“No tuvimos ventas”.
La respuesta del encargado del restaurante Correo Español de Plaza de la República es indiscutible. “Tuvimos dos mesas”, explica. “Eso es no tener ventas. Puede anotar que hoy, domingo 3, no tuvimos ventas, porque dos mesas es nada comparado con las 30 que teníamos los domingos antes del plantón”.
El plantón de los maestros. Cumplió 50 días el fin de semana. Y entró en una nueva fase: la burla. O de qué otra forma se pueden calificar los hechos recientes, si no es de burla. O de engaño. O de escupitajo en la cara.
El viernes 25 de octubre, tras otra ronda de negociaciones en la Secretaría de Gobernación y el gobierno del DF, las autoridades anunciaron que el plantón se “compactaría”, y que de no respetarse el acuerdo, ¡se aplicaría la ley!
Pero se fue aquel fin de semana y nada. Lunes y martes fueron de pretextos y boladas, como la de una mudanza al Monumento a la Madre. El miércoles, los maestros aclararon que no cambiarían de sede ni se replegarían. El jueves, el gobierno del DF volvió a prometer que se liberarían las calles aledañas y el circuito vial del Monumento a la Revolución. Los maestros respondieron que seguían analizando qué hacer y que no los jodieran con eso de los comercios, pues ellos consumen agua y comen por ahí, lo que beneficia a la economía de la zona.
Llegó el sábado. Llegó el domingo. Y no hay para cuándo. ¿Qué justicia es esta? ¿No hay nadie en Bucareli o el Ayuntamiento con talento, con tamaño para terminar con esta violación tumultuaria?
Cincuenta días. Parece que no hay nadie. Nadie que sepa cómo hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.