Alejandro Páez Varela |
Siento que el debate presidencial no ayudará a tomar una decisión. Que el proceso electoral seguirá en el carril que lleva: con Peña Nieto en caída, con AMLO el ascenso y con Josefina desmoronándose a diario.
Peña Nieto en caída. Mmmh. Sí, eso dicen las encuestas. ¿Pero menos de 20 días serán suficientes para que esa tendencia le haga perder una elección que el PRI saborea desde hace meses?
López Obrador en ascenso. Mmmh. ¿Ganará los suficientes votos en menos de 20 días como para obtener la presidencia de México?
Yo creo que todavía falta un estirón mayor del candidato de las izquierdas si quiere garantizar su triunfo. Mayúsculo. Pero creo que AMLO deberá hacer algo especular. Y lo realmente espectacular es que la elección no dependa sólo de él; que suelte, que se multiplique, que recurra a todos los que integran su equipo cercano y más: a los que no están tan cerca.
Me refiero a gente como Miguel Ángel Mancera, Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Cuauhtémoc Cárdenas y otros que en teoría son izquierda, o van en el mismo paquete, y que podrían ayudarle más, mucho más: está bien que el ala “progresista” haya asegurado el Gobierno del Distrito Federal; pero ahora debe comprometerse con López Obrador y salir más fuerte. Que De la Fuente ofrezca conferencias de prensa, o Cárdenas, o Ebrard en sus tiempos libres; que Mancera defienda a AMLO y hable de él más, sin timidez, que nada pierde a estas alturas.
Siento que el tiempo se acaba y posiblemente no sea suficiente para que llegue un proyecto distinto al que nos gobierna, de derechas, sordo, mudo, insensible y corrupto; o ese otro que propone Enrique Peña Nieto: la misma gata purulenta –con respeto a los gatos, que son pocamadre–, pero revolcada.
Mi previsión es que si no gana López Obrador, de todas maneras habrá ganado. Ese consuelo le puede quedar a la izquierda: que hizo lo que pudo, hasta donde pudo, y logró revertir el carro completo con el que amenazaba el PRI. Y es López Obrador gracias a los universitarios, a ese tardío despertar de las redes sociales y los jóvenes.
O aprietan, o gana López Obrador… a medias. Es un triunfo, como quiera. Entre él y con lo que quede de Josefina (porque ha perdido muchos puntos) harán que Peña Nieto no se quede con ambas Cámaras. Eso es ganancia.
Mi gran temor ha sido siempre –lo dije antes y lo digo ahora– que llegue el PRI. No le creo al PRI. No creo en su supuesta renovación. Corromperá todo, volverán las presiones a los periodistas o los cañonazos de dinero para los incondicionales. No creo que traiga consigo la represión porque se desmorona el país –ojalá no me equivoque–, pero sí las componendas, los acuerdos bajo la mesa, la corrupción y la desesperanza. Y de eso ya tuvimos mucho: ya tuvimos, por ejemplo, 12 años de PAN.
El triunfo de López Obrador será aún si pierde la presidencia, dije. Remato: pero si quieren que la gane, necesitan ayudarlo. Todos los que se han comprometido con la izquierda. Deben salir este mismo lunes a dar un mensaje de unidad y de fortaleza.
Si no es así, pues ya será a la otra.
En un sexenio más, quizás, quién sabe; tengo 44: para cuando cumpla –¡Dios bendito, qué rápido se va la vida!– justos 50 años.
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