viernes, 22 de mayo de 2015

¿Jugamos a la muerte, al secuestro, a la impunidad, a las desapariciones? Isabel Arvide.

México, 20 de mayo.- Todo comienza en la impunidad.En ese mensaje, comunicado magistralmente por todos, de que se puede secuestrar, desaparecer, matar y no sucede nada. No hay una respuesta por parte de la autoridad, no hay castigo.

Por eso, porque han crecido sabiendo que lo que paga es el crimen, un grupo de adolescentes mataron a un niño de seis años, después de torturarlo, “jugando al secuestro” en Chihuahua.

Esto, horror si los hay, debería estremecer a la sociedad tanto como la desaparición en Chilapa, Guerrero, de al menos 16 personas.

El principio que da origen, que cobija esto, es el mismo: la falta de respuesta del Gobierno federal, de las instituciones de justicia. Un sistema corrupto que no persigue con eficiencia al delito, que no castiga a los secuestradores.









Pese a la campaña oficial, al nombramiento de un súperfiscal para el tema, en abril subió más de 7 por ciento el índice de secuestros. Es obvio que no se está investigando, persiguiendo, castigando penalmente a los criminales, que sigue existiendo impunidad para estos criminales.

En Guerrero se puso la seguridad del Estado en manos de un gobernador inepto, cuya esposa se fotografía en la cárcel con una delincuente debidamente juzgada, exactamente por secuestro. Este personaje, que ha demostrado una total nulidad, no ha cambiado nada en una entidad permeada y deshecha por la criminalidad consentida.

Precisamente este gobernador, Rogelio Ortega, fue el que recibió a los acusados de secuestrar a los “desaparecidos”, para intentar “negociar”… no que devuelvan a las personas, sino que se retirasen de esa población que tenían bajo su jurisdicción.

Estos iban, dicen los familiares de los “secuestrados” vestidos como “guardias rurales”, armados, y gozan de impunidad por parte del Gobierno estatal.

El presidente municipal de Chilapa únicamente ha podido pedir “ayuda” al Gobierno federal, no cuenta con policías ni con forma alguna para enfrentar la fuerza de éstos.

¿Qué sucede en Chilapa, donde hace poco mataron a un candidato? Lo mismo que venía sucediendo en Iguala sin que autoridades estatales y federales hicieran algo. Es decir, no ha cambiado nada en estos meses pese a la fuerte presencia federal.

¿Qué sucede en Chihuahua donde torturaron a un niño jugando al “secuestro”? Que va ganando la impunidad. Y, sobre todo, el mensaje de que es moral, aconsejable, lícito dedicarse a actividades criminales.

Los familiares del niño victimado exigen a la autoridad que los responsables sean castigados, ya que dos de ellos son imputables por su edad y los otros tres encaran penas ridículas.

Por su parte, los familiares de los desaparecidos en Chilapa, la mayoría jóvenes, exigen a las autoridades que investiguen, que encuentren a las víctimas, que la Ley impere.

Permitir que se la impunidad lo que impere es tanto como darse por vencido y entregar al país, a todo el país, a manos criminales.

En Chihuahua hay un gobernador con capacidades muy superiores a las de Ortega, César Duarte, un político profesional que compuesto en gran medida el miasma que encontró. Sin embargo, no es suficiente. Hay un problema social y de falta de autoridad moral del Estado, en todos sus ámbitos.

Se necesita cambiar la educación, se necesita que la sociedad entera entienda de qué lado está lo correcto, qué significa la Ley y por qué debe respetarse. Se necesita una reestructuración brutal del Estado Mexicano para poder cambiar la impunidad que cobija a secuestradores y criminales. Se necesita cambiar la prioridad hacía el ciudadano que es víctima de realidades que escapan a su comprensión.

Se necesita, sobre todo, la voluntad política de poner un alto a de-sapariciones, secuestros y asesinatos. Lo hecho hasta ahora no basta.

Y si esto no sucede pronto, terminaremos todos por ser víctimas.

Isabel Arvide

@isabelarvide



Leido en: http://www.estadomayor.mx/53911


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