jueves, 29 de mayo de 2014

Raymundo Riva Palacio - Los sueños mexicanos

Como nunca antes en ceremonia alguna de abanderamiento de un seleccionado nacional rumbo a una competencia internacional, el presidente Enrique Peña Nieto le entregó la bandera mexicana al equipo de futbol que participará en la Copa del Mundo de Futbol en una evento formal, protocolar y semiótico. “La Patria les entrega el mayor símbolo de nuestro país en el mundo, nuestra bandera nacional”, dijo Peña Nieto en acto celebrado ya no en una instalación deportiva, sino en el Palacio Nacional, con toda la escenografía de Jefe de Estado, y con los discursos desde el atril reservado para el Presidente. “El Presidente y todos los mexicanos confiamos en ustedes para que traigan ese trofeo de regreso a nuestro país”.
 
A los buenos deseos, la respuesta del entrenador del seleccionado, Miguel Herrera fue igualmente de alta expectativa. “El quinto partido es lo mínimo que queremos”, le respondió al Presidente. “Vamos con la mentalidad absoluta de traer la copa a México”. Juegos retóricos en Palacio Nacional. ¿Por qué este mensaje si las realidades objetivas caminan por lados tan distintos? De acuerdo con el reporte sobre futbol y economía del banco de inversión  Goldman Sachs que elabora cada copa del mundo de futbol desde 1998 en Francia, México no tiene posibilidad alguna de nada. Ni siquiera de llegar al cuarto partido, una ronda que dio Herrera por superada, porque para pasar a la segunda ronda del torneo, de acuerdo con el estudio, los favoritos son Brasil y Croacia.
 
 
 
 
 
 
 
Goldman Sachs elabora este documento estadístico con una metodología basada en análisis de regresión con datos históricos de partidos internacionales desde 1960, de donde obtienen 14 mil observaciones a partir de las cuales estiman los coeficientes del modelo. Según este ejercicio, México tiene 0.1 probabilidades de ser campeón, contra el favorito Brasil, que tiene 48.5. Los mexicanos tienen un número idéntico al de Croacia, que de acuerdo con el banco, pasará a la siguiente ronda de su grupo. La razón por la cual los europeos van delante de los mexicanos se debe al ranking de la FIFA, donde México ocupa el lugar 20 y Croacia el 19.
 
Las perspectivas de México, que en el ejercicio probabilístico son nulas, son casi tan malas como las de Costa Rica y Honduras, los únicos equipos americanos peor ubicados que el equipo nacional, e igual que Australia, un país sin tradición futbolística. Pero si de acuerdo a Goldman Sachs la vida del Tri en Brasil será efímera, los sueños mexicanos apuntan en otra dirección. Según una encuesta de Parametría, las expectativas de los mexicanos sobre su equipo son similares a las que se tenían en el anterior mundial en Sudáfrica: 28% dicen que les va a ir igual, 25% que estará peor, 25% igual. Pero cuando se revisan las respuestas de 2006, cuando la copa se disputó en Alemania, hay una ligera mejoría en las expectativas.
 
Cuando se disputó el torneo en Alemania, el 21% decía que pasaría de la primera fase eliminatoria; para Brasil, 35% dicen que sí se logrará. Hace ocho años decía el 18% de los mexicanos que México avanzaría a cuartos de final; hoy lo cree 17%. Según el estudio de Parametría, en ocho años los mexicanos se han vuelto más sensatos. El 11% pensaba que México alcanzaría las semifinales en Alemania, pero hoy lo considera sólo el 9%. A la final, un espectacular 16% -casi dos de cada 10- afirmaron que México disputaría la copa en Alemania, pero en Brasil, sólo el 9% -menos de uno de cada 10- cree que llegar a Maracaná el 13 de julio, y cumplir con la petición presidencial de traer a su tierra el trofeo, no entra siquiera en la utopía. Dentro de esta etapa de sensatez, 7% pensaba que en Alemania sería eliminado el Tri en la primera ronda; hoy lo piensa el 9%.
 
Percepción y probabilística no suelen ir muchas veces de la mano. Pero en esta ocasión, el análisis regresivo de Goldman Sachs tiene mucho sentido en las percepciones medidas por Parametría entre los mexicanos. La percepción y la política siempre comparten la variable de la incertidumbre sobre el resultado. Peña Nieto y Herrero entraron al terreno de las expectativas durante el abanderamiento de la selección de futbol. El Presidente, que en las últimas semanas ha experimentado qué tanto la administración de expectativas impacta sobre su gestión política –la tasa de crecimiento, un dato técnico, se convirtió en una divisa política para atacar a su gobierno, a su secretario de Hacienda y a su política económica-, y Herrera, que tiene que imbuir en los jugadores mapas y metas mentales para avanzar más con coraje que con talento –frente a varios de los rivales que tendrá enfrente-, y tener jugadores que, sin importar qué tanto ganen o pierdan, sean vistos a su regreso como hombres que se batieron épicamente por un sueño. Los dos ganan tiempo y, muy seguramente de manera empírica, se sitúan en el imaginario colectivo de los mexicanos que aspiran a lo mejor sin fantasías, con un realismo terrenal donde el “¡Viva México!” es una expresión de ánimo y orgullo donde el hacer lo mejor de uno mismo siempre será recompensado.


Leído en http://www.ejecentral.com.mx/los-suenos-mexicanos/

 


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