martes, 14 de enero de 2014

Jorge Fernández Menéndez - El pacto del 2014… con las autodefensas

La toma de Nueva Italia por parte de los grupos de autodefensa en Michoacán se llevó a cabo después de un combate de dos horas, a plena luz del día, en la entrada de ese importante centro de comunicación, desde donde se puede controlar el tránsito entre el puerto de Lázaro Cárdenas y Apatzingán, una ciudad que es el objetivo de las autodefensas porque allí se concentran los Templarios y es la entrada a toda la Tierra Caliente. Las autoridades no intervinieron durante el enfrentamiento.

Desde la ocupación por elementos de la Marina del puerto de Lázaro Cárdenas, que es el objetivo real de toda esta lucha porque es allí donde llegan los precursores químicos para la fabricación de drogas sintéticas, el avance de las autodefensas en los territorios controlados por los Templarios ha sido incesante, mientras que resulta evidente el debilitamiento de los mismos tanto por esos ataques como por el hecho de que se han quedado sin precursores y posiblemente sin dinero en la medida en que se cerró la vía del puerto.





El Gobierno local ha quedado desfasado de todo el proceso y de las estrategias seguidas. No hay capacidad y no hay confianza. Ya lo señalábamos la semana pasada cuando en el contexto del accidente que sufrió José Manuel Mireles, líder de esos grupos de autodefensa, mientras el gobernador Fausto Vallejo insistía en que las autodefensas debían ser perseguidas y los acusaba de estar ligados con el narcotráfico, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, destacaba su papel en la lucha contra los Templarios y le otorgaba a Mireles protección militar y policial. En la reunión de ayer del gabinete de Seguridad realizada en Morelia, resultó evidente que el control y la estrategia es del Gobierno federal y que el local no participa de ese proceso.


Muchas de las cosas que se plantearon ayer, acertadas, ya estaban, incluso desde el sexenio anterior, sobre la mesa. El problema no es definir los pasos a seguir sino cómo hacerlo. Y para recuperar la seguridad en Michoacán se debe acabar, entre muchas otras cosas, con los Templarios. Y en esa lógica todo parece indicar que la acción de las autodefensas en Michoacán es vista como una mano aliada por las autoridades federales. Se ha hablado de un pacto y ayer mismo voceros de las autodefensas han insistido en que el mismo puede darse una vez que sean detenidos los líderes de los Templarios, pero el pacto tácito es evidente desde el momento en que se prestó protección a Mireles y el Secretario de Gobernación reconoció el papel de esos grupos en la lucha contra los Templarios, identificados, junto con Los Zetas, como los dos grupos criminales más peligrosos y desestabilizadores que operan en el País.


Muchas veces hemos dicho que el 2014 será un año marcado por lo que se haga en la economía y la seguridad (y probablemente también en torno a la corrupción, por lo menos en sus grandes líneas). En la economía, aprobado el ciclo de reformas económicas, el objetivo es sacar las leyes secundarias y comenzar el proceso de inversiones públicas y privadas que reactiven el crecimiento y la generación de empleos. En el terreno de la seguridad nada parece ser más importante que Michoacán y Guerrero, que están dando al traste con todas las estadísticas de recuperación de la seguridad a nivel federal, y de la mano con ello reducir a la mínima expresión posible el secuestro y la extorsión, el delito que más golpea a la ciudadanía. Y en ese contexto un pacto con las autodefensas en Michoacán, sobre todo si se garantiza que no estén infiltradas por cárteles enemigos de los Templarios, no parece ser una decisión descabellada.


Por supuesto que una política de ese tipo no sólo resulta controvertida sino también insuficiente si no se completa con una depuración política profunda de las autoridades estatales, actuales y anteriores, que en muchos casos tienen relación con esos mismos grupos criminales y que probablemente por ello terminan, tácita o explícitamente, defendiendo a los Templarios. Es una apuesta alta y arriesgada pero que todo indica que ya está en curso. Y que sólo podrá ser calificada de acuerdo a los resultados que de ella se obtengan: Michoacán, como ocurrió cuando Vicente Fox ignoró las advertencias de lo que allí sucedía, o como cuando Felipe Calderón la convirtió en la medida de sus éxitos antinarcotráfico, es hoy la carta que establecerá los avances o retrocesos del presidente Peña en la que sigue siendo la batalla más compleja que debe librar el Estado mexicano: la de recuperar la seguridad de la población.



Leído en http://www.am.com.mx/opinion/leon/el-pacto-del-2014%E2%80%A6-con-las-autodefensas-6310.html



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