Manuel Bartlett |
Andrés Manuel López Obrador, el pasado domingo 9 de septiembre, en el Zócalo, corazón de México, repleto una vez más, presentó su propuesta para definir el futuro de Morena (Movimiento Regeneración Nacional), que en una alianza con tres partidos le dio como candidato a la Presidencia de la República, casi 16 millones de votos.
El anuncio sacudió al país, obvio, se trata de la fuerza política nacional que habiendo impugnado la elección ante un Tribunal Electoral impúdicamente parcial, no reconoce a Peña Nieto como Presidente Legítimo de México.
Es por tanto un movimiento arraigado en todo el país, que realizó concentraciones multitudinarias, entusiastas, profundamente comprometidas con el Proyecto de Cambio Verdadero, a través de un modelo alternativo de nación. Movimiento construido durante cinco años, personalmente por López Obrador, dotado de una capacidad de liderazgo única en México, que nadie puede desconocer honestamente.
Anunció AMLO su decisión de retomar la causa de la transformación de México, desde el espacio que representa Morena y por esta razón, afirmó, se separa de los partidos del movimiento progresista, sin rompimientos y reconociendo públicamente los valiosos apoyos, que le brindaron en luchas electorales anteriores.
Sin embargo, pese a la importancia política del hecho, los medios de comunicación dominantes, no lo han analizado a fondo. Hemos leído y escuchado más que reflexiones, descalificaciones, banalizaciones cuestionando sistemáticamente la personalidad del dirigente. De inmediato, entusiastas comentaristas y medios, atraídos por el panal de rica miel del peñanietismo, celebraron su “salida” del seno de los partidos de izquierda por que ahora sí, opinan, podrán llegar a acuerdos ante lo que festejan como auto eliminación de AMLO, ése al que tildan de estorbo para la izquierda responsable. Tesis adelantada en comentarios locales anteriores, amplificados a nivel internacional por la interesada intervención del periódico español El País.
No se ha analizado intencionalmente el contenido de la proclama del Zócalo, pero debe hacerse, porque significa una trascendente convocatoria nacional. No se podrá ignorar de buena fe, porque da inicio a una importante movilización en todo el país, muy distante de ser un simple llamado burocrático de pequeños núcleos para crear organizaciones políticas de intereses personales.
En primer término, habría que analizar los objetivos políticos e ideológicos de contenido nacionalista y popular. Destaca el planteamiento de poner en marcha una amplia organización a partir de los 300 distritos electorales, para realizar congresos distritales, la designación de delegados estatales y su culminación en un Congreso
Nacional con una participación de 125 mil delegados para la elección de órganos de gobierno. En el Congreso se decidirá si Morena se mantiene como un movimiento social, o se convierte en un partido político.
Conviene recordar que Morena es actualmente un movimiento con un contenido ciudadano dominante, que es mucho más amplio por tanto, que los partidos aliados. De convertirse en un partido será una gran organización de oposición al gobierno neoliberal que iniciará en breve, siempre planteada como espacio abierto e incluyente.
La decisión a la que se convoca es de enorme interés para la vida política de México, personalidades de la izquierda opinan, que le dará a la oposición y una dimensión social superior con mayor densidad ciudadana, para impedir la entrega del país.
Es recomendable que los analistas políticos, académicos y los medios informativos, presten atención a esta excitativa. Hace años que no se inicia una nueva estructura política de esta dimensión. Cambiará como de ser exitosa, como se espera, la política de México.
Manuel Bartlett
mbartlett_diaz@hotmail.com
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