O P I N I Ó N
L Y D I A C A C H O
La verdadera Mamá Rosa
Ayer los noticieros anunciaban con grandes titulares el rescate de niños y niñas "secuestrados" en el albergue de Michoacán operado por Rosa del Carmen Verduzco, conocida como Mamá Rosa. De inmediato en redes sociales se comenzó a decir que trabajaba con La Tuta, que explotaba a los niños y niñas y que les alimentaba con basura.
Pero hay una historia detrás de las notas periodísticas que simplemente reproducen lo dicho por una autoridad que ha demostrado ser consistentemente incapaz en cuanto a la protección de niñas, niños y jóvenes.
Rosa del Carmen Verduzco tenía 12 años en 1947 cuando descubrió la existencia de cientos de niños a quienes la gente llamaba "los callejeros". Comenzó a pedir a las personas adultas que ayudaran a esos niños y, en cuanto tuvo edad para ser escuchada, logró que varias familias les dieran comida a estos niños que vivían en el abandono y la miseria.
Más tarde el gobierno de Zamora, Michoacán, y la iniciativa privada comenzaron a ayudarla para resolver un problema que nadie más atendía. A fines de los años 60 ya se conocía su propia casa como La Casa Hogar de Zamora, donde acogía a niños y niñas para darles alimentos, educación y clases de música.
Entonces Rosa fue al cine a ver una película llamada De la familia y uno más, salió inspirada y decidió dar de alta su albergue como asociación civil sin fines de lucro y llamarla La Gran Familia; porque para ella su trabajo consistía en darles una familia a quienes carecían de ella. (Para aquellos que vinculan el nombre con el cártel michoacano, nada más errado).
Durante seis décadas Rosa dedicó su vida a trabajar con estos niños y niñas. Seis mil han salido de ese hogar con estudios y habilidades para trabajar. Los niños la bautizaron como Mamá Rosa desde hace décadas, aunque algunos la llamaban la directora, porque su amor por la música clásica y por el arte la llevaron a convertir su albergue en una escuela de música en la cuál se crearon orquestas de música clásica, grupos de mariachis, quintetos de metales, marimbas y sinfónicas.
Estos grupos dieron la vuelta al País, tocaron en Cuba y en festivales musicales varios; Mamá Rosa tiene cientos de fotografías de esos eventos que en su momento fueron documentados por la prensa. Tal fue su prestigio que ex presidentes, senadoras, activistas, periodistas, escritores e intelectuales, poetas y músicos renombrados visitaron la casa hogar durante años para descubrir ese centro musical que funcionaba con puras donaciones, casi todas en especie.
Con muy poco conocimiento administrativo pero harta convicción, Rosa del Carmen consiguió que la SEP reconociera los estudios de su casa hogar, luego de supervisar el modelo, también el INBA y Conaculta celebraron y apoyaron esa curiosa escuela de música que daba sentido de vida a niños y niñas abandonados por sus padres, que habían huido de la violencia doméstica, del abuso sexual, de la explotación laboral en barrios y ranchos aledaños.
Ciertamente Rosa es más parecida a una especie de Madre Teresa caritativa que a una activista moderna. Ahora tiene 79 años, está agotada y vive como siempre vivió: en la austeridad total, pues todo lo da a la casa hogar.
Ella no es la única responsable, en las últimas dos décadas el DIF estatal, la Alcaldía de Zamora y la Procuraduría de Justicia, recurrieron a Mamá Rosa para entregarle a niños, niñas y jóvenes huérfanos por el narcotráfico, o rescatados de familias que les violaban, les golpeaban, explotaban o simplemente les abandonaron en las calles.
Con la crisis económica y social de los últimos años, la sociedad michoacana dejó de apoyar económicamente a La Gran Familia, lo mismo que el propio Gobierno local, que ahora destina (supuestamente) todos sus recursos a la seguridad policiaca.
Rosa del Carmen llevaba años agotada, y como otros esfuerzos de la sociedad civil por salvar a la infancia atrapada entre una cultura narca y la creciente impunidad ante la violencia intrafamiliar, quedó aislada y sin recursos. Ya a nadie le interesaban las orquestas, porque todo lo que sale de Michoacán, dixit la prensa, son drogas, violencia y corrupción.
Ahora mismo el Procurador General Murillo Karam y el nuevo Gobernador michoacano han anunciado una terrible crisis al interior del albergue. Aseguran que la policía está documentando las condiciones en que vivían cientos de niñas y niños. No estoy allá para corroborar los dichos y/o negarlos.
Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104
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