“Doctor Livingstone, I suppose”, dijo Henry Stanley al encontrar a don David en medio del África ignota. Su frase pasará a segundo lugar como la más popular de la historia en materia de hallazgos cuando se descubran los restos de Miguel de Cervantes Saavedra, perdidos en las tinieblas.
Las velas de su tumba se reencienden, cuatro siglos después de alumbrar su fosa, con luces de instrumentos científicos capaces de hurgar la tierra hasta lograr que los huesos hablen.
Informa a Patricia Alvarado, corresponsal en España de Radio Centro de México, el historiador Fernando del Prado, ante una cita inminente con los restos del escritor. Los trabajos han reconstruido la escena, detalles, testigos y procedimientos del funeral.
Se tiene la certeza de que don Miguel fue enterrado en la iglesia primitiva de las Trinitarias, de mucho menor tamaño que la actual de 16 metros de largo. También de que jamás se han movido los cuerpos fuera de la iglesia. Cuando se reformó en 1673 había muchísimo respeto por los huesos enterrados, máxime en una iglesia conventual como es esta, donde para poder enterrar hacía falta un permiso especialísimo que no se daba con frecuencia. De hecho sólo hay constancias de tres ocasiones: al casero de Miguel de Cervantes por ser Padre de capilla, a Miguel de Cervantes y a su esposa. El georradar ha indicado un plano de subsuelo donde están perfectamente localizados los enterramientos en el área de la iglesia actual, que abarca el de la iglesia primitiva. Existe la cripta donde se enterraban los capellanes a partir de 1673 y a algún fiel que así lo solicitara y recibiera autorización. Hay otro enterramiento, una tumba de fuerte entidad que tiene una losa de piedra con estructura de mampostería. Hay restos óseos: si son varios individuos, más de dos, puede ser un osario construido para reunir y cobijar los restos encontrados durante las obras de 1673. Si por el contrario sólo hay los restos de dos personas es la tumba de los segundos fundadores del convento, los marqueses de la Laguna de Camero Viejo. Luego los otros enterramientos tienen una estructura jerarquizada: a mayor proximidad al altar, más importante o más destacada la categoría social. La iglesia primitiva tenía reservada la cabecera para los familiares de la fundadora, doña Francisca Romero de Gaitán. Ahí sabemos que se trasladaron los restos de su suegra, Francisca de Ayala, y de un niño de un año, sobrino de esta señora.
Están Ariel Martínez y Cervantes y su esposa. Sólo hay dos enterramientos que son de dos o más individuos, osarios perfectamente localizados y luego en esa estructura jerarquizada hay un área que sería la de menor repercusión social que correspondería a la figura de Miguel de Cervantes. Esto es como con los médicos: te hacen análisis, luego te hacen otros análisis para determinar si estás enfermo del cáncer y al final se va acotando hasta el punto concreto, informa el investigador. Estamos ahora mismo haciendo eso, primero en la cripta y los resultados determinarán la siguiente acción.
El doctor del Prado ha reconstruido el entierro de don Miguel. Toda tarea aporta datos. Lleva más de cuatro años investigando y jamás se termina una investigación, porque siempre aparece algún pequeño detalle. Y cualquier detalle es ayuda. Sabemos que Miguel de Cervantes se entierra ahí, porque tiene una autorización, porque ayudó al convento de la orden, agradecido a los trinitarios que los rescataron a él y a su hermano Rodrigo de las prisiones argelinas. Es un soldado veterano lisiado en combate como el padre de la fundadora, la que ha construido ese convento para honrar la memoria de su padre. Ella inmediatamente ve semejanzas entre su padre y este hidalgo y le toma afecto y por eso lo autoriza. Él ingresa en la orden tercera franciscana, lo mismo que su mujer, y por lo tanto estará enterrado con el hábito y el cordón franciscanos. Además tenemos los poemas a la memoria de su enterramiento escritos por su sobrino y por Francisco Calderón, quienes estuvieron en el entierro. Sabemos también de otras personas presentes: su casero, el Capellán, su esposa, a lo mejor estuvo su hija Isabel, o no, no se llevaba muy bien con Lope de Vega desde luego; sí están su sobrino Martín y Francisco de Urbina. Está el poeta Luis Francisco Calderón.
Se sabe de testigos. Está la inscripción en el libro de difuntos que hace constar el entierro en la iglesia de las trinitarias.
Hasta aquí la descripción más completa hasta hoy del entierro de Cervantes, basada en el informe del historiador Fernando del Prado.
La búsqueda de sus huesos descubre lo ocurrido en periodos indocumentados de su existencia. Tema inagotable. Continuaremos.
Leídoo en http://www.am.com.mx/opinion/leon/cervantes-su-entierro-10449.HTML
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