domingo, 27 de julio de 2014

F Bartolomé - Templo Mayor

VAYA que ha causado revuelo la ley que obliga a las empresas en Coahuila a seguir pagando los salarios de sus trabajadores que son declarados como desaparecidos.

MÁS ALLÁ de que varias compañías coahuilenses ya brincaron ante la medida, el problema de las desapariciones no es menor en la entidad, pues, en cinco años, se han acumulado mil 600 casos.

Y CON LO difícil que resulta que se declare legalmente fallecido a un desaparecido, la ley le ofrece a los familiares de las víctimas una opción para subsistir dado que ni las aseguradoras ni la seguridad social pueden pagarles seguros de vida o pensiones.







UNA COMPLICACIÓN adicional radica en el hecho de que, contra la creencia popular, no todos los casos de desapariciones son atribuibles al crimen organizado, pues entran en el mismo saco desde quienes huyen del estado por sus deudas hasta quienes sufren un accidente fatal y sus cuerpos no son encontrados.


COMO SEA, todo indica que la polémica ha resultado positiva y dicen que incluso es bien vista desde el Gobierno de Rubén Moreira.

Y ES QUE el tema de las víctimas colaterales de las desapariciones, que viven como un infierno el limbo legal además de la pérdida de un familiar, al fin está sobre la mesa.
SERÁ interesante ver cómo le entran al asunto los propios responsables de la seguridad: el Estado mexicano.




MUCHOS SE preguntan cómo le hace Leonel Sandoval, el multifacético padre del Gobernador de Jalisco, para atender tantas responsabilidades.

POR UN LADO, es uno de los 34 magistrados del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco, cargo que requiere de toda atención y concentración.

TAMBIÉN TIENE bajo su mando una organización con tintes político partidistas, el Movimiento Aristóteles Sandoval (MAS), que comenzó enfocado en asuntos locales y que ahora intenta extenderse a varios estados del País.

CON ESTO, al Magistrado se le ve poco en la sede del Poder Judicial local y bastante en distritos y municipios encabezando reuniones del MAS.

¿SERÁ QUE el padre incómodo de Jalisco le está haciendo justicia a la política o estará politizando la justicia? Es pregunta sin sentencia.


ALLÁ en Los Mochis, el alcalde Arturo Duarte se ha convertido en el político “totalmente palacio”.

Y ES QUE está empeñado en construirse un nuevo Palacio Municipal, un proyecto que ha sido criticado por innecesario y, además, poco funcional, pues se pretende construirlo a 8 kilómetros del Centro de la ciudad.

Y aunque a Duarte todavía le quedan dos años y cinco meses en el cargo -eso si no le juega al chapulín el año que entra-, el cálculo de quienes saben de esas obras es que ni encomendándose a la Santa Cruz le va a alcanzar el tiempo para terminarlo.

DE AHÍ que se corre el riesgo de que le deje a su sucesor un elefante blanco en obra negra, una deuda monumental... ¡o las dos cosas!


Leído en http://www.am.com.mx/opinion/leon/templo-mayor--10704.HTML


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