viernes, 23 de diciembre de 2011

Ezra Shabot- Prioridades de la izquierda


 La consolidación de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador presenta
aspectos positivos y negativos para la estrategia de una izquierda que requiere
crecer significativamente, y superar así la debacle de la elección del 2009. De
hecho, una de las debilidades de la izquierda en este proceso es la falta de
recursos para costear campañas para presidente, jefe de gobierno, diputados y
senadores, independientemente de las estatales que concurren en la misma fecha.
La pérdida significativa de escaños en 2009 redujo sustancialmente el
presupuesto de un bloque partidario que llegó a tener una inmensa cantidad de
dinero por el éxito en 2006.

Las derrotas electorales en las gubernaturas del PRD redujeron aun más los
márgenes de movilización política, así como el flujo de recursos a las campañas.
Los gobernadores aliancistas durante el periodo de elecciones federales se
manejan en estrategias menos partidistas y más vinculadas con los ofrecimientos
de posibles candidatos ganadores. Así, la izquierda tiene escasas posibilidades
de financiar adecuadamente todas las campañas, por lo que se verá obligado a
definir prioridades sobre dónde invierte dinero y dónde no.

Las únicas fuentes reales de recursos son: las aportaciones del IFE según el
peso electoral de cada partido, y la gran gallina de huevos de oro: el gobierno
de la ciudad de México. Y es aquí donde la disputa por el oro comienza a partir
de la lucha por determinar la importancia de cada objetivo. En la lógica de
cualquier partido político ganar la Presidencia debería ser su principal
aspiración. Sin embargo, cuando el dinero no alcanza para todo y hay que
garantizar el único espacio de poder real que se tiene, la discusión sobre las
prioridades se convierte en asunto de difícil negociación.

Y es que para Marcelo Ebrard y muchos de sus aliados, el control de la capital
es fundamental para seguir operando a partir del 2012. La perspectiva de un
triunfo de AMLO se ve hoy muy lejana, sin ninguna relación con la expectativa de
victoria en 2006. Es aquí cuando Marcelo se convierte en el factor que define
prioridades, y para él garantizar el triunfo de la izquierda en la capital es
mucho más importante que arriesgar recursos para la campaña de alguien quien no
sólo lo ignoró durante su gestión, sino que de hecho se convirtió en su
adversario interno una y otra vez.

Quizá si las encuestas pusieran a Andrés Manuel en la pelea, y la ciudad de
México no corriera el riesgo de ser ganada por el PRI y Beatriz Paredes, la
generosidad de Ebrard pudiese expresarse como parte de una apuesta triunfadora
en toda la línea. Sin embargo, hoy los riesgos de perder la capital frente a
Paredes son reales, y AMLO no se acerca en las encuestas a Peña Nieto pese a los
tropiezos de éste. De ahí lo delicado de la designación del candidato de
izquierda al GDF. Se requiere de una figura fuerte, capaz de ganar y gobernar la
ciudad, y un blindaje de mucho dinero para contener con lo que amenaza ser la
ola tricolor.

Para el PRD perder la ciudad de México significaría el retorno a la marginalidad
política, en la medida en que carecen de otra posición equivalente en el país.
Por eso Ebrard se negó a renunciar en busca de una senaduría; eso hubiese
implicado ceder el gobierno a las huestes lopezobradoristas, y con ello la
designación del candidato a jefe de gobierno. Buscar un candidato ganador y usar
todo recurso disponible para garantizar su triunfo en el DF es la prioridad
perredista. El dinero para AMLO tendrá que venir de otra parte.

Leído en http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2011/12/56251.php

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