Las encuestas señalan que una creciente mayoría de mexicanos apoyaba al presidente de la república en sus empeños por modernizar diversos sectores que impiden que nuestro país despegue económicamente.
Y llegaron sus propuestas para una reforma hacendaria y diversas reformas al Código Fiscal de la Federación (CFF), las cuales conforme pasan los días y mejor se conocen más rechazo van generando entre 50 por ciento de la población que sí paga impuestos.
El daño que dichas propuestas pueden causarle a la imagen presidencial es similar al que le causaron las marchas y bloqueos de la CNTE a la del jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera. Algunas encuestas indican que su popularidad va a la baja.
Peor aún, el éxito que la CNTE, el SME y otros grupos han tenido al “negociar” con el gobierno mediante marchas y plantones empieza a ser visto por cada vez más personas como la única y más efectiva manera de oponerse a las reformas hacendaria y del CFF.
En las redes sociales son muchos los que convocan a una huelga fiscal que podría momentáneamente privar al gobierno de un volumen considerable de recursos. Otros sugieren tomar las calles, como lo han hecho los maestros que no dan clases y los trabajadores sindicalizados de una paraestatal que ya no existe.
Es un hecho que a nadie le gusta pagar impuestos y menos que le digan que ahora va a pagar más. Pero eso no es lo que está irritando a cada vez más personas.
El problema con las propuestas de Peña Nieto es que pretenden castigar a millones de mexicanos que han realizado esfuerzos considerables para hacerse de una casa o departamento, para educar a sus hijos en una escuela particular debido al fracaso de la educación pública, y para cuidar su salud con un médico particular como resultado de la ineficiencia de los servicios médicos y hospitalarios que proporciona el gobierno; pretenden castigar a cientos de miles de empresarios micros, pequeños y medianos que han sacrificado años de su vida y puesto en riesgo sus capitales cambiándoles completamente las reglas del juego y obligándolos a pagar más impuestos y trabajar más meses del año para el fisco antes de ver un peso de utilidad; pretenden que cualquier mexicano sea considerado como un presunto culpable al aplicar un Código Fiscal de la Federación que aparentemente dictó el espíritu de Hugo Chávez a los tecnoburócratas de la SHCP; pretende concederle un poder absoluto a los funcionarios del Servicio de Administración Tributaria (SAT) sobre la misma vida interna de las empresas particulares; pretende eliminar las sociedades mercantiles al permitir que los bienes personales de un socio sean embargados o confiscados para pagar un adeudo fiscal de la persona moral que es dicha sociedad.
Y para colmo, sin ofrecer nada a cambio.
Increíble: la insensibilidad de unos tecnoburócratas amenaza con convertir a Enrique Peña Nieto en un presidente impopular antes de que cumpla un año en el cargo. Aún puede rectificar el presidente y modificar sus propuestas. Y de paso cesar a quienes lo metieron en tremendo problema.
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