“La pedofilia no es real, sino resultado de una histeria nacional” escribió el psiquiatra Richard Gardner en uno de sus libros autopublicados en 1991. “Las mujeres son histéricas por naturaleza, e imaginan que sus hijos son violados por los padres, tío o abuelos, de allí que los niños asimilen esto en su imaginario y hablen de haber sido abusados”, reiteró este hombre que se divorció por ejercer violencia contra su ex esposa. Gardner, nacido en 1931 y desacreditado por el mundo científico y por la prensa en su país de origen (Estados Unidos), inventó el término Síndrome de Alienación Parental (SAP), que ante el rechazo de la comunidad científica promovió él mismo. Para mediados de los años noventa ya una buena parte de los agresores que habían violado hijos o hijas, comenzaron a utilizar esta desacreditada hipótesis dentro de los juzgados.
Mientras millones de personas comenzaban a defender una cultura contra la violencia ejercida sobre niños, niñas y adolescentes, miles de abogados descubrieron que era fácil encontrar jueces capaces de creer que el abuso sexual infantil es una mentira fabricada por las madres, familiares y víctimas. La propuesta que hizo el psiquiatra Gardner se basa en ésta noción: “Debe ayudarse al niño a comprender que en nuestra sociedad tenemos una actitud exageradamente punitiva y moralista respecto al abuso sexual contra niños.” [1] “Los niños son naturalmente sexuales y pueden iniciar encuentros sexuales seduciendo a un adulto.”[2] “Hay algo de pederasta en cada uno de nosotros.”[3].
Gardner inventó este supuesto síndrome luego de investigar algunos casos penales en las cortes de su país, y determinarlo sin pruebas más que su propia apreciación. Plantea que las y los niños que revelan haber sido abusados psicológica, física o sexualmente por su padre, en realidad han sido manipulados y alienados por una madre vengativa que quiere alejarlos de su progenitor. Su propuesta es que la o el juez determine que el niño o niña miente y viva con el padre acusado de abuso; además debe castigarse a la madre “alienadora” (es un anglicismo que se traduce como enajenar, es decir turbar la razón o los sentidos de una persona). Desde 1990 hasta la fecha el SAP ha sido desacreditado en casi todos los países del mundo, empezando por los Estados Unidos, Canadá, Argentina, España, Inglaterra, Suecia y unos más.
En México las organizaciones de defensa de mujeres e infancia debatimos este tema desde el años 2002, cuando algunos diputados intentaron infiltrar la noción de que frente a tantos casos de abuso sexual infantil (en escuelas hogares e iglesias) y de divorcios por violencia de género y en contra de las y los hijos, había que proteger a los acusados. Darles una nueva oportunidad para “sanar” y “convivir” con sus víctimas. Paralelamente en Argentina y España se llevaron a cabo foros públicos en donde se exhibió la perversidad del pretendido SAP como otra forma de violencia de género. El famoso magistrado argentino Carlos Rozanski (presidente del Tribunal Oral Federal) aseguró que “el SAP está sostenido por un aparato perverso que se encuentra enquistado en la justicia, en algunos organismos del Estado y en la sociedad”, el experto insistió en un evento con legisladores y jueces que “durante años se negó el abuso sexual infantil a partir de afirmar que ’los niños mienten’, una vez que eso ya no se pudo sostener se elaboraron distintas teorías para asegurar la impunidad de los abusadores, el SAP es una de ellas“, afirmó Rozanski. La experta Alicia Ganduglia describió el recorrido que atraviesan madres y niños a partir de estas denuncias: “se produce el abuso, se realiza la denuncia civil y penal, se sospecha de la madre que denuncia, se desestima la causa penal y se establece la revinculación”. La revinculación que desde hace años intentaron promover en México, significa llevar al niño o niña abusada a vivir y convivir con el abusador.
El SAP ha sido calificado como un patraña acientífica y descartado por completo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por la Asociación Médica Americana, la Asociación Americana de Psiquiatría y una veintena de organismos judiciales; sin embargo el 9 de Mayo de 2014 la asamblea Legislativa del Distrito Federal publicó en la Gaceta Oficial (página 3), las reformas de ley que consideran el SAP como sustento para invalidar el abuso sexual infantil. No solamente eso, ya la prestigiada Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia A.C (ODI) ha demostrado fehacientemente que el SAP se utiliza para inculpar a las madres del abuso sexual de sus hijos y que, aunque usted no lo crea, ahora en el Distrito Federal los pederastas podrán no solamente quedar libres, sino las madres de los niños y niñas podrán purgar una pena por “alienar” a su hija o hijo al llevarlo frente a un juez para denunciar explotación sexual o cualquier otro abuso. Encarceladas por denunciar.
La O.D.I. es una asociación civil que desde hace más de diez años litiga representando a niños, niñas o adolescentes víctimas. Han representado casos de abuso sexual y también casos de manipulación emocional de niños, niñas o adolescentes; sus expertas y expertos tienen clara la diferencia, pero la nueva ley no la marca. La OID ha dicho “Acusar a la madre de manipular al niño es una estrategia de defensa que se arraiga profundamente en prejuicios de género y refuerza la violencia en contra de la mujer. El uso de la imagen de la “mujer manipuladora” como defensa del agresor sexual de la infancia es tan recurrida que podemos afirmar que en todos los casos de abuso sexual que hemos litigado en representación de niños, niñas o adolescentes víctimas, la defensa ha sido acusar a la madre de manipulación. Incluso en casos extremos y ajenos a la familia la misma estrategia es utilizada.”
Sin duda los defensores de pederastas operan no sólo dentro de la Iglesia, sino también en la Cámara de Diputados. La sociedad debe ampararse frente a semejante despropósito, de no hacerlo sólo podemos imaginar los miles de casos de pederastia que serán silenciados por el Poder Judicial. La regresión de los derechos de la infancia en México es inaceptable.
@lydiacachosi
[1] Gardner, R.A. (1992). True and False Accusations of Child Sex Abuse . Cresskill, NJ: Creative Therapeutics.(p. 572)
[2] Gardner, R.A. (1986). Child Custody Litigation: A Guide for Parents and Mental Health Professionals. Cresskill, NJ: Creative Therapeutics (p. 93).
[3] Gardner, R.A. (1991). Sex Abuse Hysteria: Salem Witch Trials Revisited . Cresskill, NJ: Creative Therapeutics. (p. 118)
Leído en http://www.sinembargo.mx/opinion/29-05-2014/24285
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