viernes, 22 de mayo de 2015

Rafael Loret de Mola - Dinero de Washington

Dos de los grandes y oscuros negocios de los “padrinos” de los Estados Unidos, al más puro estilo de la novela de Mario Puzzo inmortalizada por Coppola en el cine, tiene sus orígenes en la ensangrentada República Mexicana: El narcotráfico operado para mantener el equilibrio en los precios a la orden de entrar al mercado del norte; y el tráfico de seres humanos provenientes de Centroamérica y sumados, muchas veces, a los mexicanos desesperados. No lo decimos nosotros sino que la información, concisa y clara, fue publicada de origen en The Washington Post, el diario que se dio el lujo de “tirar” a un presidente, Richard M. Nixon, al descubrir la sinuosa trama de espionaje de Watergate.










Desde hace tiempo hemos señalado como culpables del imperio de los capos a las agencias norteamericanas, entre ellas la CIA, la DEA y la NSA, como las reguladoras de las “exportaciones” de estupefacientes hacia el mayor mercado del mundo. Lo hacen desviando los tráileres cargados de diversas drogas hacia determinadas aduanas y en horarios específicos lo que explica que no todos los agentes están en el círculo vicioso pero sí la mayor parte. De esta sencilla manera, los cargamentos llegan a las autopistas de los Estados Unidos sin el menor problema y se deslizan por ellas hasta lograr una eficaz distribución de sus mercancías non santas sin ser jamás aprehendidos; eso se deja para México con todo y una sostenida “guerra” entre mafias financiada, claro, por los grandes consorcios estadounidenses. Por eso al Gobierno de México no le interesa desmilitarizar la conflictiva porque sería tanto como despojarse de la mayor propaganda que recibe sea por decomisos establecidos –para regular precios- o por operativos en los que caen algunos capos cuyas entregas están concertadas como la de “El Chapo” Guzmán y Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, sin que por ello se desmantele a sus respectivos cárteles; más bien los nuevos cabecillos se especializan en traiciones... digamos, en el caso del sinaloense, sus lugartenientes Juan José Esparragoza “El Azul” e Ismael “El Mayo” Zambada quienes no brindaron el menor apoyo al célebre Guzmán Loera en la hora de su captura el 22 de febrero de 2014, con bombo y platillos. Desde entonces, nadie molesta a la “Confederación de Sinaloa” y el capturado, desde la prisión de Almoloya se supone, se queja de la comida para los cautivos para simular que es tratado como cualquier otro reo mientras disfruta del encierro como una especie de vacaciones.

Tal que podría parecer ficción se ha ido corroborando al paso de los meses. ¿Tiene sentido que el criminal más buscado desde la muerte de Osama bin Laden, es decir “El Chapo”, haya sido obligado a huir por las cloacas de Culiacán, la capital de Sinaloa, hasta refugiarse en un hotelillo vacacional en Mazatlán sin más custodio que un ujier soñoliento situado en el recibidor? Si esto es serio entonces que nos metan a los seres pensantes a la cárcel para no estorbar la manipulación hacia el colectivo con escasa información real.

Pues bien, igualmente trascendió que “con dinero de Washington” –una forma de generalizar sin comprometerse a menos que alguien pretenda la existencia bicentenaria de George, el fundador de la nación anglosajona-, de acuerdo a la versión del Post, se financia a los cuatreros y tratantes de seres humanos que, con frecuencia cotidiana, cuya misión es evitar la llegada de los centroamericanos quienes intentan cruzar el país en el ferrocarril bautizado como “La Bestia” –el mismo calificativo con el que se ubica al automóvil del presidente estadounidense-, y son sorprendidos por las mafias para ser esclavizados. El origen de las “desapariciones forzosas” y, por ende, de las “fosas clandestinas” –las primeras de ellas encontradas en Tamaulipas-, están situado en el inhumano proceder contra los migrantes que, por supuesto, nunca llegan a la ansiada frontera del falso oasis. No sé si sería peor para ellos la vida bajo el peso de la clandestinidad en la Unión Americana, perseguidos y acosados al gusto de los agentes broncos de allá, o la esclavitud a la que los someten los mafiosas excavando minas o sirviendo de “mulas” para transportar drogas hasta dentro del cuerpo en una de las realidades más obscenas que perviven en el mundo actual.

Jamás la humanidad atestiguó tal conjunto de barbarie sin límites y de cinismo elevado a la quinta potencia. Sobre todo porque la estrategia, en un principio sólo destinada a atajar a los infelices que literalmente se mueren de hambre en sus países o son víctimas de la explotación sexual, sin importar el género, en el linde con el Suchiate, se extendió hacia otras regiones de la República y acaso llegó a Guerrero, Michoacán y Oaxaca, también al norte del país, para convertir a los reprimidos en carnes de cañón y someterlos, hasta la muerte, a los trabajos más denigrantes, infrahumanos, allá en donde ni los pobres mineros maltratados se atreven a incursionar. Mueren pronto y son enterrados como animales aunque decir esto pueda alborotar a los defensores de los cuadrúpedos quienes insisten en que éstos tienen tanto o más derechos que los seres racionales. ¿No es ésta una idea para someter igualmente el pensamiento de los cursis, los débiles y los patanes apegados a sus mascotas más que a sus amigos a quienes, en el fondo, desprecian y fustigan?

Hasta hace muy poco tales eran secretos muy bien guardados. Ahora están bajo la mira porque los periódicos estadounidenses han reaccionado aunque planteen el asunto dentro de cuestiones menores a los desafíos bélicos permanentes de la gran potencia universal que siempre debe estar activa, para elevar su industria armamentista, buscando pleitos para ganar petróleo, sobre todo, pero también oro y riquezas. ¿O acaso ustedes saben si las joyas y palacios de Saddam Hussein, o de Muamar el Kadafi, reprimidos a mansalva bajo el argumento –cierto- de que eran unos tiranos, han dado lugar a museos o exposiciones? Nada de eso. Los marines y demás fuerzas invasoras los mostraron y se los quedaron con el mayor cinismo imaginable, así como torturan y humillan a los talibanes capturados y retenidos en Guantánamo, Cuba, extendiendo la humillación y la provocación hacia la ahora bien vista nación cubana. La burla no tiene parangón en la historia.

Falta descubrir si el dinero para promover a los gavilleros de los rieles sale o no de los cuartos de mando de la Casa Blanca o del Pentágono, sin la lupa del Capitolio o con la mirada perdida de los congresistas quienes prefieren olvidarse y ser ajenos a tales controversias. Me temo que no poco del caudal de la indignidad pase por el Departamento del Tesoro con la anuencia del presidente Obama, la esperanza falsa que no pudo superar el racismo aunque nunca intentara pintar de negro la Casa Blanca de la avenida Pensilvania; se comporta todavía hoy como un hombre de color al que la pigmentación exterior no es igual a la del alma.

Ahora que conocemos el origen del mal, el de los migrantes acosados que dieron paso a extender la represión por doquier con métodos similares –por eso no callan los padres de los cuarenta y tres normalistas de Ayotzinapa ni los miles más, expandidos por toda la República, que presienten, porque saben de estas atrocidades, la posibilidad de que los suyos sean esclavos con vidas y no cadáveres en fosas clandestinas... todavía-, y las consiguientes protestas sociales de una nación indignada, indispuesta, cansada de las manipulaciones aberrantes.

¡Y todavía quieren que votemos el ya próximo 7 de junio arrastrando toda esta cauda de inmundicias! ¿Creen, de verdad, que hay garantías de respeto a la voluntad popular o sólo se dejan guiar por rumores y temores acerca de la “obligación” de sufragar aunque ningún mexicano haya sido castigado por no hacerlo a través de todos los comicios celebrados desde la erección de México como nación soberana? Ya va siendo hora de pensar.

Por el momento, vamos ganando espacios y descubriendo a quienes les interesa mantener a México en el caos para sacar raja del estado fallido. Ya resulta demasiado obvio; faltan, eso sí, los nombres aunque puedo adelantarles uno:

Germán Larrea Mota-Velasco cuya fortuna huele a muerte y acaba de ser, por primera vez, derrotado en un tribunal... el de Andalucía, porque los jueces mexicanos meten las cabezas en los hoyos de la ignominia.



Web: http://www.trinchera.mx

E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com



Leído en  http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/dinero-de-washington-1432273388



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.