"¿Quieren de verdad escribir su nombre en la historia
o nada más grafi tearlo?".
Nicolás Mendoza, Ciudad Neza
Quizá el mayor logro de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno fue el remozamiento del Paseo de la Reforma y de una parte importante del Centro Histórico. Fue un proyecto que contó con el apoyo de importantes empresarios privados, entre ellos Carlos Slim, con lo cual el tabasqueño mostró que a pesar de su presunto radicalismo sabía y podía trabajar con la iniciativa privada.
El esfuerzo de López Obrador fructificó. Incluso las "peculiares" (para no descalificar) estructuras piramidales que colocó en los camellones de Reforma se perdonan ante la abierta mejoría en lo que algunos consideran la avenida más hermosa de México. Pero en un desplante bipolar digno del extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, arremetió contra su propia creación y contra los ciudadanos capitalinos que habían votado por él al establecer un plantón de seis semanas en agosto y septiembre de 2006 sobre el Paseo de la Reforma y el Centro Histórico.
Quizá lo peor del plantón de López Obrador en Reforma es que estableció el precedente de que todo político con ambiciones debe cerrar el Paseo de la Reforma. Lo hizo de manera constante entre 2006 y 2012 el jefe de Gobierno Marcelo Ebrard con ciclotones, maratones, exhibiciones de autos de Fórmula 1, desfiles de empresas privadas e incluso con un gigantesco árbol de Navidad en la glorieta de la Palma con el que convirtió Reforma en un gran mercado de ambulantes. Lo hizo también el presidente Felipe Calderón para las fiestas del bicentenario y el entonces presidente de la Conade, Bernardo de la Garza, que cerró Reforma una semana completa para poner sobre carriles centrales una piscina y otras instalaciones deportivas.
Los senadores han ayudado a multiplicar los males del Paseo de la Reforma y de la ciudadanía. Al insistir en colocar su nueva, costosa y mal construida sede exactamente en Reforma e Insurgentes, el Senado ha creado un nuevo foco de atracción para manifestaciones y bloqueos. El Sindicato Mexicano de Electricistas, cuya sede está a un par de calles de distancia, ha contribuido a torturar el Paseo de la Reforma desde hace años.
Ahora la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación es la organización que busca reivindicar el derecho de propiedad sobre el Paseo de la Reforma. Los integrantes de la CNTE han hecho ya una costumbre cotidiana el bloqueo de esta avenida durante horas cada vez. Seguramente lo seguirán haciendo, ya que parece que tienen recursos suficientes para mantener su plantón durante meses, ante el temor o la complacencia del gobierno capitalino.
Sería iluso pretender que la vida de la comunidad que reside o trabaja alrededor del Paseo de la Reforma no ha sido afectada. Al igual que sucedió en 2006, con el plantón de López Obrador, los comercios, restaurantes y hoteles de la zona se han visto severamente afectados. La gente evita la zona de ser posible. No tengo reportes de despidos, como en 2006, quizá porque los bloqueos de la CNTE no son permanentes, pero los dueños y trabajadores de la zona están sufriendo. Un mesero me dice que sus propinas han caído 80 por ciento: "Y yo, mi esposa y mis hijos vivimos de las propinas".
El Paseo de la Reforma puede y debe ser el símbolo de una ciudad en movimiento o de una ciudad social, social en el sentido de que genera empleos y prosperidad para sus habitantes. Pero esto no se logrará si el hermoso boulevard construido por el emperador Maximiliano para ser eje de comunicación entre el Centro Histórico y Chapultepec cambia su uso de suelo al de manifestódromo.
VIOLENCIA
Muchos videos muestran cómo grupos de encapuchados agredieron con piedras, palos y bombas molotov a los granaderos en las manifestaciones del 2 de octubre. Algunos otros muestran que los granaderos golpearon a jóvenes una vez que éstos estaban detenidos. La tolerancia ante la violencia de los manifestantes al final sólo genera más violencia.
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Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=195863
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