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El domingo debía circular una caricatura que escenificaba el velorio de una rata entre las naves de lo que parece ser una iglesia. Varias ratas que están sentadas alrededor de la urna escuchan a otra que está ofreciendo un discurso desde un podio. "Nuestro querido Miguel fue honesto, colaborador, y solidario... lo recordaremos siempre como una tremenda rata".
En cualquier otro momento esa viñeta no habría provocado un escándalo. Weil entregó su trabajo con dos semanas de antelación para cumplir con los plazos de producción de la revista. Pero el miércoles 1 de octubre en la noche ocurrió lo imprevisto: el cruel asesinato del diputado chavista Robert Serra y su asistente María Herrera. Los editores juzgaron pertinente retirar la página donde estaba impreso el dibujo y se lo notificaron al autor, quien estuvo de acuerdo con la decisión.
En el castellano local una rata también alude a una persona malintencionada y que obra de acuerdo con una ética muy peculiar. Fue la manera de evitar "asociaciones de carácter político", como aseguró la revista en un remitido publicado el mismo domingo en su página web, pero también para no cavar aún más en la herida del chavismo más radical. Serra, de 27 años, fue uno de los intérpretes más destacados de la autodenominada revolución bolivariana entre la juventud.
La ausencia de la caricatura, sin embargo, llamó la atención debido al contexto en el que se ejerce el oficio periodístico. En el último año y medio tres de los más importantes medios de comunicación privados cambiaron de manos y abandonaron sus combativas líneas editoriales para alinearse con los intereses del Gobierno. Además, el comisionado presidencial para la Transformación Revolucionaria de Caracas, el periodista Ernesto Villegas, atizó el fuego al difundir la viñeta el domingo en la mañana a través de su cuenta de Twitter y revelar las razones por las que no había circulado. "Conviene investigar qué inspiró al autor para dibujar esto quince días atrás", escribió.
Esta alusión de inmediato le dio alas a la versión de cierto sector del chavismo, que sugiere que la muerte de Serra fue planificada por la oposición más extrema. "Eres un miserable hijo de puta, Weil", espetó el gobernador del Estado de Aragua, Tareck El Aissami en Twitter, al sugerir que la caricatura "se burlaba del dolor del pueblo chavista".
El despido de Roberto Weil, quien también publica su trabajo en el diario Tal Cual coloca de nuevo en el centro del debate la endeble postura de los nuevos capitanes de medios frente a las susceptibilidades del Gobierno. Fuentes del grupo editorial Últimas Noticias aseguraron a este diario que Héctor Dávila, el presidente del conglomerado de medios, que además incluye a los matutinos El Mundo Economía y Negocios y el deportivo Líder, dijo haber tomado la decisión de cesar al caricaturista después de las presiones de "alguien de muy arriba".
El régimen bolivariano ha mantenido un constante enfrentamiento con los dibujantes, que gozan de un enorme prestigio en este país, desde tiempos de Hugo Chávez. En 2000, cuando comenzaron a agriarse las relaciones con los medios, el finado presidente increpó al decano de todos los caricaturistas, Pedro León Zapata, del diario El Nacional, en una alocución pública. "¿Cuánto te pagaron por hacer esto?", preguntó un Chávez iracundo blandiendo en la mano un dibujo que mostraba un sable militar con la leyenda: "A mí me gusta la sociedad civil firme y a discreción". Se refería entonces Zapata en su interpretación a los tempranos esfuerzos de Chávez por mantener bajo su égida a toda la sociedad venezolana.
En septiembre ya había sido cesada del diario El Universal la caricaturista Rayma Suprani, una férrea crítica del Gobierno, después de elaborar una viñeta que asociaba el trazo de la firma de Chávez con la agónica línea de un monitor de pulso cardiaco.
Leído en http://internacional.elpais.com/internacional/2014/10/08/actualidad/1412726757_577422.HTML
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