martes, 8 de octubre de 2013

Pablo Hiriart - El aspirante a dictador ataca de nuevo

El aspirante a dictador que ha fallado dos veces en su intento por ocupar la Presidencia, busca ahora un nuevo asalto a la democracia: impedir que las Cámaras legislativas voten la reforma energética.

AMLO, como Hitler, no cree en la democracia, pero se vale de ella para llegar al poder y obstruir el funcionamiento de las instituciones democráticas.

En eso está nuestro Hitler local: con un llamado a impedir que la democracia funcione, pues no puede asimilar que el Poder Legislativo ejerza su tarea de discutir, dictaminar y votar una propuesta de reforma constitucional enviada por el Ejecutivo.

Llamó a formar un cerco humano contra las instalaciones del Congreso, en las dos cámaras federales y en las locales, para frenar el ejercicio de la democracia pues, siendo minoría, quiere salirse con la suya.



Y como fascista que es, lo hace en nombre de “la patria”.

Propuso, por ejemplo, que en las redes sociales se difunda el mensaje “EPN traidor a la Patria”, lo que fue acatado de inmediato por sus camisas pardas y convirtieron en trending topic el hasthag dictado por AMLO.

La rabieta del Hitler local en el Paseo de la Reforma incluyó llamados a escribir a empresas petroleras que los contratos de utilidad compartida que se promueven “no tendrán validez legal”.

¿Por qué no tendrán validez legal si los aprueban el Congreso y los Congresos estatales?
Porque lo dice él. Su palabra es la que vale: está por encima de la Constitución, del Congreso y de la democracia. Es un aspirante a dictador: lo confirma todos los días.
En su opinión, el Congreso no representa al pueblo sino a una minoría rapaz. Su desprecio por la democracia es evidente.

Los seguidores de AMLO, genuinos o acarreados en un costosísimo dispositivo logístico para el que no escatimaron gastos, deben saber que una reforma así aprobada es legítima y es legal, porque así lo establece el procedimiento democrático de la Constitución.

Lo antidemocrático es querer suplantar al Congreso con un asambleísmo de corte hitleriano, como lo practica él.

Propuso también “construir una alianza nacional con organizaciones sociales, políticas y ciudadanas, con el objetivo de frenar la reforma energética y el aumento de impuestos”.
Está en su derecho a hacerlo. Así es la democracia. Se puede y se vale protestar.
Lo que no es válido es impedir que funcione el Congreso, cercarlo e intimidar —como hacían los camisas pardas— a los legisladores que piensen diferente.

No hay que ser clarividente para saber cuáles son esas “organizaciones sociales” con las que López Obrador busca una alianza: la CNTE, los grupos de autodefensa (armada), el SME, y a los que se sumarán “anarquistas” y grupos guerrilleros, aunque el jefe del movimiento se diga “pacifista”.

Viene una andanada contra la democracia, encabezada por un aspirante a dictador.

phl@razon.com.mx
Twitter:
 @PabloHiriart



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