viernes, 21 de septiembre de 2012

SinEmbargo - La venganza como estilo de gobierno

En el Partido Acción Nacional se vive una lucha férrea por el control del poder. Lo sabemos. 

La división entre los blanquiazules germinó durante todo este sexenio, por la intromisión del presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien quiso, y quiere, controlar y disponer todo lo que ahí sucede. Lo sabemos. 

La contundente derrota que el PAN sufrió en las urnas, el pasado 1 de julio, mostró el hartazgo de los ciudadanos por un gobierno que generó, y continúa generando, la escalada de violencia y pobreza más grande que haya vivido México desde la Revolución. Lo sabemos. 





A escasas 10 semanas de dejar la Presidencia de México, Calderón Hinojosa no muestra la mínima intención de delegar su poder y sigue, con el carácter iracundo que han descrito sus propios colaboradores, metiendo mano en su partido para que su grupo político –amigos muy cercanos y familia– se quede con el liderazgo. También lo sabemos. 

Sin embargo, lo que se va revelando poco a poco, es que cada vez más calderonistas, antes confesos, le están dando la espalda al Presidente para unirse a los panistas que piden democracia y autonomía; dos atributos que, hasta este sexenio, los blanquiazules presumían con orgullo. 

El senador Javier Corral Jurado encabeza al grupo que disiente del estilo de gobernar –al país y al partido– de Calderón. Es, al menos, la cabeza más visible en esa confrontación o, también, quien es el más visible en la prensa. 

Pero en consonancia con Corral Jurado aparecen panistas distinguidos: el ex gobernador de Baja California, Ernesto Ruffo Appel, el primer político mexicano que ganó una gubernatura (1989-1995) por un partido político diferente al Partido Revolucionario Institucional en 60 años; el ex gobernador de Guanajuato (1991-1995), Carlos Medina Plascencia; Fernando Canales Clariond, ex gobernador de Nuevo León (1997-2003); Juan Carlos Romero Hicks, quien gobernó Guanajuato entre 2000 y 2006, y Alejandro González Alcocer, ex gobernador de Baja California (1998-2001).

También, entre los que quieren un relanzamiento del PAN sin la intromisión calderonista, destacan: Carlos Arce Macías, Rodolfo Bermejo Rodríguez, Juan Bueno Torio, Rubén Camarillo Ortega, Agustín Castilla Marroquín, Carlos Castillo López, Héctor Chávez Barrón y Santiago Creel Miranda. 

Además se destacan: Augusta Díaz de Rivera, Ricardo García Cervantes, Rocío García Gaytán, Juan Antonio García Villa, Francisco Garrido Patrón, Juan Pablo Gómez Morín, Alejandro González Alcocer, Héctor Larios Córdova, Juan José Rodríguez Pratts, Humberto Treviño Landois y Abel Vicencio Álvarez, entre muchos más que se han sumado a la causa de recuperar el PAN para los panistas y rescatar sus principios. 

Pero Calderón ni ve ni escucha… Por eso es que Corral es, por estos días, el blanco personal del Presidente.

El senador ha sido un crítico constante de la administración calderonista, pero los ataques desde la casa presidencial comenzaron a hacerse más duros desde el pasado 12 de septiembre, cuando se publicó una carta de Corral a Calderón que, a decir del senador, era completamente personal. 

La entregó 11 días antes en Los Pinos, para responder a las críticas que Calderón Hinojosa le lanzó en una reunión donde asistieron 35 senadores panistas y en la cual el político de Chihuahua no estuvo presente. 

“Al llamarme cobarde ante los senadores y estando yo ausente, te has pasado de la raya. Pero podemos aprovechar tu desahogo discutiendo nuestras diferencias cuando quieras, en donde quieras y ante quien quieras”, le respondió en la misiva. 

También escribió: “Este primero de diciembre le vas a entregar en San Lázaro la banda presidencial a Peña Nieto. La misma que recibiste de Vicente Fox. Un retorno del PRI es una amenaza que todos percibimos. Lo sabes bien, ese momento condensará como ninguna crítica o análisis, tu fracaso”.

El senador de Chihuahua comentó entonces que la carta fue filtrada por Los Pinos para desviar la atención y aminorar las críticas que los propios blanquiazules hicieron al Presidente, luego de que éste acusara a “algunos” panistas de pedirle que destinara recursos públicos para la campaña de Josefina Vázquez Mota, acusación que hasta ahora no ha sido debidamente aclarada por Calderón. 

En este contexto, las presiones sobre Corral han subido de tono. 

En los pasillos que ocupa la fracción panista en el Senado de la República y en la sede de Acción Nacional se dice que Los Pinos presiona fuerte para que sea destituido como representante del PAN ante el Consejo General del Instituto Federal Electoral, cargo que asumió apenas el 4 de septiembre pasado. 

Pero la venganza de Calderón podría no cumplirse. No esta vez. 

Aunque en el Senado hay un grupo mayoritario de calderonistas –amigos y familia del Presidente, encabezados por Ernesto Cordero Arroyo–, que le hace el caldo gordo al senador, el bloque comienza a escindirse paulatinamente. Hay hartazgo debido a la “tensión” generada por Calderón y porque, además, está muy cerca la entrega de su mandato. Les queda claro que a partir del 1 de diciembre las cosas no serán iguales. 

Controlar la vida de su partido es ahora, al parecer, lo único que le queda al Presidente saliente. Ahí se concentra la disputa central contra Corral y contra otros opositores, pero también ahí están alzadas las voces disidentes… y ahora ya son muchas.

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