jueves, 13 de septiembre de 2012

Rafael Loret de Mola - Malos gobernantes

Rafael Loret de Mola
Causa: Ignorancia

Hazaña de General

Quienes añoran al viejo régimen y aquellos que pretenden un giro hacia la izquierda insisten en proclamar una teoría: la derecha no sabe gobernar. Y ofrecen, claro, la perspectiva del presente como evidencia aplastante de la descomposición general sin detenerse en los antecedentes ni en las provocaciones que acaso aceleraron el proceso ara beneficio de las bandas multinacionales, sobre todo los cárteles, cuyos vínculos con las estructuras policíaca, militar y política saltan, cada día con mayor claridad, a la vista.

Desde luego, las soluciones no aparecen por ninguna parte mientras los actores de la vida institucional pretenden eximirse de responsabilidades trasladándolas hacia la sociedad inerme, indefensa, por haber proveído o tolerado el paulatino hundimiento moral. Es una excusa fácil, muy de la línea de Poncio Pilatos y su bíblico “lavado de manos”, que no entraña, al mismo tiempo, un repaso de las afrentas derivadas de los gobiernos saqueadores y de su alta corrupción. Precisamente, los vínculos inconfesables de la clase política, sin distinción entre el pasado y el presente, son los que impulsan la crecida de la violencia y el posicionamiento de las mafias de toda índole sobre el territorio nacional.



Por otra parte, nadie busca a los “padrinos” fuera de nuestras fronteras. Como si no existieran contactos y distribuidores de las drogas en los Estados Unidos, el mayor mercado de consumo universal. Lo peor del asunto es que nuestro gobierno, tan aprensivo, se ha sometido, como siempre, a las instrucciones de Washington al punto de admitir sólo las responsivas propias sin exigir las ajenas, esto es acciones concretas para proceder, sobre suelo norteamericano, contra los grandes traficantes. ¿O vamos a negar las evidencias acerca de que no pocos de éstos han mudado perfil y rostro para asumir dobles personalidades y evadirse de la justicia? Y sí lo han hecho ello se debe, claro, a que la DEA observa más la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.

Lo sustantivo es que nuestras autoridades han sido arrinconadas. No saben, en realidad, en donde radican las claves del fenómeno; sorprendidas, recogen los cadáveres de ajusticiados y decapitados, extienden coberturas para capturar a quienes señala como responsables, o a parte de ellos más bien, y asumen que la infección es consecuencia de la desidia del colectivo. Pero, pese a ello, no se atreven a limpiar las cloacas propias, renovando las estructuras militares y las corporaciones de policía, obviamente infiltradas desde hace ya varias décadas.

En su momento, además, señalamos que la tersura de la transición en el 2000, tras setenta y un años de dictadura priísta con altos niveles de represión e inmoralidad pública, sólo pudo darse por la serena actitud de quienes mantuvieron mandos y controles, sobre todo desde las Fuerzas Armadas. ¿Y qué pudieron ofrecer los coordinadores del nuevo régimen, bendecido por la fe popular en el cambio? Sin duda, para decir lo menos, tolerancia; o vista gorda que es lo mismo, mientras se implementaban todos los pasos necesarios para asegurar la continuidad. ¿El viejo PRI retorna a Los Pinos?

Tal fue la razón de nuestra insistencia sobre la negativa fórmula empleada por el gobierno calderonista para salirle el paso a los predadores: esto es, proveer a los mandos contaminados de elementos para perseguir a las bandas delincuenciales cuyos contactos los penetran. Sencillamente absurdo en términos de lógica y moral públicas. Porque si la intención central es la depuración no hay duda alguna de por donde debió comenzarse si, de verdad, los funcionarios actuales tuvieran verdadera voluntad, y arrestos, para desafiar a las mafias y sus enlaces dentro del establishment.

Porque, además, fue penoso que se exhibieran las redes de espionaje del CISEN y otros organismos afines a la secretaría de Seguridad Pública, concentradas en algunos elevados representantes del viejo régimen –digamos los coordinadores de las bancadas priístas en sendas Cámaras del Legislativo-, y no se diera seguimiento alguno a las sospechas en cuanto los incomodados saltaron y protestaron, a los cuatro vientos, por las “intromisiones” del Ejecutivo contra la autonomía entre los poderes de la Unión. La reacción fue más trepidante que la humilde acción rastreadora.

No saben gobernar, en fin, quienes desconocen sus funciones cuando ocupan cargos relevantes. Lo mismo va para los legisladores quienes desconocen cono se elabora un dictamen cuando arriban a curules y escaños que respecto a los mandatarios atraídos por el glamour del poder sin conocimiento cabal de sus propias facultades y limitaciones. Los Fox, ella y él naturalmente, son ejemplos por demás claros de ello; y Calderón va por la misma senda aun cuando se muestre más comedido y discreto que su desbordado antecesor. Ya viene Peña en alas de gaviota.

Porque si la ineficacia, como se dijo en los ochenta, es también una forma de corrupción, sumarían centenares los hombres públicos condenados por ello. Y no hablamos de las mujeres, en estos términos sinuosos, para no ser acusados de misoginia en plena exaltación de adjetivaciones absurdas.

No es que el gobierno vaya perdiendo el combate contra los violentos; es, sencillamente, que no les ha plantado cara, dejándose llevar por las circunstancias y trasladando acusaciones hacia el grueso de la sociedad como si ésta, por sí sola, hubiese generado a los mafiosos y no las distintas instancias de gobierno. ¿Acaso las fuentes de la nueva casta delictiva no son el ejército y las policías? Cada que se atrapa a un culpable se abre una nueva cloaca y comienza el deslinde por parte de la superioridad. Cinismo en lugar de autocrítica. Y falacias en vez de respuestas definitorias.

Debate

Los ignorantes se han apropiado del gobierno. No basta el carisma, como el de Vicente, ni las buenas intenciones, en la línea de los Fox y de Calderón, para enfrentar y resolver los desafíos. El primer régimen de derecha claudicó de su oferta de cambio en cuanto sopesó los riesgos de una reacción de los poderosos con ligas non santas; y el segundo optó por el estribillo aquel de dejar las cosas como están para evitarse complicaciones peligrosas. Desde luego, mintieron en todas las líneas a un electorado poco juicioso y, por ende, susceptible de ser manipulado mediante monsergas mediáticas.

Pero acaso lo más grave, en esta hora oscura, es corroborar la ausencia de liderazgos firmes, vanguardistas y capaces, en cada uno de los apartados partidistas. Mesiánicos, eso sí, sobran lo mismo en las calles por donde transita quien se dice “legítimo” y no fue capaz de garantizar a sus votantes una defensa digna de sus sufragios obligándolos además a convertirse en carnes de cañón, que en los gobiernos estatales exhibidos como incubadoras de futuros aspirantes a la Presidencia incapaces de separarse las mafias tradicionales y resistentes. Y éstas tienen rostro y apellidos además; Salinas, Zedillo, De la Madrid, Echeverría.

¿No sería fantástico proponer la realización de una “telenovela histórica” con el título “Todos los Hombres que fueron Presidentes”, para iniciar la gran revisión histórica previniendo con ello la reincidencia de conductas afectadas? Por aquí debería empezarse antes de encontrar pretextos para justificar las inercias y las cobardías de muy alto nivel.

Pero no se hace nada, salvo dejar pasar el tiempo con la esperanza de que las álgidas controversias del presente, incluyendo la violencia, cesen solas como pretendió Fox que hicieran las mafias dominantes cuando asumió el poder: irse del territorio nacional, convencidas de que ya no tenían nada que hacer sobre territorio nacional, al registrar e triunfo de una democracia bisoña que n significó transformación estructural alguna. Entre los socios vemos los mismos rostros; también entre pesos y contrapesos a la vera de las instituciones.

No hay peor gobierno, subrayo una vez más, que el ausente. El vacío de poder es bastante más dañino, en todas las sociedades y circunstancias, que la corrupción galopante incluso sin que ello pretenda ser un panegírico –¡por favor!- de la aviesa inmoralidad pública y los consiguientes saqueos contra la comunidad nacional.

Estamos perdiendo todas las justas porque el gobierno no sale de la ratonera.

La Anécdota

En los trances finales del priísmo hegemónico fue evidente que las “cuotas” políticas a los grupos de presión se acrecentaron notoriamente. En 1982, por ejemplo, se designó candidato al gobierno de Yucatán al general Graciliano Alpuche Pinzón, sin la menor raigambre ni grupo político alguno. Se intentó, además, infructuosamente, exaltar alguna hazaña del mismo en el campo militar. Nada.

Llegó la campaña y el montaje proselitista se hizo oficiosamente. El aspirante, de cierta edad, padecía constantemente de problemas gastrointestinales al grado de que, en una ocasión, debió interrumpir su gira por Valladolid, situada al este de la entidad, descendiendo del autobús y ordenando a sus ayudantes que sostuvieran sendas mantas blancas alrededor suyo, para que pudiera desfogar las impertinencias escatológicas. Fue suficiente para los fines de exaltación. Desde entonces se reconoció una de sus mayores hazañas:

--El general es célebre... porque se batió en oriente. Y sin balas, por supuesto; pero a la vista de cuantos integraban su comitiva. Loor.

E-MAIL: loretdemola.rafael@yahoo.com.mx

EL PEOR DE LOS GOBIERNOS POSIBLES ES EL QUE ARRANCA CON MIEDO, CASI A HURTADILLAS. NO LLEVA A NINGUNA PARTE SINO AL REFUGIO COMO SI AFUERA LAS BOMBAS CAYERAN SIN REMEDIO. NO QUEREMOS ESO PARA EL PRÓXIMO SEXENIO. ¿QUÉ DICE AL RESPECTO EL SEÑOR PEÑA, YA PRESIDENTE ELECTO?

Leído en: http://www.vanguardia.com.mx/malosgobernantes-1366202-columna.html

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