La batalla pública de la ley de telecomunicaciones tiene un capítulo secreto, oculto tras el dilema falso y maniqueo de focalizar la discusión y orientar el voto en torno a si se quería beneficiar a Televisa y perjudicar a Telmex. Empapada por los odios y amores de Emilio Azcárraga y Carlos Slim, fue una cortina de humo que escondió la discusión verdadera en la negociación de la ley donde un grupo de cuatro políticos trató de revertir la disposición constitucional de la tasa cero en la interconexión, y permitir que Telmex siguiera cobrándola, regresando al Instituto Federal de Telecomunicaciones atribuciones discrecionales para fijar su costo, y eliminando la obligatoriedad de aplicar la ley.
Las monumentales ganancias en riesgo fueron las que encendieron el debate. La interconexión equivale a una renta a sus competidores de donde se genera alrededor del 22% de los ingresos totales de Slim en el sector. Si los ingresos totales de las empresas de Slim en 2013 fueron de 913 mil millones de pesos, el que el 86% de ellos provenga del sector de telecomunicaciones, permite entender lo acalorado de la discusión, que se dio en dos planos, el público que planteó favores al monopolio de Televisa en la televisión de paga, y el secreto, donde el tema de ese servicio, ni siquiera fue planteado en la mesa de negociación.
La figura central en la defensa de la interconexión fue Juan Molinar, intelectual orgánico del PAN y asesor del presidente del partido, Gustavo Madero, quien reavivó la mesa del Pacto por México, que aunque disminuida, trabajó para buscar consenso en la ley de telecomunicaciones. Junto con él estaban el jefe político de la corriente de Los Chuchos, Jesús Ortega, su escudero y ex dirigente nacional, Guadalupe Acosta Naranjo, y el senador panista Javier Corral. “En las mesas de las negociaciones, nunca hablaron de la televisión de paga”, dijo una persona que conoció detalles de esas pláticas. “Todo estaba relacionado con la interconexión y el IFETEL”.
La importancia de esos dos puntos fue resaltada en marzo pasado, luego que el IFETEL declarara preponderantes a Telmex y América Móvil, que es la concentradora de telecomunicaciones de Slim, y a Televisa en el caso de televisión abierta. En un desplegado en varios periódicos de circulación nacional, de 36 líneas de que constó el mensaje, 16 de ellos fueron dedicados a la interconexión, y sólo cinco al veto para licitar un canal de televisión, por al menos dos años, y siempre y cuando dejaran de ser un agente preponderante.
Los cuatro políticos pidieron quitar de la ley secundaria la tasa cero en interconexión, y que la decisión sobre cuánto cobrar fuera una atribución única del IFETEL, para que no quedara como un mandato legal sobre el instituto. Una de las razones por las cuales se mantuvo el mandato constitucional sobre el IFETEL se encuentra en la influencia que tiene Slim sobre varios de sus siete consejeros. Bajo esta lógica, de no haber existido la obligatoriedad de aplicar la ley sobre el instituto, podría haberse dado el caso que los fallos en el organismo sobre costos de interconexión, no fueran tasa cero.
La persona más identificada con los intereses de Slim en el IFETEL es Mario Fromow, quien trabajó en Estudios Regulatorios en Comertel Argos, una empresa de outsourcing donde reportaba directamente a Héctor Slim Seade, director general de Telmex, donde también fue su director de nuevas tecnologías y planeación estratégica. Fromow buscó esconder de su currículum público su paso por Telmex, y presumió en cambio, haber sido director general de Regulación de la extinta Comisión Federal de Telecomunicaciones, que era presidida por Mony de Swan, uno de los principales críticos de la ley de telecomunicaciones, y el experto en el sector que se encuentra detrás de Molinar.
Junto con Fromow se identifica como aliada de Slim a Adriana Labardini, que proviene de la defensa de intereses ciudadanos y que fue muy elogiada cuando la designaron en el IFETEL. De acuerdo con observadores del organismo, es la principal opositora a que se elimine el cobro por interconexión, y quien más abogó a favor de Uno TV, la televisión por internet de Slim, en el litigio donde la acusaron de ser televisión, por lo que, era el argumento, se violaba el título de concesión de Telmex.
La votación en el Senado no le dio la victoria a esos cuatro políticos, ni a sus liderazgos, arrastrados en el dilema del juego de espejos. En el caso del PAN, el voto fue dividido, mientras que en el PRD, donde el dirigente Jesús Zambrano amenazó a los disidentes que si no votaban como querían Los Chuchos, los llevarían a un Consejo Nacional, y posiblemente los expulsarían, mostró las contradicciones y tensiones en el partido. Lo intentarán ahora en la Cámara de Diputados, donde pagarán más costos políticos que no tardarán en contabilizarse, en buena medida porque sus acciones se habían mantenido, hasta hoy, en secreto.
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