martes, 8 de julio de 2014

Sergio Sarmiento - España en crisis

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“Los que auguran riesgo de recesión no saben nada de economía”.

Pedro Solbes, 2008

El ministro de Economía del presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, Pedro Solbes, no podía creer en febrero de 2008 que su país se acercaba a una recesión. España había sido el gran ejemplo de la economía europea durante décadas. Era más fácil acusar a los críticos de ignorancia económica. Sin embargo, la crisis no sólo tuvo lugar sino que fue peor que una simple recesión. La economía española ha sufrido su peor caída desde la guerra civil. El Producto Interno Bruto per cápita, que alcanzó 31,368 dólares en 2009, bajó 7.2 por ciento a 29,118 dólares en 2013 a precios actuales según el Banco Mundial.









A pesar de la prolongada crisis España sigue siendo un país desarrollado. Su PIB per cápita es tres veces superior al de México, que el Banco Mundial calculaba en 10,307 dólares en 2013. Las reformas económicas que España impulsó a fines del franquismo y en los primeros años de la democracia surtieron efecto. De mucho han servido la apertura de la economía, la incorporación a Europa, la privatización de empresas del Estado y el mantenimiento de políticas económicas sanas.
Para entender el avance de la economía española hay que recordar que en 1960 México era un país ligeramente más rico que España. Ese año México registraba un PIB per cápita de 3,155 dólares y España uno de 3,072 (Angus Maddison, The World Economy). España, sin embargo, avanzó con rapidez, mientras que México, a pesar de una engañosa expansión en los años sesenta y setenta, se quedó rezagado.


No todo lo que ha hecho España, particularmente en los últimos años, ha sido positivo. La crisis económica fue producto en parte de una insostenible fiebre de especulación inmobiliaria. Por otra parte, España ha asumido cargas sociales y un costo de despido muy elevados. Esto proporciona un alto nivel de vida a los trabajadores con empleo, pero hace muy difícil para las empresas realizar nuevas contrataciones.

Hasta la reforma laboral de 2002, impulsada por José María Aznar, el despido laboral en España costaba 45 días por cada año trabajado con un máximo de 42 mensualidades. En otras palabras, el despido de un trabajador con un sueldo de 2 mil euros (40 mil pesos) al mes y 10 años de antigüedad podía costar hasta 30 mil euros (600 mil pesos). Los trabajadores contratados bajo el sistema tradicional siguen gozando de este nivel de indemnización. Además del simple costo, las empresas se enfrentan a barreras legales para despedir personal.

La reforma laboral del 2002 flexibilizó el despido e hizo que el desempleo en España, que había sido de 24.1 por ciento en 1994, bajara a 8.5 por ciento en 2006 y 8.3 por ciento en 2007. La actual crisis, sin embargo, ha vuelto a elevar las cifras. En mayo de este 2014 la tasa se elevaba a 25.1 por ciento.

Como consecuencia de la reforma de 2012 en España se han introducido “contratos temporales” que implican una indemnización mucho menor. Esto ha hecho que la mayoría de los nuevos puestos de trabajo usen estos contratos, pero también que la mayoría de los despidos se concentren en ellos. Se ha generado, de hecho, un injusto mercado en el que los jóvenes laboran con reglas distintas a las de sus padres.

El gobierno español está haciendo esfuerzos por recuperar la inversión y el crecimiento. No es fácil. Para España fue relativamente sencillo subir del desarrollo similar al de México de 1960 al de país desarrollado de hoy. Pero la inversión en España es hoy mucho más costosa y difícil que en los países de Asia. Las generosas garantías sociales hacen difícil recuperar el crecimiento de otros tiempos. Los españoles de hoy no tienen los mismos incentivos para el trabajo duro que tuvieron sus padres al construir el milagro español.

Carro completo
De poco sirvieron las quejas a los abusos de Humberto Moreira. El PRI, con el gobernador Rubén Moreira, hermano de Humberto, se lleva carro completo en Coahuila otra vez. Parece que es verdad que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen.


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