viernes, 18 de julio de 2014

Lydia Cacho - La verdadera Mamá Rosa

O P I N I Ó N
L Y D I A   C A C H O
La verdadera Mamá Rosa

Ayer los noticieros anunciaban con grandes titulares el rescate de ni­ños y niñas "secuestrados" en el albergue de Michoacán operado por Rosa del Car­men Verduzco, conocida como Mamá Rosa. De inme­diato en redes sociales se co­menzó a decir que trabajaba con La Tuta, que explotaba a los niños y niñas y que les alimentaba con basura.

Pero hay una historia de­trás de las notas periodísti­cas que simplemente repro­ducen lo dicho por una auto­ridad que ha demostrado ser consistentemente incapaz en cuanto a la protección de niñas, niños y jóvenes.







Rosa del Carmen Ver­duzco tenía 12 años en 1947 cuando descubrió la exis­tencia de cientos de niños a quienes la gente llamaba "los callejeros". Comenzó a pedir a las personas adultas que ayudaran a esos niños y, en cuanto tuvo edad para ser escuchada, logró que varias familias les dieran comida a estos niños que vivían en el abandono y la miseria.

Más tarde el gobierno de Zamora, Michoacán, y la ini­ciativa privada comenzaron a ayudarla para resolver un problema que nadie más aten­día. A fines de los años 60 ya se conocía su propia casa como La Casa Hogar de Zamora, donde acogía a niños y niñas para darles alimentos, educa­ción y clases de música.

Entonces Rosa fue al cine a ver una película llamada De la familia y uno más, salió inspirada y decidió dar de al­ta su albergue como asocia­ción civil sin fines de lucro y llamarla La Gran Familia; porque para ella su trabajo consistía en darles una fami­lia a quienes carecían de ella. (Para aquellos que vinculan el nombre con el cártel mi­choacano, nada más errado).

Durante seis décadas Rosa dedicó su vida a trabajar con estos niños y niñas. Seis mil han salido de ese hogar con estudios y habilidades para trabajar. Los niños la bautiza­ron como Mamá Rosa desde hace décadas, aunque algu­nos la llamaban la directora, porque su amor por la música clásica y por el arte la llevaron a convertir su albergue en una escuela de música en la cuál se crearon orquestas de música clásica, grupos de mariachis, quintetos de metales, marim­bas y sinfónicas.

Estos grupos dieron la vuelta al País, tocaron en Cuba y en festivales musi­cales varios; Mamá Rosa tiene cientos de fotografías de esos eventos que en su momento fueron documen­tados por la prensa. Tal fue su prestigio que ex presi­dentes, senadoras, activis­tas, periodistas, escritores e intelectuales, poetas y mú­sicos renombrados visitaron la casa hogar durante años para descubrir ese centro musical que funcionaba con puras donaciones, casi todas en especie.

Con muy poco conoci­miento administrativo pero harta convicción, Rosa del Carmen consiguió que la SEP reconociera los estudios de su casa hogar, luego de su­pervisar el modelo, también el INBA y Conaculta celebra­ron y apoyaron esa curiosa escuela de música que daba sentido de vida a niños y ni­ñas abandonados por sus pa­dres, que habían huido de la violencia doméstica, del abu­so sexual, de la explotación laboral en barrios y ranchos aledaños.

Ciertamente Rosa es más parecida a una especie de Madre Teresa caritativa que a una activista moderna. Aho­ra tiene 79 años, está agotada y vive como siempre vivió: en la austeridad total, pues todo lo da a la casa hogar.

Ella no es la única respon­sable, en las últimas dos déca­das el DIF estatal, la Alcaldía de Zamora y la Procuradu­ría de Justicia, recurrieron a Mamá Rosa para entregarle a niños, niñas y jóvenes huér­fanos por el narcotráfico, o rescatados de familias que les violaban, les golpeaban, explotaban o simplemente les abandonaron en las calles.

Con la crisis económica y social de los últimos años, la sociedad michoacana dejó de apoyar económicamente a La Gran Familia, lo mismo que el propio Gobierno local, que ahora destina (supuesta­mente) todos sus recursos a la seguridad policiaca.

Rosa del Carmen llevaba años agotada, y como otros esfuerzos de la sociedad civil por salvar a la infancia atra­pada entre una cultura narca y la creciente impunidad an­te la violencia intrafamiliar, quedó aislada y sin recursos. Ya a nadie le interesaban las orquestas, porque todo lo que sale de Michoacán, dixit la prensa, son drogas, violencia y corrupción.

Ahora mismo el Procu­rador General Murillo Ka­ram y el nuevo Gobernador michoacano han anunciado una terrible crisis al interior del albergue. Aseguran que la policía está documentando las condiciones en que vivían cientos de niñas y niños. No estoy allá para corroborar los dichos y/o negarlos.


Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.