miércoles, 10 de octubre de 2012

Ricardo Alemán - ¿Quién traicionó a "El Lazca"?

Ricardo Alemán
¿Qué significa que minutos antes de ser detectado por los efectivos de la Marina Armada, el jefe de "los Zetas", Heriberto Lazcano, presenciaba tranquilamente un juego de beisbol".

¿Qué debemos entender de que el pasado domingo, "el Lazca" asistió al estadio con sólo un guardaespaldas, a pesar de que era uno de los criminales más buscados del mundo y por quien el Estado mexicano ofrecía hasta 30 millones de pesos?

Aquí no sabemos la respuesta a esas interrogantes elementales. Sin embargo, lo que sí entendemos es que sólo un criminal que se sabe seguro, que tiene el control municipal y estatal de su territorio –como pudiera ser el caso de "el Lazca", en Coahuila--, puede viajar sin protección y sin seguridad por las carreteras estatales y federales y –en el extremo--, acudir a eventos públicos, como un juego de beisbol, como cualquier mortal de a pie.



Sin dudas que "el Lazca" se movía por Coahuila y por buena parte del norte del país --como "pez en el agua"--, sabedor de la impunidad que le otorgaba la presunta complicidad de tal o cual gobierno municipal, estatal y/o federal.

Sin embargo, tampoco parece casual que a una semana del asesinato de Eduardo Moreira --hijo de Humberto Moreira, ex presidente del PRI y ex Gobernador de Coahuila, además de sobrino del Gobernador en funciones, Rubén Moreira--, haya caído "el Lazca", a quien no pocos políticos del estado de Coahuila señalan como autor intelectual del asesinato del joven "Lalo" Moreira.

Por eso las preguntas. ¿Qué se rompió en la presunta paz pactada entre el jefe de "los Zetas" y distintas autoridades municipales y estatales? ¿Quién habría traicionado al jefe zeta? ¿Quién dio el pitazo a los marinos, sobre la presencia de "el Lazca", en un estadio de beisbol?

Valen las interrogantes porque son muchos los indicios de que, en el fondo, asistimos a la reedición del reprobable "ojo por ojo", en donde "los Zetas" habrían ordenado el asesinato de Eduardo Moreira --como venganza de que la Policía estatal habría abatido al sobrino de un importante jefe zeta--, en tanto que supuestamente de manera fortuita, los efectivos de la Marina Armada recibieron información de que "el Lazca" presenciaba el beisbol en un estadio de Progreso, Coahuila.

Lo cierto es que nadie puede negar la importancia de la localización, persecución y abatimiento del jefe fundador de "los Zetas", más allá de los graves errores cometidos por la Comunicación Social del Gobierno Federal –al dar a conocer la muerte de "ll Lazca" mediante una estrategia confusa y que desató toda clase de especulaciones--, y que por graves fallas logísticas el cuerpo del criminal fuera robado por un comando armado.

Tampoco hay duda que, a poco más de un mes de que concluya su gestión, el Presidente Felipe Calderón consiguió la captura y/o abatimiento del mayor número de los 37 jefes de bandas criminales más buscados, entre ellos "el Lazca". Y con la caída de "el Lazca" la pregunta obliga. ¿Quién sigue? Todo indica que el siguiente que pudiera caer es el poderoso jefe del cártel de Sinaloa, Joaquín "el Chapo" Guzmán, a quien siguen de cerca no pocas agencias norteamericanas.

 Sin embargo, también es cierto que sigue vivo el problema de fondo. ¿De qué estamos hablando? De que cada vez es más claro que ninguna banda criminal y ningún cártel de drogas puede vivir sin la complicidad y la alianza de las autoridades municipales, estatales y/o federales.

Y es que, como quedó claro con la captura de "el Lazca", es evidente que los grandes, medianos y pequeños criminales y/o narcotraficantes no sólo viven del crimen y el narco, sino que también son seres humanos y ciudadanos como todos o la mayoría de los mortales. Es decir, que tiene hijos, esposa; que van a la escuela los hijos, que consumen espectáculos, modas; que viajan, adquieren joyas, vehículos y que habitan tal o cual cada o conjunto habitacional de alto poder adquisitivo. Además de que son o aparentan ser empresarios con importantes cuentas bancarias.

Es decir, que la persecución y captura de los grandes jefes del crimen no tiene por qué centrarse en choques a balazos, sino que pueden ser debilitados siguiendo la ruta de los negocios, el dinero, las empresas y hasta las familias de los criminales. Se sabe que "los Zetas", por ejemplo, manejan fuertes cantidades de dinero en efectivo, ya que su cartera de "negocios" es acaso la más amplia del espectro criminal: va del secuestro, el trasiego de drogas a la venta de protección, cobro de piso, tráfico de órganos... ¿Y quién mueve el dinero? Bien por la captura de "el Lazca". Sin embargo, sus negocios podrían permanecer intocados. Al tiempo.

Leído en: http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

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