jueves, 9 de agosto de 2012

Rafael Loret de Mola - Justicia y derecho

Rafael Loret de Mola

Libertad y Coacción
Ausencia de México
 Soy de quienes creen que por encima de la ley debiera situarse, siempre, a la justicia. No obstante igualmente considero que en un Estado de Derecho no pueden violentarse los ordenamientos sin antes realizar las reformas necesarias, con el consenso mayoritario del Legislativo y la promulgación respectiva que corre a cargo del Ejecutivo, porque sin ellas caeríamos, irremisiblemente, en la anarquía y, como consecuencia, en la barbarie. Por ello tiene tanto riesgo interpretar los dogmas de acuerdo a los intereses de la cúpula o por presiones de diversa índole, porque podrían encaminarnos hacia escenarios indeseables, incluso violentos, en un país desangrado por la lucha entre mafias y la ausencia de gobierno.



Para que la justicia campea es necesaria la voluntad política y social. ¿Cuántas veces se repartió el territorio nacional para vindicar las virtudes nacionalistas de cada residente? Y ello no llevó a la justicia sino, al contrario: finalmente, con Carlos Salinas de por medio, triunfó la contrarreforma agraria para posibilitar, sobre todo, el auge de las empresas extranjeras con el aval de la casa presidencial y sólo de ésta. No pocos asumen que este hecho fue unos factores explosivos en 1994, cuando apareció el EZLN ahora marginado –dicen- por la enfermedad de su cabeza visible, el subcomandante Marcos quien ya no pudo sostener los rigores de vivir en la sierra; tiene cáncer, según la versión de Don Luis H. Álvarez, panista respetable por donde se vea; también los hay.
En la misma lógica es absurdo proponer castigos no instituidos por supuestos delitos poco probados aunque mediáticamente exaltados. ¿Quién habla de falta de equidad? En los días anteriores no ha habido mayor presencia en el palenque político que la de Andrés Manuel López Obrador, exigiendo la invalidez de las elecciones cuando sabe perfectamente que el exceso de gastos de campaña no da sino para una multa administrativa. Y ésta seguramente se impondrá al PRI y a su candidato; y también al PRD y al PAN, en uso de la parafernalia presidencial sobre todo en la fase terminal de las campañas. Puro atole con el dedo.
Por otra parte, tiene razón López Obrador al señalar los viejos vicios del sistema político, entre ellos la tendencia a repartir despensas y tarjetas de débito como “compensación” o para exaltar simpatías, con la misma o similar tendencia con la que el acusador fortificó el feudo perredista del Distrito Federal con el reparto masivo de bonos, desde los ancianos –los más agradecidos- hasta los estudiantes que se quedaron sin inscripción y fueron recibidos por la Universidad creada por el señalado, con el consenso del maestro Enrique González Pedrero quien fue priísta hasta 1995, luego de ser gobernador de 1983 a 1987, y salinista hasta tiempo después del final del sexenio de éste. Las revolturas en el PRD siempre han sido muy significativas, sobre todo con sus antípodas, como el PAN por ejemplo al que ahora se acerca, como si lo hiciera con el sonriente Calderón –se observa más feliz y relajado que nunca-, el partido en el gobierno al que el propio López Obrador negó toda legitimidad.
La justicia tiene un principio básico: convertir la costumbre en regla y ésta en ley si no mancilla las condiciones sociales. En el caso que nos ocupa, como hemos venido señalando, no se explica que durante doce años de gobierno panista, vencido el PRI dos veces en las elecciones presidenciales de 2000 y 2006 –ésta última con los desaseos fraudulentos todavía no suficientemente analizados-, ninguna reforma haya prosperado para elevar la coerción de cuantos reciban óbolos de procedencia escandalosa o gasten cuanto quieran pasando sobre los límites señalados por el IFE. Sencillamente, legisladores y mandatario se perdieron en la maraña de las alianzas turbias y de los malabares propios de un circo y no de partidos políticos con solvencia moral, y dejaron pasar al tiempo dejando vivas las reglas electorales que ahora rigen y a cuantas debe centrarse y limitarse el Tribunal Electoral. Porque éste no tiene facultades para reformar las leyes sino sólo para aplicarlas.
Tal parece olvidarse en los enfadados manifiestos de López Obrador quien, además, insiste en no reconocer su influencia sobre otros grupos que van radicalizándose, el de los jóvenes del “#Yo soy 132” quienes ya cuentan con cincuenta delegaciones en el exterior –lo que exhibe un evidente paralelismo con las cruzadas de 1968 cuya desembocadura fue el desastre-, mientras los azuza sin rubor alguno y con plena satisfacción de estar engendrado una revuelta general sin más motivaciones que su egoísmo y soberbia. Esto es como si la izquierda no tuviera un futuro próximo y se agotara en su propia persona.
No es pretexto que Andrés Manuel no haya estudiado bien sus lecciones. Más allá de títulos académicos existe la realidad. De allí que el representante de la izquierda argumente, sin probar –lo verdaderamente difícil en este contexto-, la procedencia “ilegal”, esto es por sus conexiones con el narcotráfico, de los fondos utilizados por el PRI. El revire del PRI contra la ausencia de fiscalización de las asociaciones civiles, sobre todo la llamada “Honestidad Valiente”, debiera acompañarse de un señalamiento todavía más grave: Andrés Manuel carece de RFC, lo que le convierte personalmente en un evasor con obligación de comparecer ante las autoridades. Son hechos, no especulaciones.
Claro, de comprobarse que algunos de las inversiones de la campaña priísta proceden del narcotráfico, este hecho daría un giro de ciento ochenta grados sobre los resultados del primero de julio pasado porque se trataría, éste sí, de un delito del orden federal considerado grave, esto es con prisión de por medio y la inhabilitación para ejercer cargos públicos. Pero ello sólo operaría si se demuestran los asertos con testimonios fehacientes. Por desgracia, en el México de hoy, hasta los delincuentes de la peor calaña, cuando conviene, pueden tirar por la borda el prestigio de militares de alto rango y con hojas de servicio impecables quienes, precisamente, denunciaron la corrupción ingente y la infiltración de las mafias de ciertos mandos castrenses. (“Nuestro Inframundo”, Jos, 2011-. Siguiendo tal línea, cualquier cosa puede suceder si depende las línea dada por la voluntad superior en Los Pinos. ¿Será por esta causa, al sentirse eje de la conflictiva poselectoral, por lo que tanto sonríe Calderón?
Recuérdese bien: contra la confusión generada, el PRI no es el partido en el gobierno ni de él dependen los controles de los organismos electorales “autónomos” pero obviamente dependientes de determinadas líneas como lo estuvo el IFE, en 2006, cuando su entonces consejero presidente, Luis Carlos Ugalde, por venganza luego de su salida, aceptó que el entonces presidente Fox le presionó duramente en las horas claves de los escrutinios y de los pregones públicos. ¿Sucederá otro tanto con Leonardo Valdés Zurita, quien, hasta ahora, ha optado por mantener distancia dl conflicto, tardándose lo suyo en atender los requerimientos del Tribunal Electoral... sin capacidad para hacer las veces de ministerio público sobre los rastros de posibles delitos electorales?
Lo dicho: todos los legisladores y todos los partidos, al cruzarse de brazos desde el fraude de 2006 o sólo quejarse lastimosamente, son responsables, por partes iguales, de las condiciones actuales, esto es por no haber puesto candados para tapar los viejos vicios del establishment. Y, claro, el más mañoso se llevó el gato al agua. ¿Pero tiene las manos limpias López Obrador? Lo dudamos mucho, lo mismo que la supuesta distancia de Calderón durante las distintas fases del proceso electoral.
Debate
El mal ejemplo cunde hacia todos los sectores de la sociedad, incluyendo los deportes. Ya hasta las directivas futboleras, como la del Toros Neza, se dan el lujo de censurar a reporteros de la fuente que osaron criticarlos. Hasta este punto, lastimoso por lo demás, llega la intolerancia fermentada, esto es no fundamentada, por el icono de las izquierdas cuyas virtudes personales quedan avasalladas en cuanto pierde los estribos y se impacienta... lo mismo que dice él sucede a sus rivales, como si el PRI fuera el gobierno y no el PAN con el que pretende aliarse de nuevo. Las incongruencias le asfixian notoriamente.
Sólo falta que nos cierren las puertas de las Iglesias a quienes disentimos de los actos del ex Obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda Silva, defraudador y notable especulador –por algo se formó en Inbursa al lado de Carlos Slim Helú, cuando menos con bastante más pulcritud para los negocios-, quien se dio el lujo de decir en su defensa:
-Falta un “chingo” para que se encierre en México a un Obispo.
Y dicho y hecho con la cruz pectoral como si fuera banda presidencial. No sólo eso: en materia política se metió hasta el cuello en defensa de Peña Nieto; ¿por ello todos los católicos del país deben hacer lo mismo... siguiendo la filosofía de López Obrador? Mucho cuidado con las generalizaciones y los lugares comunes, casi siempre referentes torcidos.
Algo parecido pasa con las diversas secciones –crecieron más rápido que el gremio magisterial-, del grupo “#Yo soy 132”, quienes sólo admiten a cuantos ellos juzgan imparciales, esto es incondicionales, con su causa. No se valen las preguntas incómodas como la de los financiamientos y manipulaciones; sólo las versiones que los exaltan por su brava juventud y el aire fresco que aportan a la vida nacional. Sería excelente que se asomaran, cuando menos, a las películas y libros relacionados con el movimiento de 1968 siquiera para descartar paralelismos de alto riesgo. (Les recomiendo “La Noche de Tlatelolco” de Elena Poniatowska).
La Anécdota
Confirmado. El Wall Street Journal, de Washington, ha publicado una nueva versión sobre el destino inmediato de Felipe Calderón a partir de diciembre próximo:
--“Se irá de México... por temor a la violencia”.
Una violencia por él engendrada. Algo parecido me confesó, dos meses antes de su muerte, el 11 de agosto de 2001, Carlos Hank González cuando me recibió en el portal de su residencia-rancho “Don Catarino”
--Ésta es mi cárcel. No puedo ir al Distrito Federal porque mis médicos no lo aconsejan. La contaminación, claro.
¡Y lo decía quien había sido regente de la ciudad de México sin aportar gran cosa a la salud de los mexicanos!
NUNCA HABRÁ REFORMA MAYOR QUE CUMPLIR CABALMENTE CON EL TEXTO CONSTITUCIONAL ANTES DE LLEGAR A LA CRISPACIÓN FOMENTADA POR QUIENES, EN ESENCIA, LA IGNORAN. ¿SOMOS UN ESTADO DE DERECHO O FALLIDO? ESTE ES EL ASUNTO DE FONDO.




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