sábado, 21 de julio de 2012

Ana María Salazar - Es cuestión de inteligencia

Ana María Salazar
En un reportaje publicado en El Universal esta semana, se informó que la Secretaría de la Defensa (Sedena) había comprado un equipo de espionaje e inteligencia por 5 mil millones de pesos. Entre las capacidades que proporcionan estos aparatos incluye la intervención de celulares, extracción de casi toda la información que contiene un celular como contactos, correos, mensajes instantáneos, además de convertir cualquier celular en un aparato de espionaje activando el micrófono. Inmediatamente surgieron comentarios y expresiones de preocupación cuestionando la necesidad de que Sedena tenga este tipo de aparatos y si se justifica el costo. Algunos analistas tildaron de inconstitucional que las Fuerzas Armadas hagan estas funciones de inteligencia.

Si es inconstitucional que las Fuerzas Armadas de este País ejerzan tareas de inteligencia y espionaje, entonces simple y llanamente habría que desmantelar al Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea y mandar a todos los soldados, pilotos y marinos a su casa. Es importante subrayar este comentario porque no hay ningún Ejército o Armada del mundo que pueda ejercer sus funciones sin tener acceso a información que le proporciona el espionaje e la inteligencia.

Esta nota periodística no debería de abrir un debate si las Fuerzas Armadas pueden o no ejercer funciones de inteligencia y espionaje, sino debería de debatirse qué espían, qué información obtienen y con qué objetivo. Además debería de replantearse si los parámetros jurídicos sobre las funciones de inteligencia en este País, está correctamente planteado ante la realidad que vive México, si hay claridad sobre quién ejerce qué funciones y sobre todo, si existen los pesos y contrapesos para asegurar que los aparatos de inteligencia no abusen de sus facultades.

Parecería que más que discutir este tema, se busca el status quo, a sabiendas que probablemente varias instituciones de seguridad nacional estarían violando la ley, por tratar de cumplir objetivos básicos de su institución.

Sun Tzu, autor del Arte de la Guerra, escribió hace mas de 2500 años: “Una gran operación militar significa un gran esfuerzo pare el país, y la guerra puede durar muchos años para obtener una victoria de una día. Así pues, dejar de conocer la situación de los adversarios por resistencia a aprobar gastos para asuntos de espionaje es extremadamente inhumano, y no es típico de un verdadero jefe militar, de un consejero de gobierno ni de un líder victorioso. Por tanto, lo que posibilita a un gobierno inteligente y a un mando militar sensato vencer a los demás y lograr triunfos extraordinarios es la información previa”.

Sun Tzu, reconocido general chino que vivió en el siglo V a.C. y que escribió sus reflexiones sobre la guerra en trece capítulos, uno de los cuales está dedicado al tema del espionaje, los cuales conforman el corpus de su obra, “El Arte de la Guerra”. Se trata de una serie de máximas y principios basados en las enseñanzas del I Ching y del Dao de Ying. El maestro Sun Tzu aplicó en forma excepcional estas doctrinas éticas a la realidad de la guerra, convirtiéndola en una disciplina humana, no en un producto del azar y de las circunstancias históricas. En la actualidad, la filosofía de Sun Tzu rebasa los límites militares e incluso hay varias obras que incorporan las enseñanzas del Arte de la Guerra a los negocios, los deportes, la diplomacia y la vida personal; su importancia no radica en su explicación de la dirección del combate, de las estrategias ofensivas, de las disposiciones del ejército, del terreno y el clima, de las maniobras y las marchas, del ataque y los espías, sino en la superioridad moral que un líder debe poseer y saber transmitir durante los tiempos de crisis. Es en este último aspecto que El arte de la guerra se vuelve un libro útil en cualquier circunstancia, ya que transforma la idea de la guerra como una realidad sangrienta en una metáfora de la lucha diaria por la vida. A pesar de que esta sabiduría china tiene más de dos mil quinientos años, sus enseñanzas siguen vigentes y nos indican que las guerras, ya sean de antaño o de ayer, tienen similitudes y tendencias milenarias. Tal vez cuando comprendamos la esencia de las guerras, tendremos mejor capacidad para prevenirla.

Una última reflexión. Sun Tzu señala que “para ganar una guerra lo primero que tienes que hacer es conocer a tu enemigo, conocer sus debilidades, sus fortalezas, pero no basta eso, tienes que conocerte a ti mismo”. Si las instituciones o no tienen la capacidad de conocer sus fortalezas y debilidades, cualquier estrategia de inteligencia o contrainteligencia tendrá poca utilidad.

Ana María Salazar es analista política.

Twitter: @Amsalazar

En Internet: www.anamariasalazar.com

Facebook: anamariasalazarslack


Leído en: http://www.elimparcial.com/Columnas/VerColumna.aspx?NumNota=991334

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