martes, 26 de noviembre de 2013

Federico Reyes Heroles - Los pasos del dragón

O P I N I Ó N
F E D E R I C O   R E Y E S   H E R O L E S
Los Pasos del dragón

Entre serpiente y caballo, en ocasiones alado, dios y guardián, pero también monstruo y poderoso enemigo, poseedor de una gran sabiduría y sin embargo presa de la avaricia, eso y más está en su re­gistro.

El dragón ha sido un venero inagotable de imaginerías y sím­bolos. En Oriente goza del crédito de la benevolencia, mientras en Occidente, por lo normal, se le mi­ra como un ser malévolo. Para los chinos el dragón encierra la fuerza espiritual, es por ello un ser ve­nerado. Todo el mundo debe hoy observar al dragón chino.

Con mil 350 millones de habi­tantes, China será en el 2050 la segunda nación más poblada del orbe, sólo después de India. En 2012 su PIB (8 mil 249 de miles de millones de dólares), se situó muy por arriba de la que fuera por dé­cadas la segunda potencia, Japón (5 mil 936 de miles de millones de dólares).




En 15 años la reducción de po­bres viviendo con menos de 2.5 dó­lares diarios fue de 54 por ciento. Colocada ya en el segundo peldaño de las potencias mundiales y con una tasa promedio de crecimiento entre 2005 y 2010 de 11.2 por ciento, China podría duplicar su PIB en menos de una década y desplazar a los EU como primera potencia económica.

El mundo ya es otro y en poco tiempo podría ser muy diferente. México, por destino geográfico, por necesidad comercial -nuestro déficit con China rebasa los 55 mil millones de dólares- y por interés es parte de este reacomodo mun­dial. Nuestra sistemática apertura comercial acentuada ahora con la Alianza del Pacífico y el Tratado Transpacífico nos obliga a seguir el pulso del gigante de Oriente.

Porque detrás del asombroso crecimiento de China está un apa­rato autoritario que desdice a los optimistas que veían a la demo­cracia con su velamen lleno. Hace apenas unas semanas la pregunta que rondaba era si Xi Jinping sería capaz de reformar ese aparato.

Del más reciente cónclave del Partido Comunista Chino salie­ron varios anuncios que son una clara señal de cambio económico y social. Mayor apertura, mayor importancia y peso a la iniciativa privada y revaloración del merca­do interno, los anuncios económi­cos son muy relevantes pero eran previsibles. No así la ruptura con herencias nefastas. No todo es miel sobre hojuelas, pero la reducción consistente de crímenes objeto de pena de muerte es una gran noticia civilizatoria.

Quizá de lo más relevante es el relajamiento en la política del hijo único que provocó un auténtico "generocidio", como lo ha deno­minado The Economist. Porque si bien por un lado se calcula que hubo una reducción en los naci­mientos de 400 millones de seres humanos que explica en alguna medida el despegue económico, el lado oscuro de esa historia subleva.

El hijo único coarta la libertad individual y ha provocado abortos forzados que son un crimen. Por si fuera poco el uso de métodos selectivos, sumado a los millones de abortos de niñas, engendró un enorme desequilibrio entre varo­nes y mujeres.

Se calcula que la cifra de mujeres faltantes podría rondar los 60 millo­nes, lo cual ha fomentado la trata. Un horror. Por si fuera poco esa medida adoptada en los años 70 da píe a per­secuciones increíbles como la del cineasta Zhang Yimou, que desafió al estado y procreó siete hijos.

Pero el anuncio no es para echar las campanas al vuelo, se mantiene la política de hijo único con todo y las multas que son pagadas displi­centemente por los pudientes chi­nos, generando así una insultante diferencia de condición vital entre ricos y pobres.

Pero ahora si uno de los padres no tiene hermanos la pareja podrá tener otro hijo. Anteriormente am­bos padres debían ser hijos únicos. Otra excepción se daba para las zonas rurales (ver El País, 16-11-2013) donde si el primer hijo era niña se autorizaba una segunda concepción.

Este "relajamiento" podría disminuir los abortos selectivos, los infanticidios o el abandono de niñas registrado desde hace años. Haber reducido por esta infame vía la tasa de fecundidad -1.6 hijos por mujer en edad fértil cuando el nivel de equilibrio es 2.1- es la explicación de un preocupante envejecimiento que se plasma en una contracción de la población en edad de trabajar.

Otra medida esperanzadora es la flexibilización del arraigo for­zado de la población rural, a cada morador se le establece un registro de su lugar de origen en el cual de­be permanecer. Las condiciones de sanidad, salud y educación son mucho más deficientes en las zo­nas rurales por lo cual, de nuevo, se provoca una injusticia de lesa humanidad entre los moradores urbanos y los rurales impedidos de migrar a las ciudades.

Todo proceso de industrializa­ción supone la migración campo-ciudad que al principio puede ser desquiciante, sobre todo si no hay planificación, pero es esa misma migración la que, a la larga, propi­cia mayor bienestar general.

La medida viene acompañada de una liberalización en el uso de la tierra, algo que México tarde o temprano tendrá que afrontar. También se anunció el fin de la "reeducación por trabajo", una herencia del maoísmo y del esta­linismo que permitía la detención hasta por cuatro años sin juicio previo. Otro horror.

El dragón ha decidido moverse en la dirección correcta.

Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

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