Durante los primeros años del gobierno de Lázaro Cárdenas del Río era común entre ciertos círculos políticos mantener el ya acostumbrado comentario para referirse al mandatario de la República: "Aquí vive el Presidente, y el que gobierna, allí enfrente".
Lo anterior era clara referencia a Plutarco Elías Calles, quien al término de su mandato, en 1928, y eliminado de la esfera política Álvaro Obregón, siguió manejando los hilos de la Presidencia de la República, sobre todo durante los breves mandatos de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez.
Y es que a pesar de haber dejado la silla presidencial, a Calles seguían haciéndole reverencia y solicitando consejo jefes militares, gobernadores, políticos destacados y demás hombres del poder; quien menos importaba era el presidente de la República.
Cansado de ello y para llevar a cabo su política y futuros cambios, como la Expropiación Petrolera, Cárdenas hizo una limpia: expulsó del país a Calles y sus principales seguidores, desaforó a gobernadores callistas, sustituyó a generales que eran afines al sonorense, y se preparó para dejar atrás el "maximato" y asumir un verdadero liderazgo.
El comentario viene a colación porque en breve tendremos una nueva forma de gobierno en donde el panismo regresará a su viejo papel de comparsa de administraciones priístas —como sucedió desde 1988 con Carlos Salinas de Gortari—, sepultando así cualquier posibilidad para regresar al poder. En el caso de Enrique Peña Nieto aún resulta difícil pensar siquiera que será él quien verdaderamente gobierne. ¡Quién sabe qué sorpresas pudiera dar a los mexicanos!
Lo que sí está claro es que Peña Nieto tiene de su lado a viejos estrategas de la política que le están allanando el camino para que su llegada a la Presidencia —que no al poder— sea lo menos complicada. Se trata de Manlio Fabio Beltrones Rivera, el mismo que logró negociar con Felipe Calderón para que éste finalmente entrara a San Lázaro; el mismo que convenció a senadores y diputados en 2006 para aplastar a perredistas y lopezobradoristas que tenían bajo su poder el salón de sesiones de la Cámara de Diputados.
El también sonorense Beltrones Rivera pactó en 2006 con el panismo entrante para rescatar la "institucionalidad" y en su camino terminó legitimando a Calderón Hinojosa, calificado como "el presidente espurio".
Ahora, desde la Cámara de Diputados, como coordinador de la bancada más grande de San Lázaro y haciendo equipo con su viejo amigo y comparsa político, Emilio Gamboa Patrón, coordinador de los senadores priístas, será sin duda quien le allane el camino a Peña Nieto para que pueda rendir protesta como presidente de la República.
En la concepción priísta, jefe sólo hay uno, y ese será sin duda Peña Nieto, pero en la realidad el verdadero líder y quien hasta el momento le ha limpiado el camino al mexiquense es Beltrones Rivera.
Pareciera que la mano del sonorense esté no sólo la aprobación de leyes, sino también parte de su concepción. El perfil que tendrá la nueva administración pareciera traer el sello de priístas de viejo cuño y con tintes del salinismo.
Sólo basta ver el nuevo tipo de Secretaría de Gobernación que se ha delineado y que evoca sin duda al breve lapso en que Fernando Gutiérrez Barrios estuvo en ella, cuando desde esa dependencia se tenía el control político, policiaco y de derechos humanos.
Y si se relee la parte de política social, pues uno no puede más que recordar a aquel Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol) de Carlos Salinas de Gortari.
Otro que moverá los hilos del poder será sin duda el hidalguense Jesús Murillo Karam. Un político duro que sabe negociar con el sector castrense y las policías; y uno más, Miguel Ángel Osorio Chong, otro hidalguense que bien pudiera estar al frente de Gobernación para poner en práctica el "nuevo concepto" de la administración pública y que parece sacado de los apuntes de Beltrones Rivera.
Osorio Chong es de los políticos relativamente nuevos que tiene Peña Nieto a su lado, pero no es a éste a quien debe su carrera política sino más bien a la maestra Elba Esther Gordillo; Osorio Chong fue operador de Gordillo en la Cámara de Diputados y fue candidato al gobierno hidalguense gracias al apoyo de la maestra. Osorio sigue siendo una pieza dentro del ajedrez político de la vieja líder sindical.
Osorio Chong o Murillo Karam, cualquiera de los dos pudiera ser el nuevo secretario de Gobernación y será el que ocupe esta posición quien verdaderamente tendrá el poder.
Del otro lado, desde el Congreso, estará la dupla Beltrones-Gamboa para continuar con su estrategia política y mantenerse, por lo menos durante algún tiempo, cerca de Peña Nieto y haciéndole el trabajo más difícil: negociar con la oposición o sacar adelante reformas tan complicadas como la energética o la hacendaria.
Beltrones sabe de esas cosas, ya en 1988 le tocó negociar y calmar los ánimos de la oposición que se negaba a reconocer a Salinas de Gortari; fue él quien negoció con los panistas, fue él a quien le correspondió establecer puentes con el indignado Frente Democrático Nacional (FDN) y con Cuauhtémoc Cárdenas, a quien su oponente presuntamente robó la Presidencia. Así es que el sonorense ya sabe qué le espera y cómo solucionarlo.
Será por eso que a final de cuentas aceptó el PRI en la Cámara de Diputados la creación de la comisión Monex, que indagará sobre el supuesto financiamiento ilegal de la campaña de Peña Nieto. Fue, sin duda, una maniobra política que baja un poco la presión para el próximo 1 de diciembre.
Cuando se ven los ajustes políticos se piensa en Beltrones, Osorio Chong, Murillo Karam o Salinas de Gortari. Cuando se vislumbran los de política social, uno se remite de inmediato a Pronasol y la continuidad que de ello hizo Ernesto Zedillo.
Cuando se ve quién está al mando de la seguridad de Peña Nieto, destaca el nombre del general Roberto Miranda, el jefe del Estado Mayor de Zedillo. Y cuando se habla de la próxima reforma hacendaria, todo apunta de inmediato a Luis Videgaray, un tecnócrata del equipo de Pedro Aspe.
Y así, se puede detener uno en la política social, la política económica y la política-política, y a uno le vienen a la mente viejos y relativamente nuevos nombres, todos menos el de Peña Nieto. Y esto porque sin duda en su sexenio se rememorará: "Aquí vive el presidente; el que gobierna, allá enfrente".
mjcervantes@proceso.com.mx
Twitter: @jesusaproceso
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