¿Son pifias, ignorancia o enfermedad?…
El recuento de las pifias de Enrique Peña Nieto nos revela que se trata de un hombre con poca cultura y un déficit importante de atención. Los especialistas sabrán evaluar si el inquilino de Los Pinos padece alguna enfermedad, desorden o trastorno.
Con la información que tenemos, podemos señalar que Peña Nieto muestra un comportamiento limitado en sus capacidades intelectuales. Los ejemplos abundan y no pueden seguir siendo tomados como simples pifias o lapsus mentales. Es un problema de Estado. Un hombre que dirige los destinos de un país está obligado a tener un alto nivel de educación. No debemos conformarnos con alguien que demuestra una ínfima preparación para realizar su encomienda.
El último “lapsus” de Enrique Peña Nieto sucedió en Monterrey. Estaba dando un mensaje durante la inauguración del centro industrial Ternium y dijo: “Quiero saludar a los titulares de los Poderes Legislativo y Judicial de esta entidad. Al señor Comandante de la Región Militar aquí en el estado de Monterrey de esta región del norte del país”.
¿Estado de Monterrey?… ante las burlas en las redes sociales, la Presidencia de la República editó el discurso para eliminar el error a pesar de que los discursos generalmente son subidos de forma íntegra a la web de Presidencia.
Estamos hablando de errores de educación elemental. Las capitales de los estados son estudiadas desde la primaria. No es el primer error de Peña Nieto en este rubro. El 3 de abril confundió la capital de Veracruz durante la inauguración del Foro “México educación de calidad para todos”, y cuando se refirió al alcalde de la ciudad de Boca del Río aseguró que esa era la capital de Veracruz.
El 30 de mayo sucedió algo similar durante la inauguración de la Expo Canitec 2013: “Vamos a trabajar precisamente para que demos una atención pronta e inmediata y logremos que el 100 por ciento de los habitantes del estado de Tijuana…”.
Dentro de sus errores recurrentes, además de confundir las capitales de los estados o ignorarlos, se encuentra el cambiar de nombre a las personas. Durante la Cumbre de la Celac en Santiago de Chile, Peña Nieto rebautizó al Presidente Sebastián Piñera a quien llamó Sebastián Piñeras y Sebastián Piñeiras.
Peña Nieto confunde incluso a los de su grupo. El pasado 22 de enero, se reunió con los miembros del PRI y el PVEM en el Senado de la República, y se equivocó al mencionar apellido del coordinador de su partido, Emilio Gamboa Patrón, a quien llamó Emilio Beltrones: “Me quedé en la anterior legislatura, vamos muy rápido, señor senador”, dijo a modo de disculpa con su anfitrión Emilio Gamboa Patrón.
También le cambio el nombre al presidente chino Xi Jinping. Durante la ceremonia oficial de recibimiento en el Campo Militar Marte, dijo: “En nombre de los Estados Unidos Mexicanos es un honor recibir hoy al Presidente de la República Popular China Juan Yin Juan Yin”, fue el mensaje pronunciado por el gobernante mexicano, lo que a primera instancia se interpretó como una confusión en el nombre de visitante. Ante las burlas en redes sociales, Francisco Guzmán, coordinador de asesores de la Presidencia, dijo que “Huānyíng, Huānyíng significa “Bienvenidos” en Mandarín”.
Los errores de Peña Nieto han pasado a la antología de disparates de mandatarios como cuando el 16 de enero le cambio el nombre al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) y Protección de Datos, durante la declaración pública de su patrimonio: “Con la ampliación de facultades del instituto de información y de acceso… de información y de acceso a la opinión publica de… toda la información disponible para la ciudadanía desde el gobierno… el IFAI”.
Un día después, el 17 de enero se equivocó cuando mencionó el año de fundación de la estado de Hidalgo, durante su conmemoración del 144 aniversario: dijo que fue en 1969, en lugar de 1869: “Desde esta plaza, erigida en memoria del Benemérito Juárez, del Benemérito que fuera, justamente, quien en 1969 justamente, ayer se cumplieron 144 años de la erección del Estado de Hidalgo”.
El Ejecutivo deja en vergüenza a todos los mexicanos cuando viaja y exhibe su falta de preparación. En Londres, durante una conferencia magistral organizada por la Chatam House, Peña Nieto dijo ‘suscribido’ y ‘partenecer’: “México ha suscribido ya su interés por partenecer también, o suscrito más bien su deseo de participar en un acuerdo de similar alcance para el intercambio de información informática…”.
Y como olvidar sus intervenciones en inglés. Allí está para la posteridad ese video en youtube subido el 15 de diciembre del 2011 o cuando una periodista le hace una pregunta en inglés y el dice: “Deje escuchar la traducción”, se pone el audífono y pide que le repitan la pregunta y responde visiblemente nervioso: “Es una pregunta de carácter financiero y técnico, yo tendría una respuesta de orden general en esta materia que tiene que ver con los mercados financieros, con el tipo de cambio, política monetaria de los que se ocupa los bancos centrales. Son temas en los que el presidente y particularmente no va a opinar”.
Tampoco sabemos si Peña Nieto tiene problemas de dicción o sencillamente está medicado y no puede pronunciar correctamente las palabras durante los discursos. La última ocasión durante su informe que no pudo pronunciar bien las palabras: “frijol, forjar ni ingresos”.
Ante los errores, pifias o muestras de ignorancia de Peña Nieto, la Presidencia de la República intenta ocultar el sol con un dedo, hace llamadas a los medios de comunicación para intentar censurar las críticas o la exhibición de los videos e incluso las crónicas que abordan las graves meteduras de pata del mandatario. Incluso hay periodistas que han sido despedidos por informar al respecto, como el caso de la periodista veracruzana Veronica Danell, quien fue despedida de Mega Noticias por transmitir el video en el que Peña Nieto decía que Boca del Río era la capital de Veracruz. La comunicadora fue despedida por órdenes del Gobernador Javier Duarte a través de su polémica vocera Gina Domínguez.
Es imposible ocultar la falta de cultura, preparación y educación de Enrique Peña Nieto. Sus problemas se convierten en asunto de Estado. La salud mental del Presidente y su nivel de educación son cuestiones trascendentales y deben ser públicos. El señor intenta justificarse diciendo que “el Presidente de la República a veces se equivoca”. Pero desde que confesó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) no saber los títulos ni los autores de tres libros, Peña Nieto no da una.
Ya lo dijo Carlos Fuentes: Enrique Peña nieto puede leer o no, “pero a lo que no tiene derecho es a ser Presidente de México a partir de la ignorancia. Los problemas exigen un hombre que pueda conversar como par con Barack Obama, Angela Merkel o Nicolas Sarkozy, y no es este el hombre capaz de hacerlo”.
Qué razón tenía nuestro gran escritor Carlos Fuentes. Este señor no es capaz de hacerlo. Los errores de Enrique Peña Nieto son cada día más comunes y no hay poder absoluto ni autoritario que pueda censurarlos. Su falta de capacidad es dominio público. La cuestión aquí es saber si los mexicanos queremos un Presidente con o sin inteligencia.
@SanjuanaMtz
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