jueves, 9 de agosto de 2012

Alejandro Martí - Eureka, encontramos la fórmula

Alejandro Martí

El pasado jueves 1 de agosto, dentro del Consejo Nacional de Seguridad en el que tuve la oportunidad de participar, compartí la buena noticia de que hemos logrado ser parte y atestiguar una fórmula que permite -en términos reales, con resultados visibles y cuantificables- mejorar las condiciones de seguridad y justicia: las Mesas de Seguridad y Justicia.
¿Y qué son?
Las Mesas de Seguridad y Justicia son  grupos de ciudadanos líderes de su comunidad, ciudad o región y autoridades municipales, locales y/o federales que se sientan juntos a construir una agenda común y sobre ella, de manera permanente y sistemática, van trabajando hasta lograr las metas  propuestas.



¿Por qué funcionan estas Mesas de Seguridad y Justicia?
Los casos de Ciudad Juárez y Baja California, resultan emblemáticos en la labor que han realizado: a través de las Mesas de Seguridad y Justicia de cada entidad se han logrado, en el caso de Ciudad Juárez, tener la menor incidencia delictiva de los últimos 54 meses; en el caso de Tjuana, por vez primera ha dejado de estar entre las 50 ciudades de mayor peligrosidad en el mundo.
Y se debe a que con liderazgo, compromiso y valor, la ciudadanía apuesta al cómo sí podemos y la autoridad, haciendo esfuerzos -a veces pese a las propias estructuras autoritarias e indolentes- también dice sí y se suma con decidida voluntad política para desarrollar y poner en marcha una agenda común.
Sólo el mes pasado, en México SOS hemos logrado  participar en la creación de dos Mesas de Seguridad y Justicia: Michoacán SOS y Baja California Sur SOS.
En las Mesas de Seguridad y Justicia no nos detenemos en las barreras que impiden comunicarnos, mejor nos sumamos a las ventanas y puertas que se abren al diálogo y a través de las cuales podemos caminar juntos en los problemas que nos son comunes.
Sólo desde lo local comenzaremos a incidir directamente en las mejoras de la seguridad y la justicia del país; de esta manera cerramos la pinza en el trabajo fuerte con las autoridades de todos los poderes a nivel federal, desde donde se desarrollan las políticas públicas y en el trabajo de campo, en el sitio mismo de la batalla, con los ciudadanos y las autoridades locales.
No es utopía, es una realidad. Sí podemos construir juntos. Hoy damos muestra de que ni el gobierno solo, ni los ciudadanos solos: no al autoritarismo, no al populismo. Sí hay esquemas de colaboración conjunta para la construcción de una democracia participativa efectiva y funcionan bien.

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