él como sus hijos y esposa viven como reyes sin trabajar. ¿Si la PGR dice que no son aptos quedarán fuera?
Mejor que no le busquen porque en una de esas se suspenden las elecciones por falta de candidatos probos.
CENTAVITOS... El que dicen que anda chillando por pobretón es precisamente Marcelo Ebrard, quien se vio obligado a abandonar la casa de la calle Alfonso Reyes donde tantos años operó, según él por falta de dinero para la renta. Que nunca le alcanzó para comprarla y que ahora ni siquiera para el alquiler, por lo que tendrá que conformarse con gorrearle un pisito a su compadre en el edificio de Nativitas. Pobre Marcelito, habrá que hacer una vaquita para ayudarle porque ni siquiera un lápiz se llevó del GDF.
Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2015/01/12/1002138
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