En Nueva Italia, Michoacán
Servando Gómez, alias La Tuta, fincó su imperio del narco en Nueva Italia con droga y minas de las que se extrae, ilegalmente, hierro de la sierra cercana a Lázaro Cárdenas.
Los traslados del material férreo implican salir por el puerto en tráileres —los del cártel de Los Caballeros Templarios con la particularidad de ser amarillos— y transitar a la vista de medio mundo por esta zona de Michoacán para luego vaciar la carga en estaciones de trenes cercanas a los muelles: es el principio de un periplo que acabará en China y será moneda de cambio para internar químicos para elaborar metanfetaminas.
Después de la expulsión del cártel de los Templarios de la Nueva Italia de Dante Cusi, el italiano que en 1909 compró ese territorio como hacienda agrícola para hacerla productora de algodón, arroz, melón y limón, la historia del maestro normalista Servando Gómez y sus fructíferos negocios son bien conocidos aquí.
De eso se hablaba ayer entre grupos de autodefensas que tienen bajo dominio varias casas de Enrique Quique Plancarte, el segundo a bordo de los Templarios.
“Ése es el punto de partida que le permite dominar la economía en Michoacán”, dijo uno de los integrantes de las autodefensas que llegó al mando de una de las células que avanzaron de distintos puntos de la entidad con el objetivo de acabar con ese cártel.
Una de las casas del Quique Plancarte, en la que todavía ayer tenían controlada y usan para bañarse y dormir, está situada cerca de Palacio Municipal sobre la avenida principal Lázaro Cárdenas que atraviesa toda Nueva Italia y conecta a la glorieta Cuatro Caminos para desembocar a su vez hacía las mineras, Uruapan, Antúnez y Apatzingán.
La vivienda del Quique, pintada de blanco y rojo, dos pisos con una amplia terraza en la planta alta y barandales cromados que motivan la atención durante el paso, fue tomada el lunes, al día siguiente de la balacera que duró cuatro horas antes de que los Templarios fueran acorralados y huyeran de Nueva Italia.
Del domingo para acá las autodefensas han capturado a punteros (informantes) de Los Caballeros Templarios y es como han obtenido información para conocer mejor cómo eran los negocios y movimientos de los capos.
Ya antes se habían hecho declaraciones oficiales sobre los intereses en la industria minera de La Tuta.
Quien desafió el poder de los Templarios fue Fernando Ramos, un agente de aduanas que tiene desde hace años una oficina en el puerto.
The Wall Street Journal le adjudica que el cártel genera hasta dos millones de dólares por buque cargado de minerales extraídos ilegalmente, lo que equivale a unos 72 millones de dólares al año. Lo que representa 36 buques de La Tuta a China anualmente.
En la misma casa de Quique Plancarte que hasta el sábado, un día antes que las autodefensas entraran triunfantes a Nueva Italia, funcionaba un negocio en el giro de Ferretería y Materiales para la Construcción (Del Río), de tres cortinas en la fachada principal, que era atendida habitualmente por la esposa del propio Plancarte.
La mujer y sus hijos, sin embargo, huyeron veinte días antes de la incursión rebelde y luego de que, aseguraron los comuneros apostados aquí, Plancarte se debilitó tras una ruptura reciente con el lugarteniente de Zicuirán: un punto clave para las autodefensas y considerado como “la puerta del infierno” cuando se habla de inseguridad en Michoacán.
Desde ahí, el jefe de las autodefensas, José Manuel Mireles, aseguró, antes de sufrir el accidente que lo desplazó del movimiento, que obtuvieron uno de los principales respaldos para acercarse a Nueva Italia.
Para conseguirlo organizaron más grupos de autodefensa cuando el propio gobierno de la entidad lo negaba.
“Estamos terminando de levantar todas las trincheras de Zicuirán porque ésta es la puerta de la entrada al infierno para nosotros, porque es Apatzingán el corazón del crimen organizado y de Los Caballeros Templarios”, dijo Mireles antes de avanzar hacía Nueva Italia, ubicada a menos de 25 minutos de Apatzingán de la Constitución.
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