Los jóvenes están preocupados. Acaso no saben que nuestra generación, hija del movimiento de 1968, ha debido remar a contracorriente desde nuestra salida de la Universidad Nacional, en donde tantos rectores han pasado reverenciando al poder Ejecutivo asumiendo una momentánea autonomía que se disuelve en el momento mismo en el cual llegan las consignas. Tenemos a la vista los vaivenes de José Ramón Narro Robles, coahuilense nacido en diciembre de 1948 –bien podría ser una figura para gobernar en la tierra de los Moreira-, y la evidente inclinación por la política de su antecesor, Juan Ramón de la Fuente, quien usó el cargo universitario para extender su presencia sin otro mérito anterior. Cuando menos así lo percibió enrique peña nieto, en 2010, cuando tanto se mencionó la posibilidad de que fuese quien aglutinara a la izquierda... nada más para evitar el triunfo del PRI. Y José Ramón se dejó llevar por los cantos de sirenas. Ni modo que lo nieguen.
Hay cargos que debieran inhabilitar a quienes los ocupan para meter la cabeza en los espacios del poder: Por ejemplo, los mandos castrenses han sido relegados desde que el general Manuel Ávila Camacho le dio el visto bueno al licenciado Miguel Alemán Valdéz paras sucederlo; a partir d ese momento y hora, se habló de ciertas “cuotas” -sobre todo candidaturas a diversos gobiernos estatales-, para no segregar del todo a las jerarquías militares; además, claro, de puntuales cometidos en sendas Cámaras del Legislativo, aunque casi siempre con escasa fortuna.
Cuando en Yucatán se piensa en el extinto general Graciliano Alpuche Pinzón -no alcanzo a comprender la razón por la cual algunos jefes castrenses tienen nombres tan poco... usuales-, no faltan los persignados quienes le recuerdan por sus dos años de gobierno en los que combinó la ignorancia y la liviandad para aliarse con las mafias conocidas. ¡Cuántos ricos le deben a él su despegue y se muestran profundamente ingratos! Por ejemplo, los socios de emilio gamboa: Los empresarios y hermanos Omar y Emilio Díaz Castellanos. Pura basura.
No en pocas ocasiones resulta agobiante no perder la memoria. Quizá por ello me aborrecen tantos en los círculos en donde tanto se exalta la perpetuidad política y acaso se añora al general Porfirio Díaz Mori como pilar de una paz trazada con la fuerza de las armas y las ejecuciones. Como Franco en España. Se equivocan, sin duda, quienes plantean que sólo así, a través de las dictaduras, se despejan los malos vientos y es posible gobernar a un conglomerado nacional plural, exigente y reacio a reconocer los supuestos frutos de la clase gobernante: Esto es, los que observan los intocables y no la ciudadanía común cansada de hipocresías y de negocios subterráneos que explican las construcciones absurdas.
Por todo ello, cuando los jóvenes me preguntan, inquietándome, si observo en un ejercicio de prospectiva, esto es viendo hacia el final del siglo en curso, un país menos contaminado por las inmoralidades y las alianzas turbias, intento no decepcionarlos arguyendo que, cuando menos, estoy seguro de que quienes están clamando por otra cosa vienen detrás, animosos, y no desean caer en las redes malditas de la corrupción. Los observo hasta con rabia cuanto tratamos el tema y exigen soluciones y no sólo palabrerías a los políticos y a cuantos tenemos la oportunidad de ocupar tribunas públicas. Y tienen muchísima razón.
Les he dicho que una manera de evitar la evolución de este mal endémico de nuestro sistema es, precisamente, rompiendo las herencias malsanas que se materializan en un nepotismo descarado, abyecto diríamos, en el que los grandes señores de horca y cuchillo se inventan posiciones electorales para sus hijos cuidando de no ser señalados por ello... porque sus nombres pueden no ser una identificación rotunda del parentesco. Digamos que Pablo Gamboa Miner no parece estar relacionado con emilio gamboa patrón y, no obstante, es su hijo, quien se dice comunicólogo –cuando su padre es uno de quienes más odian a los periodistas que NO se someten; y Ninfa Salinas Sada no tiene los mismos apellidos de su progenitor, Ricardo Salinas Pliego, cuyos negocios se extienden desde las iniciales tiendas de raya -Elektra-, hasta la segunda cadena de televisión privada desde donde ha sabido negociar espacios y raitings con Televisa.
Si los jóvenes son capaces de identificar a los hijos de otros célebres personajes: los de miguel de la madrid, roberto madrazo pintado, los parientes de felipe calderón, los vástagos de la señora Sahagún, los de Manlio, y hasta los más “discretos” -acaso para que nadie voltee a ver sus negocios-, descendientes de echeverría, díaz ordaz y hasta lópez portillo -¡cuántas minúsculas por favor!-, podrán cerrar algunos candados y comenzar a buscar remedios para la mala salud de la república. Pero, de ello pretenden un cambio rotundo hay un abismo de diferencia.
Hace unos días, unos muchachos me cuestionaron acerca de que si sería positiva la desaparición del narcotráfico. Me limité a recitar los datos que ya hemos analizado en esta columna: De suceder tal cosa, la economía estadounidense se derrumbaría entre diecinueve y veintidós por ciento... y la mexicana sufriría un colapso mortal que alcanzaría hasta el sesenta por ciento, quince veces más que la peor de nuestras estructurales. En tales términos la ruina sería la realidad... y sería de dura que las mafias se conformaran; ya están tan arraigadas que ni siquiera sabemos a cuantos gobiernos controlan, y no sólo en nuestro país y en nuestro continente, sino alrededor del mundo.
El asunto, por supuesto, agobia. Pero es la verdad. Insistir en otra cosa es irresponsable y demagógico. Tengamos en cuenta una realidad incontrovertible: Ya no es posible darle fin al narcotráfico; y, por ello, es una monumental falacia continuar hablando de que se repele a los “capos” cuando, en los hechos, se les protege de acuerdo a las circunstancias, incluso encarcelándolos como en el caso de “El Chapo” Guzmán Loera, cuando las vendettas avanzan sin remedio. Y otro tanto puede alegarse de los llamados “autodefensas” de conductas imprevisibles pero con suficiente publicidad a cuestas. Muchos de quienes los apoyan hicieron cursos intensivos de turismo “revolucionario” en Las Cañadas chiapanecas cuando apareció “Marcos” y le vieron como el gran “mesías”, tan esperado por las izquierdas. Veinte años después, sin disparar un solo tiro después de once días de batallas poco eficaces, ya sabrán cómo medirlo y hasta niegan sus antiguas simpatías. Es penoso.
¿Llegaremos así hasta el final del siglo XXI? De acuerdo a George Friedman, en su interesante ensayo, “Los Próximos Cien Años”, México tendría que ser una potencia para entonces luego de darse dos fenómenos de muy elevada temperatura:
1.- Las regiones del sur estadounidense, desde California a Texas, inundadas de trabajadores de origen mexicano, habrán de convertirse en aliados de sus raíces al grado de poner en predicamento al gran poder de Washington, por su número y el alcance de sus liderazgos. Tal sería aprovechado por nuestro gobierno para modificar las ingerencias, cambiándolas de sentido, esto es de sur a norte, para ir anexándose posiciones sin necesidad de invasiones o pactos soberanistas. Digamos que la emigración sería como una suerte de ocupación hormiga, poco perceptible pero definitoria.
2.- Ante estos hechos y más, Friedman no descarta la posibilidad de que las relaciones bilaterales entre México y los Estados Unidos se tensen hasta el límite, incluso con la posibilidad de una guerra en la que México, pese haberse pertrechado mejor gracias a la intervención de los mandos castrenses, no tendría grandes opciones de triunfo sino, más bien, al final de la contienda, podría sacar buena raja de la misma, como han hecho Alemania y Japón, por ejemplo, sin requerir de nuevos acuerdos de paz. Ya no quien se acuerde de los saldos de la Segunda Guerra Mundial... salvo los israelíes que cobran indemnizaciones por sus hijos víctimas del holocausto. La cifra va siempre en aumento.
Tal es la perspectiva, no tan feliz, como quisiéramos, que sólo puede modificarse si los jóvenes de hoy, con verdadero deseo de conservar lo suyo y proteger a su descendencia, salen al paso y exaltan su valor para encarar los inevitables desafíos.
Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/urgen-soluciones-1405666895
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