La Cámara de Diputados aprobará esta semana la reforma hacendaria. Todo indica que saldrá muy rasurada. Pero algunos impuestos se incrementarán. Quizá lo más importante será el aumento en el déficit del sector público que, a final de cuentas, es una adición de los tributos en el futuro (algún día tendrá que pagarse la deuda para financiar el déficit). El Presidente está solicitando al Congreso elevar los Requerimientos Financieros del Sector Público, que es la medida correcta del déficit público, al 4.1% del PIB. De ser así, será el mayor déficit público desde los años noventas.
Al parecer, una alianza del PRI con el PRD de Los Chuchosaprobará el incremento presente y futuro de los impuestos. La pregunta es para qué nos los van a subir. Quizá el gobierno tenga objetivos loables para el dinero extra que recibirá. Yo francamente tengo mis dudas. No por ser un terco neoliberal. Simplemente hay que echarle un vistazo a la prensa para ver las historias cotidianas de abuso y dispendio de los gobiernos en México. En la edición ayer, por ejemplo, encontré las siguientes historias.
1. En su columna de Excélsior, Jorge Fernández Menéndez, comentaba el conflicto con los maestros de la CNTE, quienes ayer regresaron a dar clases en Oaxaca, prácticamente dos meses después de haber iniciado el ciclo escolar. Sin embargo, algunos docentes se quedaron a protestar en la capital por varias razones. Una de ellas es que “que siguen exigiendo que se les pague por adelantado los dos meses que no han trabajado, el bono de inicio de clase (que sería lo único que habrían recibido antes de reiniciar clases, se supone que el lunes) y otro bono que están solicitando a Gobernación, en las reuniones con Miranda, de 115 millones de pesos”. No sé usted, pero yo no quiero que me suban los impuestos para pagarle a grillos que no trabajan, mucho menos darles bonos como si se los merecieran.
2. En el periódico Reforma, el líder del SME, Martín Esparza, defendía las “pensiones” que recibirán mil 400 electricistas como parte del acuerdo que firmó la Secretaría de Gobernación con un sindicato de una empresa que desapareció el sexenio pasado. Los trabajadores recibirán una pensión de cerca de 15 mil pesos al mes. Si las matemáticas no mienten, estamos hablando de unos 252 millones de pesos al año para supuestamente apaciguar a las huestes de Esparza. Y digo supuestamente porque apueste usted que seguirán protestando por todo lo que ellos consideren como un atentado en “contra los intereses del pueblo”. En fin, no sé usted, pero yo no quiero que me suban los impuestos para que el gobierno de Peña dizque resuelva problemas políticos a billetazos con el dinero de los contribuyentes.
3. En su columna de Excélsior, Mariaelena Vega comenta que el jefe delegacional en Miguel Hidalgo gastó “en sólo dos meses más de 600 mil pesos en objetos personales (ropa y calzado), así como en el consumo de alimentos y bebidas en restaurantes nada modestos”. Víctor Hugo Romo compró, con cargo al erario, “42 pares de zapatos para caballero, 46 pares de zapatos para dama, 21 chamarras de gabardina, 115 blusas para dama, 105 camisas de algodón, 44 pantalones de vestir de dama, 25 faldas de vestir, 44 chalecos de vestir y 63 pantalones de caballero por tan sólo 300 mil pesos”. Además, “321 mil 301 pesos en alimentos y bebidas en 63 días hábiles, lo que promedia un gasto diario de cinco mil pesos en cuentas de bares y restaurantes”. No sé usted, pero yo no quiero que me suban los impuestos para pagar los gustos sibaritas de un servidor público.
4. Reforma daba cuenta de cómo la Conade invirtió “518.5 millones de pesos en un moderno complejo que, hoy por hoy, está convertido en un elefante blanco”. Supuestamente estaba diseñado “para preparar atletas de alto rendimiento y paralímpicos que representen a México en competiciones internacionales”. Sin embargo, a pesar de la inversión efectuada, y que el entonces presidente Calderón inauguró una primera etapa, “el inmueble luce abandonado”. No sé usted, pero yo no quiero que me suban los impuestos para que el gobierno construya “elefantes blancos” que sólo sirven para que el Presidente corte el listón con un bonito discurso de cómo México avanza.
Son cuatro historias aparecidas ayer en dos periódicos nacionales. Es cierto que los gobiernos en México también gastan bien en algunas cosas. Pero también es cierto que persisten gastos abusivos y superfluos que tendrían que castigarse para darnos al contribuyente garantías de que el dinero de nuestros impuestos estén bien utilizados. Mientras no se haga esto, me parece injusto que suban los impuestos.
Twitter: @leozuckermann
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