viernes, 23 de diciembre de 2011

Manuel Ajenjo - El pastel de Cordero




El domingo pasado comenzó la primera temporada de lluvia de spots políticos. En éstos podrán aparecer los tres precandidatos presidenciales del PAN, pero no Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.

Por cierto, escuché un anuncio de Josefina Vázquez Mota en el que al final la voz de un locutor avisa -cito de memoria-: “Mensaje exclusivo para panistas”.

¡En la madre! -me dije- yo no soy panista, ¿por escucharlo habré violado el Código de Instituciones y Procedimientos Electorales? Luego, ya más tranquilo, caí en cuenta que en dado caso el que está violando dicho código es el emisor del mensaje, no el receptor. La voz del locutor debe escucharse al inicio y advertir: “A continuación, un mensaje para los panistas”. Así los que no somos adherentes de Acción Nacional podremos taparnos los oídos.

Como dato adicional, les informo que esta primera temporada pluvial constará de 11 millones 869,200 spots y terminará el 15 de febrero.

La temporada de tormentas, es decir, la de spots donde los tres candidatos elegidos abrumarán a la sociedad, a través de la radio y la televisión, para hacernos saber sus múltiples encantos e inigualables y geniales propuestas -de dudosa realización-, dará inicio el 15 de marzo para culminar el 28 de junio, tres días antes de la jornada electoral. Este huracán de anuncios publicitarios lo constituirán 17 millones 210,304 mensajes.

Para llegar a las cifras que indico, pensé en un número que no diré pero que corresponde a los años que Sergio García Ramírez, uno de los últimos tres consejeros del IFE designado, lleva sin ver a sus hijos y darles pensión alimenticia, según manifestó su exesposa, María Gómez Rivera, a Carmen Aristegui.

El número lo multipliqué por tres; al resultado le sumé 14; a la cantidad obtenida le sumé el número que pensé (ahora sí lo diré: fue el 16). A la suma conseguida le resté dos. El resultado lo dividí entre cuatro; a la cantidad resultante le sustraje tres. El resultado fue el número que pensé. A esta cifra le agregué los dos últimos dígitos del año del siglo pasado en que se celebraron los Juegos Olímpicos en México. El resultado fue 84. Cantidad que corresponde al número de spots diarios que la ley obliga a transmitir a cada una de las estaciones de radio y televisión que existen en el país. Si consideramos que éstas hacen un total de 2,355, sólo hay que multiplicar 84 por 2,355 para obtener la cantidad de anuncios diarios: 197,820. Lo demás es fácil: el guarismo 197,820 se multiplica por 60 para despejar la incógnita de la cuantía de anuncios que corresponde al primer periodo de lluvias y éste se multiplica por 87 para saber el total correspondiente a la temporada de tormentas.

Si tomé la ruta del número que pensé lo hice para, de pasada, comentar la entrevista que escuché en la emisión noticiosa que conduce la precitada Carmen y que suscitó numerosos y polémicos comentarios en las redes sociales. No me siento con autoridad para dictaminar si el balconeo del, presunto, mal comportamiento familiar del doctor García Ramírez según lo explicó su exesposa, sea materia noticiosa. Simplemente lo consigno.

Al hacerlo, aclaro que los 16 años que menciono son producto de mi deducción. En la precitada entrevista la señora Gómez refirió que los hechos -tampoco precisó si el doctor abandonó el hogar o ella lo corrió de la casa- sucedieron a mediados de los 90.

Por lo demás, como un regalo de temporada, le ofrezco al lector un bonito acertijo con base en números que éste podrá poner en práctica durante los festejos de fin de año.

Reitero que no tengo una opinión propia sobre si el hecho de airear conflictos familiares de los hombres públicos sea o no encomiable desde el ángulo periodístico. Lo que sí puedo decir es que al enterarme de los problemas de la familia García Ramírez-Gómez Rivera no pude sustraerme de pensar en los 25 años que este textoservidor lleva, puntualmente, dándole pensión alimenticia a su exesposa. Compromiso establecido en el convenio de divorcio, así como proporcionar una cantidad un poco mayor para sus hijos mientras éstos fueran estudiantes. (El último en dejar de estudiar lo hizo el semestre pasado a los 37 años de edad -cursó un Diplomado de Macramé).

Rockstar

Posicionamiento, en términos de marketing, es la manera de ubicar un producto, un servicio, una institución o un individuo en la mente de su mercado potencial. En el caso del marketing político, el posicionamiento abarca partidos y personas. Una marca -un candidato o un partido- posicionada es aquella que ocupa un nicho en la mente del mercado.

En búsqueda de un posicionamiento entre los sectores del electorado, Cordero trató de impactar a los usuarios de las redes sociales. En su cuenta de Twitter se autodenominó “el rockstar del año” y posteó la imagen de una revista en la que se ve a una modelo, que lleva puestos guantes de boxeo, uno color azul con su fotografía y otro rojo con la de Peña Nieto. La alegoría sugiere el reiterado reto que el blanquiazul ha hecho al precandidato del PRI. Reto al que el mexiquense, a través de Luis Videgaray, respondió que para llevarlo a cabo, primero Ernesto tiene que ser ungido candidato. Dicho a la manera de Manlio Fabio Beltrones: “Primero la candidatura y luego la confrontación”.

Existe un método de posicionamiento al que los teóricos de este concepto, Al Ries y Jack Trout, denominan: Reposicionar a la competencia. Así lo definen: “Para introducir una nueva idea o producto -en este caso, un político- en la mente del consumidor -en este caso, el electorado- primero hay que desplazar la idea o producto existente”. Ponen como ejemplo el caso de Tylenol, que se posicionó en el mercado reposicionando a la Aspirina: “Para los millones que no pueden tomar Aspirina -decían sus anuncios-. Si su estómago fácilmente sufre trastornos o tiene úlcera, le conviene preguntar a su doctor si puede tomar Aspirina, porque irrita la mucosa gástrica, desencadena reacciones asmáticas y causa pequeñas hemorragias intestinales. Por fortuna, aquí está Tylenol”.

Posicionarse reposicionando a la marca líder fue un éxito. Para ello, la farmacéutica invertía más de las dos terceras partes del tiempo de sus anuncios en hablar de la competencia.

Tengo la impresión que eso intenta Cordero; aprovecha cualquier ocasión para posicionarse con la mención de Peña Nieto y su partido. A esta estrategia corresponde la idea de regalarle al señor de la casa donde La Gaviota es la señora un pastel con las velitas del décimo séptimo aniversario del error de diciembre. Al recordarlo: “Este pastel se lo voy a enviar a Enrique Peña Nieto para que no se olvide que cuando su partido gobernaba se cometieron errores en la conducción de la economía de México”, se lo dice a Peña pero en realidad trata de reposicionar al PRI como un partido capaz de desencadenar reacciones asmáticas y úlcera gástrica. Afortunadamente, concluye: “Aquí está el PAN y yo, su candidato”.

Obviamente con lo del pastel, el panista quiere recordarnos a los que pertenecemos al sector poblacional de mayor edad los errores del PRI de antaño, que es el de siempre.

¿Logrará Ernesto posicionarse reposicionando a la competencia? Está difícil. Cordero no es Tylenol ni el PRI la Aspirina.

Oí por ahí

No resisto poner aquí un chiste, provocado por los dislates culturales de Peña Nieto, que circula por Internet.

Señor Peña Nieto -le pregunta un reportero- ¿qué opina de la primera Presidenta que tuvo Chile? Yo siempre he respetado -responde- las preferencias sexuales. Si decidió cambiar de género, pues muy su gusto.

Leído enhttp://eleconomista.com.mx/columnas/columna-especial-politica/2011/12/21/pastel-cordero.

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