Bulmaro Pacheco Moreno |
México tuvo 51 presidentes de la República entre 1824 y 1857 contando a los que ocuparon el cargo por algunos días, semanas o meses; como fue el caso de quien estuvo en nueve ocasiones pero que no contabilizó ni los seis años completos: Antonio López de Santa Anna.
En varias ocasiones lo fueron también Miguel Miramón, Manuel de la Peña y Peña, Pedro María Anaya, José Joaquín Herrera, Valentín Canalizo, Nicolás Bravo, Anastasio Bustamante, Valentín Gómez Farías y uno que duró menos de 24 horas como lo fue José Ignacio Pavón en 1860.
El Acta Constitutiva de la Federación y la primera Constitución federal de 1824 eran endebles. No pudo asegurar ni la paz ni el relevo pacífico del poder como tal; “estuvo en vigor poco más de 10 años sin alteraciones por lo difícil de su procedimiento de reforma. Sin embargo su trayectoria estuvo plagada de vicisitudes; rivalidades constantes entre el presidente y el vicepresidente, pronunciamientos y cuartelazos, amenazas y presiones del exterior, y sobre todo la pugna irreconciliable entre conservadores y liberales, determinaron su abrogación. (Fix Zamudio) Por eso a la Constitución de 1824 le siguieron constituciones centralistas: una por golpe de Estado técnico en 1836, llamada las siete leyes constitucionales y otra por un constituyente aristocrático en 1843 llamada las bases orgánicas.
De los presidentes mexicanos de esos 33 años muy pocos sobrevivieron al desgaste del poder, los destierros, y los enfrentamientos. Sus recuerdos han servido básicamente para nombres de calles, ciudades y avenidas.
Benito Juárez Llegó a la presidencia de la República en 1858 y fue reelecto en cuatro ocasiones: 1861, 1865, 1867, y 1871. Murió siendo presidente en julio de 1872. Ocupó el cargo durante 12 años. Soportó durante 9 años (1858-1867) un gobierno paralelo impulsado por la Iglesia y el conservadurismo de la época, que mandaron incluso a traer -ocupación francesa de por medio- un príncipe extranjero: Maximiliano de Habsburgo, que intentó gobernar entre 1864 y 1867; pero terminó fusilado en el Cerro de las Campanas en Querétaro.
Con la muerte de Juárez se fue también una gran parte de su generación, una pléyade de mexicanos valiosos que le dieron a México una constitución y varias leyes, que le sirvieron al país por mas de 60 años. Le entraron en serio a las reformas que México necesitaba; la separación Iglesia-Estado, un tema que históricamente le costó a México violencia, e inestabilidad política.
Las figuras centrales en los primeros 51 años de vida independiente de México fueron indiscutiblemente Benito Juárez y su generación. Fueron los creadores del nuevo Estado mexicano que garantizó estabilidad. Mención aparte merecen los personajes como Antonio López de Santa Anna, que rayando en lo pintoresco y a veces en lo tragicómico ocupa un lugar en la historia nacional. Todavía en 1876, cuando muere a los 91 años en la ciudad de México, Santa Anna aspiraba a regresar al poder.
Porfirio Díaz Mori de Oaxaca como Juárez inaugura una nueva etapa en la vida política de México. Cosío Villegas dice que “Independientemente de cual deba ser la fecha inicial, su tramo más largo son los 34 años del régimen de Porfirio Díaz de 1877 a 1911. Ahora bien, ese régimen es singular por su longevidad desusada, su identificación con la figura de Díaz, y por haber creado una filosofía política y un estilo de vida que alguna vez se creyeron extintos para siempre, pero que han retoñado en hechos reiterados mas de una vez y en más de una forma”.
El problema de Díaz, a decir de sus principales biógrafos, es que no supo retirarse del poder. Endureció su gobierno hasta terminar por agotar su capacidad de control político y militar. La cuerda se rompió con la Revolución Maderista y Díaz terminó por irse de México. Abordó el “Ipiranga” en mayo de 1911 rumbo a París. Murió en la ciudad Luz en 1915 nostálgico de su pueblo “La Noria” en Oaxaca, preocupado porque en México alguien había “soltado al tigre” que había causado infinidad de conflictos sin resolver. Sigue Cosío Villegas, “De ahí su carácter controvertible y el haber terminado Díaz como un gobernante consumado, además de patriota austero y honrado. El entendimiento de éste régimen es la clave de toda la historia moderna de México y, en gran medida, de la contemporánea. Por eso ha resultado funesto equivocarse en este punto.” Aún cuando algunos de los personajes de su tiempo siguieron en la vida pública, el ciclo de 34 años de porfirismo en México terminó con el exilio y la muerte del ex presidente.
Cuando en la noche del 22 de febrero de 1913 el mayor Francisco Cárdenas y el teniente Rafael Pimienta fueron seleccionados para conducir a los prisioneros Francisco I. Madero y José María Pino Suárez del palacio nacional a la penitenciaría de Lecumberri, ya llevaban la instrucción de asesinarlos (Madero de 39 años con 2 tiros en la cabeza y Pinos Suárez con 8). Aún así montaron un escenario para que el crimen apareciera como un enfrentamiento a balazos por fuera de la penitenciaría. En contra de Huerta y de quienes como el embajador de EUA urdieron el crimen, la historia registra puntualmente de donde, el quien, y el como del magnicidio.
Madero gobernó menos de 2 años. Asesorado por su padre Francisco y su hermano Gustavo, confió en Huerta y ese fue su error. Con ello interrumpió su presidencia y no alcanzó a ver los frutos de su lucha. Quienes continuaron la revolución, lo hicieron en su nombre e inspiración. Fue todo.
Venustiano Carranza, uno de los tres gobernadores que se negaron a reconocer al usurpador Victoriano Huerta, y el impulsor definitivo de la constitución de 1917, tomó el liderazgo de las fuerzas revolucionarias y llegó a la presidencia después de que entre 1913 y 1917 cuatro presidentes de la República condujeran más con pena que gloria el proceso revolucionario. Al final de su período, Carranza quiso trascender más allá de su presidencia al querer heredar sucesor -a nombre del civilismo- en la persona de Ignacio Bonillas, el embajador en Washington. Con ello causó una nueva rebelión, que culminó con su muerte el 21 de mayo de 1920. El segundo asesinato de un presidente mexicano en el siglo XX acabó con el carrancismo.
Posteriormente, el llamado “Grupo Sonora” llega al poder con la presidencia provisional de Adolfo de la Huerta Marcor, del 10 de junio al 30 de noviembre de 1920. Le siguió Álvaro Obregón de 1920 a 1924 y Plutarco Elías Calles de 1924 a 1928. El 17 de julio de 1928, a los casi 20 días de haber sido reelecto, muere asesinado Álvaro Obregón. El liderazgo sonorense recae en la figura de Plutarco Elías Calles. El fin de la hegemonía Sonorense en la política nacional del siglo, se inicia con el tercer asesinato de un presidente de la República(electo 1928) y el exilio de Plutarco Elías Calles en 1935.
Lázaro Cárdenas gobernó México de 1934 a 1940 y su ciclo terminó cuando tomó posesión el nuevo presidente Manuel Ávila Camacho. En la Segunda Guerra Mundial, Cárdenas figuró entre los mandos militares a petición presidencial y su influencia fue notable en el centro del país, donde trabajó en distintas comisiones oficiales hasta su muerte en octubre de 1970. Su hijo Cuauhtémoc Cárdenas fue gobernador de Michoacán de 1980 a 1986 y posteriormente candidato presidencial de las izquierdas en tres ocasiones. Como corriente histórica,el Cardenismo quedó solo como un recuerdo en las campañas de Cuauhtémoc, y en la memoria de las grandes realizaciones sociales y políticas del sexenio que cubrió su padre don Lázaro. Tuvo sus principales reacciones combatiendo a la llamada tecnocracia, a la que acusaron de adueñarse del PRI a partir de 1982.
El PRI, como PNR, ganó su primera elección presidencial con Pascual Ortiz Rubio como su candidato en 1930. Pascual Ortiz Rubio le ganó a José Vasconcelos del Partido Nacional Antireeleccionista y a Pedro Rodríguez Triana del Partido Comunista Mexicano, y gobernó del 5 de febrero de 1930 a noviembre de 1932 cuando lo sustituyó el General Abelardo L. Rodríguez.
De 1930 al 2000 el PRI gobernó y le dio a México crecimiento económico, desarrollo social y estabilidad política. Eso hasta los más escrupulosos críticos lo reconocen. También promovió cambios y las principales reformas que conformaron el México moderno de fin del siglo XX y principios del XXI. Su prolongado dominio político sin embargo, aunado a las constantes crisis económicas y las fracturas políticas lo desgastaron en el poder,lo que llevó al PAN a la presidencia de la República por dos sexenios consecutivos.
El ciclo de 12 años del PAN terminará el próximo 1 de diciembre. El regreso del PRI es un verdadero acontecimiento histórico por decisión de los votantes. Quienes en un tiempo lo dieron por muerto no salen de su azoro y se resisten a pensar en el regreso del partido al que tanto combatieron y al que tanto le cargaran la mano. Apostaron todo a que como una corriente histórica del México moderno el PRI nunca regresaría.
Revisando los ciclos históricos de México en la apretada síntesis histórica que realizamos, se deduce entonces que el PRI será la primera corriente histórica de México que regresa al poder en casi 200 años -después de haberlo perdido-. Entre Juárez (12), Díaz (34), el grupo Sonora (15) el PNR-PRM-PRI (70) y el PAN (12) se fueron 143 años de la historia de México. Ante el regreso del PRI y la decisión ciudadana surge la interrogante:¿Qué tanto aportaron los gobiernos anteriores al PAN? ¿Qué tanto aportó el PAN a la construcción de México en sus 12 años de gobierno?
En esas circunstancias, las resistencias al retorno del PRI al poder no se han dejado esperar. Por un lado una corriente de la izquierda, que mayoritariamente formó parte de sus filas hasta 1988, y por el otro, un gobierno que jamás pensó en regresarle el poder al PRI.
Las dos corrientes daban por muerto al PRI después del 2000 y ahora han tratado de enredarle el triunfo en las urnas y buscarle asegunes mas allá de la decisión de las urnas, ostentándose como jueces de facto de un proceso electoral apegado a la norma constitucional.
Una: las izquierdas han participado en 5 elecciones presidenciales de 1988 a la fecha, con solo dos candidatos que en el pasado militaron en el PRI: Cuauhtémoc Cárdenas fue gobernador de Michoacán y López Obrador dirigente estatal del PRI en Tabasco. También el jefe de gobierno del DF Marcelo Ebrard figuró como candidato del PRI al congreso en 1991.
Otra resistencia se está dando por una corriente importante del PAN que ha vivido y crecido bajo la consigna anti PRI y enredada también muestra ambigüedades. Un día reconoce el triunfo de Enrique Peña Nieto y al otro se desdice. Entre el ‘chaquetazo’ y las resistencias al veredicto popular, debilitan la confianza ciudadana, golpean al sistema y dañan a las instituciones, porque con esas veleidades nadie gana. Todos pierden incluso el gobierno.
En esa batalla no han escatimado esfuerzos y sin medir consecuencias se han propuesto despertar a una parte considerable del “México bronco” ¡Cuidado! No es válido pretender ganar en las calles lo que casi 50 millones de mexicanos decidimos en las urnas. Mucho nos ha costado construir las instituciones que por años han dirimido el conflicto post electoral como para que ahora y de un plumazo tratemos de borrarlas del mapa político. La otra alternativa es la violencia y la anarquía -que están a la vuelta de la esquina- y lo saben muy bien sus actuales promotores.
Mi correo: bulmarop@gmail.com
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