lunes, 23 de septiembre de 2013

Salvador Camarena - El PRI, ¿contra las consultas?

La semana pasada las negociaciones para la reforma política dentro del Pacto por México se atoraron por dos temas: la consulta popular y el instituto nacional electoral. El rechazo del PRI-gobierno a dotar de amplio alcance a las consultas y la resistencia de los gobernadores priistas a perder su influencia en los órganos electorales de los estados hicieron que en un momento dado el debate incluso llegara a nivel de “gritos y sombrerazos”, tono que nunca se había dado en el seno del acuerdo que ha marcado el inicio de la administración del presidente Enrique Peña Nieto.





La cosa no pasó a mayores. Los ánimos se calmaron y el gobierno aceptó revisar su propuesta inicial en torno a la consulta —originalmente los priistas pretendían que sólo se pudieran realizar consultas sobre asuntos que no fueran una realidad (como hoy lo es la reforma educativa), o que no estuvieran dentro de un proceso de aprobación; es decir, y bajo una lógica ranchera del tipo de “lo caido-caido”, la propuesta del tricolor hacía inviable una consulta sobre una ley ya promulgada, e incluso sobre una iniciativa enviada ya al Congreso.

Peña Nieto y el Revolucionario Institucional están ante una encrucijada. Justo cuando las izquierdas demandan consultar en una materia tan crucial como la reforma energética, ellos se han mostrado reacios a hacer de la consulta un mecanismo de amplio formato.

Hay que reconocer que al menos en este tema el gobierno ha sido claro sobre sus resistencias. Cuando a mediados de agosto el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas propuso llevar a cabo un referéndum, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, fue tajante al recordar que “hoy la ley no lo tiene previsto”.

Más aún. En al menos otros dos momentos, y frente a las presiones que ejerció la CNTE para impedir la reforma educativa, tanto el Presidente de la República como el mismo Osorio advirtieron en sendos discursos que harían valer el peso de la mayoría en las reformas que pretenden impulsar.

Por eso es revelador el diferendo ocurrido la semana pasada en el seno del Pacto por México en torno a la Consulta. Lo que la izquierda está pidiendo —el PRD con su cadena humana de hace días e incluso López Obrador ayer en su mitin— es que una vez más la democracia mexicana vaya más allá de sus límites formales, y que en la coyuntura de reforma energética se exploren todas las posibilidades antes que la mera fórmula de que la mayoría manda.

¿Qué hará el PRI de Peña Nieto? ¿Aliarse como en el pasado al PAN y sacar adelante las reformas mediante el recurso de la mayoría? ¿O atender las peticiones de la izquierda y aceptar la consulta demandada tanto por Cárdenas, como el PRD y AMLO?

Desde siempre, el mejor PRI ha sido el que en momentos clave entendió que ceder y contribuir a ampliar la democracia era lo mejor para México. Ya veremos cómo proceden en este trascendente asunto.

salvador.camarena@razon.mx
Twitter:
 @salcamarena


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