martes, 14 de enero de 2014

Eduardo Ruiz Healy - Michoacán, estado fallido

El 24 de febrero del año pasado surgieron los denominados grupos de autodefensa o policías comunitarias en Michoacán

Lo que algunos califican como un levantamiento armado en el estado que supuestamente gobierna el resucitado gobernador priísta Fausto Vallejo, estos grupos de civiles armados aparecieron en los municipios circunvecinos de Buenavista (42 mil 234 habitantes) y Tepalcatepec (15 mil 221 habitantes), ambos en la denominada Tierra Caliente y colindantes con Jalisco. Luego, el movimiento se extendió a otros municipios de la Tierra Caliente: Aguililla (16 mil 159 habitantes), La Huacana (32 mil 757 habitantes) y Churumuco (13 mil 801 habitantes). También a los de Coalcomán (17 mil 615 habitantes), Chinicuila (5 mil 271 habitantes) y Tancítaro (26 mil 089 habitantes). En el muy importante municipio Apatzingán (123 mil 649 habitantes), dos de sus 209 localidades se han sumado al movimiento: San Juan de los Plátanos (mil 268 habitantes) y Acahuato (746 habitantes).

El domingo pasado un grupo de autodefensas se apoderó de Nueva Italia, cabecera municipal de Múgica, también en la Tierra Caliente michoacana. En esta ciudad viven 32 mil 476 de los 44 mil 936 habitantes de esa demarcación.





Según el autodenominado Consejo General de Autodefensa Comunitaria de Michoacán, los grupos de civiles armados controlan 19 municipios.


Ahora bien, desde el 24 de febrero de 2013 tanto el gobierno federal como el estatal han afirmado que estos grupos, algunos armados hasta los dientes con armas sofisticadas y de alto poder, están operando en la ilegalidad y que no se permitirá que sigan actuando. Sin embargo, todo ha quedado en palabrería hueca. Lo ocurrido en Nueva Italia así lo demuestra.
Hasta ahora, poco más de 200 mil michoacanos, algo así como 5 por ciento de la población del estado, viven en zonas controladas por los grupos de autodefensa. En estos lugares las ineficientes y corruptas policías municipales y estatales han sido substituidas por estos grupos civiles. Los presidentes municipales y el gobernador Vallejo no mandan en estos lugares. Las fuerzas federales como el Ejército, la Marina y la Policía Federal, actúan sin actuar, es decir que se hacen de la vista gorda.
El problema se complica para las autoridades estatales y federales si se toma en cuenta que un buen número de municipios michoacanas son controlados por la delincuencia organizada, especialmente por el cártel de Los Caballeros Templarios. De acuerdo a José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, son 82.
No existe funcionario federal o del gobierno de Michoacán que se atreva a aceptar que en este estado hay decenas de municipios que son gobernados por grupos armados, pertenezcan estos al bando de los que supuestamente son buenos o al de las bandas de la delincuencia organizada.
Para mi, todo esto me deja clara una cosa: Michoacán es un estado fallido y como tal debe buscarse la solución a sus problemas.

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