jueves, 26 de junio de 2014

Eduardo Ruiz Healy - La impureza de Purificación

Conocí a Purificación Carpinteyro hace varios años, creo que en 2006, cuando se desempeñaba como alta ejecutiva en Telefónica México. Fue durante una reunión con varios directivos de la empresa que en esa época dirigía Miguel Menchén Alumbreros.

Mi primera impresión fue que era una mujer inteligente, preparada y asertiva. Sin embargo, durante la reunión sucedió algo que me dejó ver que también era una mujer insegura e incapaz de aceptar que pudiera estar equivocada en algo.

Me explico. En algún momento de la reunión comenté que la inversión publicitaria en Brasil era superior a la que se registraba en México. De inmediato Purificación me dijo que eso no era cierto. Le contesté que sí lo era. Respondió que ella sabía del asunto porque había vivido muchos años en Brasil, como si esa fuera una razón válida para ganar el argumento. Decidí concluir la absurda e inútil discusión diciéndole que días antes en algún medio se había publicado que la inversión publicitaria en Brasil superaba, por mucho, a la que se hacía en nuestro país (de acuerdo a datos difundidos por la Asociación Chilena de Agencias de Publicidad y la División de Estadísticas de Naciones Unidos, en 2006 la inversión publicitaria en el país sudamericano fue de 7,244.3 millones de dólares, monto muy superior a la que se registró en México, que fue de 3,933.6 dólares).









Después de la reunión le comenté lo sucedido a alguien que estuvo presente. Su respuesta fue: “No te preocupes, Puri es así, intensa. Cree que sabe todo y si no lo sabe lo inventa. Nunca acepta que se equivocó y la empresa ya le tomó la medida”.

Desde que la conocí en 2006 hasta la fecha comenté en mis programas de radio y TV diversos sucesos relacionados con su carrera política. En 2007 cuestioné su capacidad y experiencia cuando fue designada directora del SEPOMEX y en 2008, después de que Felipe Calderón la nombrara subsecretaria de Comunicaciones y Transportes, dije no tenía los merecimientos necesarios para desempeñarse en el cargo.

En febrero de 2009 se difundió la grabación telefónica en donde se escuchaba al entonces secretario de Comunicaciones y Transportes Luis Téllez decir que “Salinas se robó la mitad de la cuenta secreta”, refiriéndose a la partida secreta de miles de millones de dólares del presupuesto federal que hasta diciembre de 2000 manejaron discrecionalmente los presidentes de la república. Poco después se supo que fue Purificación quien filtró la grabación a los medios en un intento de desprestigiar a Téllez y quedarse con su puesto. El escándalo fue mayúsculo. Carpinteyro fue destituida y Téllez renunció.

Se comprobó lo que dije: no tenia los merecimientos necesarios.

Tres años después Carpinteyro regresó a la política, ahora como candidata por el PRD a una diputación federal. La flamante izquierdista ganó la elección por un distrito electoral ubicado en Iztapalapa a pesar de que ella vive en una de las zonas residenciales más exclusivas de la Ciudad de México.

En la Cámara de Diputados es la secretaria de las comisiones de Comunicaciones y de Radio y Televisión y por lo tanto ha participado en todas las discusiones en torno a las leyes secundarias de las reforma de telecomunicaciones. Sobre esa materia tiene acceso a información que muy pocos mexicanos tienen, lo que se llama información privilegiada.

Esa información evidentemente la quiere utilizar para hacerse multimillonaria, como quedó demostrado en la grabación telefónica difundida el martes pasado en donde se le escucha plantearle a un empresario lo que para ella puede ser un fabuloso negocio, un negocio que pretende realizar en sociedad con alguno de los magnates que en público acusa de ser malos mexicanos y empresarios abusivos.

La grabación mostró a una legisladora en toda su impureza. A una mujer extremadamente ambiciosa. A una hipócrita que dice una cosa y hace otra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.