Eugenio Mandrini 1936 |
Canto quemado
Soy un ruiseñor.
Cuando supieron que estando cautivos los ruiseñores solo cantamos de noche, me quemaron los ojos para que el canto durase todo el tiempo. No sabían, no podían saber, que aun en la ceguera más honda, el recuerdo de ese fuego sigue tan encendido en mí y es tal su éxtasis, que he olvidado cantar.
Soy un ruiseñor que brilla de otro modo.
Leído en http://airenuestro.com/2014/09/12/el-microrrelato-de-los-viernes-tres-micros-de-eugenio-mandrini/
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