sábado, 15 de septiembre de 2012

Raymundo Riva Palacio - Políticos para llorar

Raymundo Riva Palacio

PRIMER TIEMPO: ¿Es cierto que la bandera mexicana tiene 50 estrellas? Los yanquis nos respetan. De eso, en la mente de Patricia Espinosa, la secretaria de Relaciones Exteriores, no hay duda. Pregúntele a la CIA, que metió a dos agentes de manera clandestina y antes de que fueran llamados a declarar sobre un incidente donde aseguran intentaron asesinarlos cerca de Tres Marías, se fueron de México ante las narices de todo el gobierno mexicano. Pregúntenle a la DEA, que tiene derecho de picaporte en los interrogatorios de delincuentes, con prioridad sobre el Ministerio Público Federal. Pregúntenle a la ATF, y todo el episodio de Rápido y Furioso. Pregúntenle a las cancillerías latinoamericanas —ya no digamos Itamaratí, la brasileña—, que hace tiempo consideran a México un satélite de Washington. Pregúntenle a Espinosa, o mejor no pierda el tiempo, porque le va a decir lo mismo que este jueves afirmó a los senadores que la llamaron a dar la glosa del informe presidencial en su capítulo de política exterior. 





Sobre el caso de la dependencia de Estados Unidos, afirmó que se desarrolló “una nueva visión”. Para los no enterados, la realidad de esta visión es Washington ordena y México acata. Según la canciller, bajo los principios de “responsabilidad compartida, hay respeto mutuo y soberanía”, que es la frase más desafortunada, por mentirosa, que se le ha escuchado en bastante tiempo a la secretaria (¿será porque se mantiene siempre tan escondida? Tampoco se le puede pedir peras al olmo. Espinosa, una de las integrantes del gabinete del presidente Felipe Calderón más gris, fue canciller porque no había nadie más aceptable para el PAN en el horizonte, y tendría que haber sido despedida si la política exterior hubiera tenido un sello dinámico y activo. No lo fue por una sencilla razón, contada por colaboradores del Presidente: como era tan mediocre y miedosa, nunca le iba a causar ningún problema a Calderón. Si se mide su eficiencia en esa tabla, Espinosa salió muy bien librada. Si se mide en prestigio mexicano en el exterior, en mala hora la mandaron llamar de Alemania, donde hace seis años era embajadora.

 SEGUNDO TIEMPO: El virrey chiquito del Suchiate. Para quien haya tenido el infortunio de lidiar con el gobernador de Chiapas, Juan Sabines, lo primero que le debe llamar la atención es su manejo musulmán del tiempo; es decir, los minutos son una referencia semántica, pero no espacial. Nunca le importó que su agenda de trabajo estuviera determinada por sus retrasos, por sus inimaginables mañanas laborales y sus noches interminables. Pasará al folclor de la política mexicana como el gobernador que tenía el tiempo parado, lo cual no dejará de ser una anécdota. Pero en lo que está metido en problemas, que le pueden crecer, es que a escasos tres meses de dejar el poder, como que ya se empezó a preocupar. A Chiapas, la deja endeudada de una manera grotesca —recibió el estado con una deuda de alrededor de 800 millones de pesos y lo dejó con una de 25 mil millones—, y tuvo una gestión caracterizada por la vendetta —tiene en la cárcel al ex gobernador que lo hizo su sucesor, Pablo Salazar, entre otros ex funcionarios—, y la mordaza a la libertad de expresión —mediante compras y amenazas de periodistas—. Atrabiliario, el gobernador que llegó bajo la bandera del PRD y el PAN, grita ahora que su sucesor Manuel Velasco, de la fórmula Partido Verde-PRI, en realidad será gobernador gracias a él. 

Por lo tanto, quiere decirle qué giras debe hacer, cuándo las debe hacer y cómo las debe hacer. Lo quiere siempre a sus espaldas, como si fuera su secretario particular, y ya le dijo que tiene que ratificar al secretario de Gobierno y al procurador, además de que a Salazar no lo puede sacar de la cárcel. Sabines se tiene que cuidar la espalda porque debe muchas. No subjetivas, sino objetivas. El endeudamiento del estado, por ejemplo. Para la transición, Sabines tuvo la puntada de transferir el gobierno a Velasco a través de un fideicomiso. No viola la ley, por cierto, porque aún no se tipifica como delito la falta de sentido común, pudor y respeto por las instituciones. El gobernador quiere en Velasco una extensión de su poder, y está trabajando para ello. Dependerá del nuevo gobernador si acepta el tutelaje del virrey del Suchiate o si lo pone en su lugar y regresa a Chiapas a la senda de la cordura y la decencia política.

 TERCER TIEMPO: ¡Ese mi cobarde y colérico! Pero, ¿a quién se refieren? A ver, a ver, a ver, quién tiene la piel más delgada. Acertó. La tiene Javier Corral, quien a una información de oídas, donde le dijeron que el presidente Felipe Calderón le había llamado “cobarde” porque no había ido a una reunión a Los Pinos con senadores, le respondió con una carta de dimes y diretes. “Te equivocas”, le respondió Corral en una carta personal que le envió, con copia a 35 senadores azules. “Dentro de los muchos defectos que tengo no está la cobardía. Espérate a que conozcas la condición humana a partir de que dejes el poder y entiendas que lo que más te ha perjudicado eres tú, tu carácter colérico, al que le gana el coraje en cualquier momento”. 

Vaya el amigo Corral, que decidió escribir su testamento político en una carta que, ¡sopas!, sefiltró a la prensa. Yo no fui, declaró Corral, quien sin embargo ratificó que piensa lo que escribió, que son una lista de diatribas contra el Presidente. No se quieren, ciertamente, y tampoco se necesitaba confirmarlo con los 15 nuevos minutos de fama de Corral, incendiado por el calificativo que dicen le profirió Calderón. Pero vaya que debe ser colérico el Presidente, aunque no se entiende del todo porqué Corral, a una palabra de siete caracteres, respondió con una carta de 747 palabras y cuatro mil 223 caracteres. Si cólera se mide en extensión,mmmmmm, la descripción de colérico —ya no calificación—, se la gana, por méritos propios y con un montón de cuerpos de ventaja, el senador.
Posdata: Un lector ilustrado, envió un cálido pero importantísimo mensaje al autor de esta columna, a propósito de la colaboración anterior donde se mencionaba a Friedrich Nietzsche, y no a don Jesús Reyes Heroles, como el autor original de la frase “la forma es fondo”. El lector, Arturo Avecia Solano, recuerda para conocimiento de todos que esa frase es el oráculo 14 del libro cumbre de Baltazar Gracián y Morales, “Oráculo Manual de El Arte de la Prudencia”, escrito un siglo antes que la obra referida de Nietzsche.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
Twitter:
 @rivapa


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.