Cientos de manifestantes musulmanes han tomado las calles de varias ciudades. El epicentro de las manifestaciones no es la invasión a Iraq por parte de Estados Unidos, tampoco son revueltas para exigir mejores condiciones de vida, no es la temporada dos de la primavera árabe. En esta ocasión, la ira musulmana salió por la proyección en El Cairo de una película que “blasfema” al profeta Mahoma. Según reportajes periodísticos, el centro de los ataques han sido las embajadas norteamericanas. Las imágenes de quema de banderas de Estados Unidos son recurrentes. Todo apunta a que el mismo encono entre dos cosmovisiones resurge de manera óptima para los que viven del conflicto, inclusive bélico. En otras palabras, parecería cíclico este tipo de confrontaciones que atiza la animadversión de ambas partes y refuerza los estereotipos de los enemigos e infieles, de acuerdo a cada visión.
Por lo que arroja el tráiler de la película la pieza cinematográfica es sumamente pobre (sinónimo para decir que es muy mala la película). El punto central de la crítica islámica es que en la película se personifica a Mahona, el profeta, contrario a lo que dice el Corán. La feroz diatriba de los manifestantes musulmanes radica en que sienten que su fe fue lastimada. En otras palabras, la blasfemia es contra su mayor figura espiritual, hecho inaceptable. Como resultado de la proyección de la película, miles de personas, inclusive autoridades públicas y religiosas han pedido a Estados Unidos suspender la proyección de la película por las ofensas que ha ocasionado en la fe de miles de files musulmanes.
Las autoridades norteamericanas han dicho que no pueden censurar la película a pesar del reclamo de ofensas que ocasiona debido a que está protegida por la Primera Enmienda, aquella que se refiere a la libertad de expresión. Los ánimos de choque se encendieron aún más.
A ver, la película sí se mofa, ofende y burla de la religión musulmana. El otro punto de análisis es si la película tiene que ser censurada por su contenido anti islámico. Recogiendo algunas opiniones en medios escuché algunas recurrentes: ¿por qué y para qué ofender a la religión musulmana, hay que respetar? ¿El límite es cuando interfieres con los derechos de terceros? O bien “meterse con la fe de alguien más, ahí está el límite”. Son ideas que apuntan hacia diferentes límites a un derecho fundamental como la libertad de expresión acordados en el artículo 19 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, ratificado por mayoría contundente de países, dígase, incitación al odio o la violencia, la moral pública o orden social, o bien la reputación o integridad de terceros.
La libertad de expresión es una constante prueba al sistema político. Por ello aquella ecuación que dicta “a mayor libertad de expresión mayor democracia”. La película sí se burla de la religión islámica, sin embargo, eso no quiere decir que transgreda límites claros del derecho a la libertad de expresión. En otras palabras, los límites que nos auto imponemos para no burlarnos o mofarnos de alguna religión abrevan de la moral o conductas sociales, no de los límites legales que tenemos para expresarnos libremente. Ahí el conflicto que se deriva de contenido como el de la película en comento.
Hay una concepción errónea sobre el uso de la libertad de expresión en el imaginario. Se piensa que la libertad de expresión es el intercambio de ideas, diálogos o información que atraviesa por canales de las buenas costumbres o conductas. Dejando como inválidas aquellas expresiones lacerantes ante instituciones o personas. La calificación de la expresión pasa por filtros autoimpuestos en su gran mayoría, están lejanos a lo que dicta la libertad acordada por el derecho. En repetidas ocasiones he escuchado personas que dicen que nada se gana ofendiendo o mofándose de alguien. Que en nada ayuda a la democracia o la convivencia. En ello puede que tengan razón, pero tampoco reconozco en ese argumento elementos válidos para desechar de un plumazo aquello que ofenda, se burle o mofe.
Escuchar a clérigos musulmanes decir que se ofende a la religión con películas como la citada, me produce preocupación. El fraseo de los religiosos es como decir que la religión (como institución) tuviese derechos contra expresiones burlonas. Las instituciones no poseen derechos, eso debería de estar claro inclusive para alguien que profese una religión desde el púlpito. Si la expresión ofendió a files, es decir, en lo individual, nos vuelve a llevar al mismo punto sobre la afectación que puede causar una expresión. Para comprender mejor, podríamos ensanchar la mirada y preguntarnos ¿sería conveniente tener el poder de censurar contenido simplemente porque alguien se siente ofendido? ¿Quién decide si la ofensa es lo suficientemente grave para censurar algún contenido? Hoy son los musulmanes, pero también lo fueron los jerarcas católicos con películas como el Crimen del Padre Amaro. O bien la persecución contra Salam Rushdie por su libro Los Versos Satánicos que ofendió a los religiosos de Irán. Inclusive retomemos el ofensivo discurso del movimiento punk en Inglaterra contra la monarquía. O bien canciones de protesta contra regímenes autoritarios como el cubano. La ofensa se esconde en lo subjetivo de cada uno o una.
Si tomamos el camino de los ofendidos podríamos terminar con un aparato censor que prohibiría casi todo porque casi todo puede ofender (incluyendo este texto). El vivir y gozar de libertad para expresarnos es una de las grandes victorias de la democracia. En los países que gozan mayor nivel de libertad de expresión, las ofensas, burlas y mofas no han distorsionado ni el diálogo social ni el intercambio entre personas. Por lo que no es el camino a la destrucción de la convivencia social como la conocemos. Debemos de reconocer y valorar opiniones altisonantes, lacerantes, ofensivas o burdas. Son parte del amplio espectro de las miles de expresiones que gozamos en libertad.
A los musulmanes ofendidos por una mala película recomendaría cultivar un poco de piel más gruesa ante las críticas y ofensas. Al final son válidas, la blasfemia la dicta el Corán, no el derecho internacional.
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Aquí les pongo el video de la discordia:
La inocencia de los musulmanes (en inglés: Innocence of Muslims) anteriormente llamado Guerreros del desierto y la inocencia de Bin Laden (en inglés: Desert Warriors and Innocence of Bin Laden), es una película de 2012 contra los musulmanes sobre Mahoma. Los trailers de la película, después de haber sido doblada al árabe, fueron la causa por la que los musulmanes perpetraron los ataques a las misiones diplomáticas de Estados Unidos el 11 de septiembre de 2012. Uno de estos ataques fue la toma de la embajada de Estados Unidos en El Cairo, Egipto. Los ataques se centraron en Bengasi, Libia y se dirigieron principalmente al consulado de Estados Unidos en la ciudad, que sufrió al menos cuatro muertes del personal diplomático de Estados Unidos, incluido el embajador Christopher Stevens.
Producción
En verano de 2009 una productora llamada DW anunció un casting para la filmación de la película (producida por "Sam Bassiel" y dirigida por un tal Alan Roberts) inicialmente llamada Desert warrior, que no vio la luz y cuyo material sería empleado posteriormente en la película Innocence of Muslims.La película independiente fue producida y dirigida por "Sam Bacile", inicialmente descrito como de 56 años de edad (52 años de edad de acuerdo con The Wall Street Journal),desarrollador de bienes raíces de Israel, que habló por teléfono con Associated Press.Las autoridades israelíes no encontraron ninguna evidencia de que él fuera un ciudadano israelí,y no hay evidencia de un tal Sam Bacile con alrededor de 50 años de edad que viva en California o tenga una licencia de bienes raíces o con participación en el cine de Hollywood.Aunque "Bacile", afirmó que la película había sido hecha por 5 millones de dólares de más de 100 donantes judíos,Hollywood Reporter describe la apariencia de la película como poco profesional, con lo que esta afirmación está en duda.El consultor auto-identificado de la película, Steve Klein le habría dicho a Bacile: "Usted va a ser el próximo Theo van Gogh".
Klein dijo más tarde al periodista Jeffrey Goldberg que Bacile no es una persona real y no es israelí o judía, como se ha informado, y que el nombre es un seudónimo de unos quince coptos y cristianos evangélicos de Siria, Turquía, Pakistán y Egipto. Goldberg pone en duda la fiabilidad de Klein............... ( Sigue en Wikipedia )
Promoción y recepción
Terry Jones, un pastor estadounidense que se hizo famoso por la quema de ejemplares del Corán ha sido uno de los principales promotores de la película. Planeó mostrar un anticipo de 13 minutos el 11 de septiembre en su iglesia en Gainesville (Florida). Afirmó que "es una producción estadounidense, cuya intención no es atacar a los musulmanes, sino mostrar la ideología destructiva del Islam" y "además, la película muestra de manera satírica la vida de Mahomet".En el trailer, por ejemplo, una anciana dice: "Tengo más de 120 años. En mi vida nunca he conocido a un matón asesino como Mahoma. Mata a hombres. Captura a mujeres y niños. Roba las caravanas. Rompe acuerdos y tratados. Vende niños como esclavos después de que él y sus hombres los hayan usado".
En julio de 2012, un extracto de 14 minutos de la película, en inglés, estaba disponible en YouTube. En septiembre, la película con subtítulos en árabe, atrajo la atención de los líderes musulmanes que criticaron la descripción de Mahoma. Según el Daily Telegraph, la película describe a Mahoma como un defensor de la pedofilia y la homosexualidad, y le muestra realizando actos sexuales.
Traducido al dialecto egipcio por autores anónimos, una versión en árabe se distribuyó en Twitter, y luego en los canales de noticias árabes y especialmente egipcios, donde se transmitió fragmentos de la película y se invitó a los líderes musulmanes a que la denunciaran.
Morris Sadek, un egipcio copto conocido en los Estados Unidos por su anti-islamismo ha hecho promoción de las imágenes que, según él, muestran la represión a la que los coptos en Egipto se enfrentan, en su sitio web y en la televisión, afirmando que "La violencia generada en Egipto es una prueba más de cómo la religión y la gente es violenta en Egipto, y la prueba de que la película muestra hechos reales".
Según un periódico de El Cairo, la película fue denunciado por el dirigente de un partido político egipcio, y también la embajada de EE.UU. en El Cairo emitió una declaración condenando lo que llamó "los continuos esfuerzos por parte de personas equivocadas por herir los sentimientos religiosos de los musulmanes" en una aparente referencia a la película. Durante el mismo día, un extracto de dos minutos doblado al árabe fue transmitido por el jeque Khaled en Al-Nas, una emisora de televisión egipcia. En el extracto, el actor que interpreta a Mahoma llama a un burro "el primer animal musulmán".
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