sábado, 15 de septiembre de 2012

Laura Itzel Castillo - Morena

 La convocatoria lanzada por Andrés Manuel López Obrador hace apenas unos cuantos días para responder un insistente que sigue en la lucha por el cambio verdadero, repercute en el rumbo de la izquierda mexicana.


Debatir acerca de si Morena se mantiene como asociación civil, o se transforma en partido político, a través de un proceso de consulta a la base, inyecta nuevos bríos a la organización y sin duda reorganiza al propio movimiento.
La celebración de 300 congresos distritales, con la participación de 125 mil delegados en toda la República en unas cuantas semanas, habla del tamaño de la empresa y el calibre del movimiento.
El llamamiento desde el Zócalo capitalino, corazón de la patria, a una multitud esperanzada, ha captado la atención de la opinión pública, sorprendido a diversos sectores de la sociedad y centrado el debate sobre el futuro de la izquierda.




Nuestra Constitución, en el artículo 41 señala que los partidos políticos son entidades de interés público, que tienen como objetivo promover la participación del pueblo en la vida democrática y hacer posible su acceso al ejercicio del poder público. Los partidos deben ser del, por y para el pueblo.
La transformación profunda de nuestro país requiere convicción, inteligencia, capacidad de lucha y resistencia. El filósofo mexicano, Luis Villoro, señala que ser de izquierda es fundamentalmente una elección de vida, que se asume como postura moral frente a la sociedad, especialmente frente al poder.
AMLO a su vez asienta que: "Ser de izquierda, en nuestro tiempo y circunstancia, más allá de otras consideraciones, es actuar con honestidad y tener buen corazón".
Para quienes compartimos esos propósitos, encontramos la felicidad en la defensa de la patria y los intereses del pueblo.
Por ello, se debe garantizar que Morena se conserve como un espacio abierto, que los congresos que se realicen sean públicos y que haya presencia de la sociedad: que participen trabajadores del campo y de la ciudad, manuales e intelectuales y miembros de organizaciones sociales, como lo señala la convocatoria.
Frente a la sentencia popular de que todos los partidos son iguales, el reto radica en lograr ser diferente. El mimetismo traspasa ideologías, hay comportamientos que se dimensionan por encima de los objetivos. La apuesta es no perderse en ambiciones y ser un verdadero partido ciudadano.
El no reconocimiento de Enrique Peña Nieto como presidente legítimo de México, es una posición determinante para la caracterización del movimiento y representa la oposición que se necesita frente a la mercantilización del poder y la compra de voluntades.
La separación anunciada de Morena con respecto a los partidos progresistas, se ha dicho, no implica ruptura, sin embargo, sabemos que todo parto es doloroso y que para quienes integran el Movimiento Progresista, implica también un desafío.
En estas mismas páginas el presidente del PRD, Jesús Zambrano, señalaba el día de ayer que a partir de la decisión tomada por Morena, el partido que encabeza debía iniciar un profundo proceso de reflexión y reforma.
La división, que ha sido característica de la izquierda, preocupa a un amplio segmento. Para el senador Alejandro Encinas, integrante de Morena y del PRD, la ruta a seguir es la conformación de un Partido-Frente, con los tres partidos del Movimiento Progresista.
Otros pensamos, con optimismo que, como en cualquier separación, no hay nada más sano que cada quien desde su propio espacio pueda trazar la estrategia y definir los cómos en este difícil camino para la transformación de México.
El objetivo es el mismo, por lo tanto habrá convergencias, alianzas y consensos. Algunos por la autopista, otros por el empedrado, otros más abriendo brecha.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.