La historia de Milenio está ligada a “La Soldadera”, el restaurante de Plaza de la República donde a principio de siglo, recién nacido nuestro diario, discutimos, imaginamos, planeamos, nos peleábamos y reconciliábamos.
Milenio se encontraba en la colonia Tabacalera, por lo que ese lugar que hacía ángulo recto con el Frontón México, de buena cocina y mejor atención (Patricia siempre adorable), era extensión lógica de nuestra sala de juntas.
Vinieron mudanzas, cambios, volaron los años. Hace tiempo que no como ahí, pero mi cariño por “La Soldadera” sigue siendo el de 2000, 2001. Duele, por lo mismo, la crisis que atraviesa desde el fin de semana del 14 y 15 de septiembre, cuando los maestros expulsados del Zócalo optaron por apoderarse del Monumento a la Revolución con todo y plaza.
Mauricio Orozco, uno de los socios, me dijo ayer que las ventas se les han caído 75 por ciento, que de 45 mesas llenas al día, hoy están en 10. No han corrido a nadie, pero turnan un día sí y uno no a los 13 meseros y 20 hostess, sal y pimienta del restaurante de comida mexicana.
“Qué más quisiéramos que ya le dieran solución a este problema”, anhela Mauricio. “Es una situación inaguantable. Porque no solo la Plaza de la República, sino todo el centro de la ciudad perdió el auge que tanto trabajo costó darle”.
Perversidades de la cultura política mexicana. Total, que se joda “La Soldadera”, las soldaderas de unos políticos del siglo XXI que desprecian a los ciudadanos de a pie.
Los que pagan impuestos y no bloquean calles ni apedrean policías. Jódanse.
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