Enrique Peña Nieto delimitó el lunes pasado con mucha claridad los objetivos centrales de su gobierno: 1. Revertir la violencia y garantizar la seguridad de todos; 2. Combatir y revertir la pobreza; y 3. Hacer que la economía crezca.
La búsqueda de esos objetivos puntualiza, por cierto, los fracasos de Felipe Calderón: 1. Violencia creciente y más inseguridad sin que se haya frenado, y mucho menos acabado, con la delincuencia organizada; 2. Aumento en el número de pobres y miserables (casi la mitad de la población); y 3. El casi nulo crecimiento económico.
El mediocre desempeño económico del sexenio que está por finalizar, se muestra con un promedio de 1.9%, debajo de Fox (2.2), Salinas (3.2) y Zedillo (3.5).
Felipe Calderón insistió, también el lunes pasado, en la enésima defensa de su criticada estrategia contra el narcotráfico y el crimen organizado. Fueron, básicamente, en las justificaciones de siempre:
1. Que la muerte de civiles inocentes en esto que él mismo llamó guerra, no es responsabilidad de su gobierno sino de la violencia de las organizaciones criminales; y 2. Que contra el tráfico de drogas no solamente ha utilizado la fuerza de las armas, sino que ha atacado la estructura financiera de los cárteles y profundizado en la prevención del consumo de drogas. Concluye, por lo tanto, que su estrategia ha sido la correcta.
¿Es correcta una estrategia que cobra en seis años la vida de 65 mil vidas entre criminales, soldados, policías e inocentes, según las cifras más conservadoras? ¿Es correcta una estrategia que nos ha mantenido y nos tiene en el sobresalto permanente de morir en medio de un fuego cruzado sin saber si la bala que acabó con tu vida salió del fusil de un criminal o del de un militar o un policía? Francamente no.
No se niega la creciente penetración y fuerza que el narcotráfico mostró cuando Calderón inició su gobierno, aunque visto en perspectiva ahora (con el problema vigente pero con una violencia asociada demencial y creciente) está claro que la decisión de combatirlo en la manera por la que se optó, fue precipitada y obedeció más a la necesidad de legitimar el poder que no obtuvo en las urnas (y que ya casi al final de su mandato no ha podido legitimar), que a un diagnóstico concienzudo y serio.
Pareciera, es más, que Calderón ni siquiera tiene claro el concepto mismo de estrategia, mucho menos desde la perspectiva militar, imprescindible para librar con claridad y ánimo de victoria lo que le decía párrafos arriba él mismo consideró una guerra. Quizás eso explique las permanentes desaveniencias que han tenido los secretarios de la Defensa, Guillermo Galván, y de Marina, Francisco Saynez, con Genaro García Luna, el todopoderoso secretario de Seguridad Pública federal.
A aquèllos habría que agradecerles su lealtad y disciplina pese a sus desaveniencias y desacuerdos, y a éste responsabilizarlo de la violencia desbordada que ha resultado de esta guerra inútil.
Calderón ignoró en esto al clásico de la estrategia, el chino Sun Tzu y su obra El arte de la guerra. Repasaré tan sólo algunas de sus ideas para sustentar el aserto:
1. "... haz una valoración de ti mismo y de tu adversario teniendo en cuenta cinco elementos: el camino, el clima, el terreno, el liderazgo y la disciplina. Deben valorarse para decidir quién está en situación de superioridad y determinar quién tiene más probabilidades de ganar".
2. "... el camino significa inducir al pueblo a que tenga el mismo objetivo que sus dirigentes para que puedan compartir la vida y la muerte sin temor al peligro".
3. "... cuando tu estrategia es profunda y amplia, es mucho lo que llevas ganado mediante tus cálculos, de manera que puedes ganar incluso antes de empezar a luchar... por eso se dice que los guerreros victoriosos vencen primero y después van a la guerra, mientras que los guerreros vencidos van primero a la guerra y después intentan vencer.
4. "... las armas son instrumentos de mala suerte; usarlas en un largo perìodo producirá calamidades... como se dice normalmente: los que disfrutan luchando y agotando sus fuerzas militares morirán inevitablemente".
Esto dice Sun Tzu y de la mano con él una pregunta: ¿hubo estrategia en esta matanza?
Ahora bien, las adicciones han crecido aunque se haya estabilizado el crecimiento, según la Encuesta Nacional Contra las Adicciones dada a conocer la semana pasada.
¿Y qué hay del golpe a las estructuras financieras del narcotráfico? Pues nada significativo comparado con evidencias contundentes como el reconocimiento abierto de bancos globales como HSBC de haber sido usado para el lavado de dinero por los cárteles mexicanos.
rrodriguezangular@hotmail.com
@RaulRodriguezC
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