Más cruenta de lo esperado
Mireille Roccatti
La agenda del nuevo gobierno se observa complicada, no tanto porque el país esté inmerso en una crisis terminal como quieren hacer creer los intelectuales orgánicos de las izquierdas, sino porque México ha cambiado mucho y los reclamos sociales por la ingente desigualdad social se acrecientan. El país se encuentra en un umbral decisorio, en el cual las decisiones que se tomen proyectarán a México a incorporarse a un pleno desarrollo, o bien se ampliará la abismal diferencia que tiene sumida en la pobreza a más de la mitad de la población y al país sin poder abandonar el subdesarrollo.
Las reformas que resultan impostergables emprender no son las denominadas reformas estructurales, que en el fondo sólo buscan profundizar las políticas económicas neoliberales, las cuales hoy tienen al borde de la quiebra las economías más poderosas del planeta.
El cambio o ajuste al modelo de desarrollo no implica ruptura abrupta o transformaciones violentas, debe ser secuenciado y sobre todo con una visión de conjunto, es urgente y prioritario definirlo, consensarlo y concretarlo. Esta gran reforma tiene que emprenderse de manera imbricada, la reforma hacendaria para elevar la recaudación fiscal y gastar mejor está íntimamente enlazada con las reformas laboral, de seguridad social y energética.
Por ello, la batalla debe darse en el seno del Congreso. El resultado de la reciente elección no dio al virtual presidente electo y a su partido mayorías amplias para maniobrar autónomamente, arañan la mayoría simple, por lo que se deben generar alianzas parlamentarias para transitar reformas que requieren de mayorías calificadas.
La definición de los líderes de los bloques parlamentarios, tendrá una trascendencia mayor que la de simplemente conocer quienes triunfaron en las contiendas internas de cada fuerza política. La batalla campal en el partido en el poder está resultando más cruenta de lo esperado.
Por su parte, las izquierdas están en lo mismo, sólo que en este momento los combates están soterrados en espera de la resolución del Tribunal Electoral y entonces testimoniaremos la lucha fratricida entre las tribus, los lopezobradoristas y las otras facciones. El PRI es el único que ha procesado sin divisionismo y confrontaciones internas esta definición.
La resolución del PRI recayó en políticos de tiempo completo, con perfil de oficio parlamentario e identificados como dialogantes y constructores de acuerdos; sólo si el resto de los bloques parlamentarios resultan lidereados por militantes con experiencia legislativa y proclives a la construcción de acuerdos, será posible realizar los cambios que el país requiere. Hoy es el tiempo en el cual se necesita que los parlamentarios de la LXII legislatura actúen con visión de Estado, que superen sus mezquindades e intereses personales y de partido.
Me interesó lo de la atrofia vajinar quiero más información soy de Puerto Rico
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